El aumento de viajeros satura la estación de buses de Donostia a los 10 años de su apertura
Las cifras récord de turistas y de viajes de Lurraldebus hacen que la terminal acoja cada vez a más vehículos y usuarios, lo que «deja pequeña» la infraestructura
Primer viernes de septiembre en la estación de autobuses de Donostia. Los meses turísticamente más intensos han pasado, pero el trasiego de maletas continúa y ... gana por goleada a las mochilas de los pocos estudiantes que se aprecian aún en el interior de una estación que cumplirá diez años en enero y a la que siempre le ha perseguido la etiqueta de 'pequeña'. Y los datos de viajeros y turistas de Gipuzkoa todavía empequeñecen más una infraestructura que costó 32 millones de euros hace una década.
Desde que en septiembre de 2022 se implantaran las tarifas reducidas en el transporte público para hacer frente a la inflación, Lurraldebus, la compañía que da servicio a las líneas interurbanas de Gipuzkoa y que conecta con Bilbao o Vitoria, no ha parado de batir récords de viajeros. Después de un año de esos descuentos ganó 3,7 millones de viajes en doce meses y 100.000 más por semana, y en 2024 rompió de nuevo el techo de usuarios. Muchos de esos servicios salen y llegan a la estación de San Sebastián, como las líneas entre la capital y Alto Deba, Bilbao y Vitoria, que tuvo a inicios de 2023 4.917 viajeros diarios.
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Pero no solo la ciudadanía local ha incrementado el uso del bus. Las entradas hoteleras en Donostia han subido un 65% desde que se inaugurara la estación en 2016, el tráfico aéreo en Hondarribia ha aumentado un 84% y el autobús a Loiu, integrado ya en la Mugi, vio incrementados sus viajeros de 378.012 en doce meses a 510.863 en los doce siguientes. Además, este verano, la estación de autobuses ha sufrido un tensionamiento extraordinario por el corte de tráfico de trenes que se ha producido por las obras del 'tercer hilo' del TAV: el servicio alternativo organizado por Renfe ha supuesto una media de 170 autobuses diarios adicionales en la estación donostiarra, según datos de la operadora estatal.
En este contexto, y aunque para los foráneos su ubicación es «excelente», según destacaba un padre alemán que viajaba ayer con su mujer y tres hijos, la opinión no es la misma en los usuarios recurrentes, según pudo constara ayer este periódico de primera mano.
Accedemos a la estación y la saturación es palpable. Cola para subirse al Alsa de Madrid que estaciona en las primeras dársenas; cola para mirar la pantalla de salidas y llegadas y, al igual que en los dos últimos meses, cola también para preguntar al personal de Renfe dónde se coge el vehículo que sustituye al tren.
Los espacios disponibles son limitados y entre todos los viajeros que esperan está Jon, donostiarra que se dirige a Bilbao y que se encuentra algo esquinado por toda la gente que hay. «Esta estación de autobuses se quedó pequeña desde antes de que se construyera», transmite. «Con todo el tráfico que tiene de gente, turistas y todos los autobuses de Gipuzkoa que vienen, la estación ya estaba mal diseñada». Sobre los servicios que ofrece a los usuarios, no tiene muy buena opinión de los baños. «He tenido que usarlos y están muy descuidados», hasta el punto de que «aceptaría que fueran de pago si así estuvieran mejor». Se da cuenta de que su móvil no tiene cobertura y decide salir de nuevo a superficie hasta que llegue su autobús.
Las colas invitan a desviarse hacia el fondo del vestíbulo, donde Eva e Ignacio, que no se conocen, esperan sentados a la llegada de su autobús. La primera no oculta su indignación cuando le preguntamos por su opinión sobre la estación. «Me parece lamentable que Donostia tenga una estación tan cutre que no da abasto con el espacio que hay», expresa de forma tajante mientras Ignacio empieza a poner la oreja. «De acuerdo que necesitábamos una estación porque lo que no era de recibo era mojarse cuando llovía en la anterior», pero zanja con ironía que «dentro de unos años ya se hará otra, ya gastaremos más dinero, no pasa nada».
Ignacio, que escucha la conversación, entra al trapo. «Es la primera vez que estoy y pensaba que iba a ser un poco más grande. Casi no hay sitio para sentarse. Me he quedado sorprendido porque me parece un poco raquítica, le tenían que haber sacado mayor provecho una vez que construyes una nueva».
Taquillas de tres compañías
Caminamos hacia las dársenas abriéndonos hueco entre las colas que se forman en las taquillas de Alsa, Vibasa-Bilman Bus-Socibus y Lurraldebus, las únicas compañías que tienen ventanilla en la estación a pesar de que Flixbus, Blablacar, La Baztanesa, La Burundesa y La Estellesa también hacen parada en Donostia. Nos encontramos con Antonia, donostiarra con orígenes jienenses. «Lo que había antes era mediocre, a la de ahora le doy un 7. Tiene una cafetería, escaleras mecánicas, parking por si vienes en coche… Tampoco Donostia es enorme, pero viene muchísimo turismo y cada vez se nota más que hay mucha gente y menos espacio».
A mitad de camino del vestíbulo y de la superficie está el matrimonio formado por Mila y Antonio. A pesar de vivir en Zaragoza son de Ordizia y Alzaga, respectivamente, por lo que conocen la estación por sus visitas a Gipuzkoa. «Me parece muy cómoda», transmite Mila. «Acabo de venir de la de Pamplona y esta de Donostia me parece más grande, y además tiene una gran ventaja: los buses y los trenes están en el mismo sitio, allí en Pamplona las dos estaciones están lejos».
El aire vuelve a correr a la salida de la estación. Inge se encuentra sentada en el pretil de la barandilla del río esperando a que llegue la hora de entrar a trabajar. Esta joven donostiarra conoce bien las estaciones de Vitoria y Bilbao y dice que «la de Donostia me gusta, es pe queña y fácil de llegar a los autobuses. A mí me gusta que sea más manejable».
No se contempla una fusión con el vestíbulo de la estación del TAV
Entre las numerosas quejas que ha recibido este periódico durante el verano por parte de usuarios de la estación de autobuses suele colarse una posible solución recurrente: que la actual terminal se fusione de alguna forma con el vestíbulo soterrado que se está construyendo en la estación de Atotxa para acoger el tren de alta velocidad (TAV), y lograr así una mayor amplitud. Sin embargo, las instituciones descartan esta opción porque la estación de bus está a una cota -2 mientras que el vestíbulo de Atotxa estará en una -1. Es decir, se encuentran a diferentes alturas. La unión entre ambas solo podrá hacerse recorriendo el pasadizo de Egia.
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