La Audiencia de Gipuzkoa impone 11 años a un varón que intentó asesinar a su exmujer
El acusado se hizo pasar por el casero dela vivienda en la que ella residía y la citó en el inmueble, donde intentó estrangularla
Once años de prisión, quince de alejamiento y 15.000 euros de indemnización por los daños morales que le causó. Es la pena impuesta ... por la Audiencia Provincial de Gipuzkoa a un varón que intentó asesinar a su expareja hace dos años en una localidad del territorio, según han informado fuentes jurídicas. El acusado se hizo pasar por el casero de la vivienda en la que ella residía y la citó en el inmueble con la excusa de que tenía que acudir con un electricista. Una vez en el piso intentó estrangularla.
Los hechos que ahora han sido sentenciados por la Sección Tercera de la Audiencia Provincial se remontan al 4 de septiembre de 2017. El acusado, que había tenido una relación sentimental con la víctima, planificó los hechos hasta el mínimo detalle. El hombre llamó a su excompañera por teléfono y simuló que era el propietario del domicilio en el que ella residía. Le comunicó que tenía que acompañar a un electricista para realizar unos arreglos y le citó a las tres de la tarde.
Noventa minutos antes de la hora señalada, el encausado se personó en la vivienda y accedió a su interior. Para ello, utilizó una copia de las llaves con la que se había quedado tras la ruptura de la relación sentimental.
El acusado aguardó a la víctima dentro de la casa y bajó las persianas para que no le viera
ESPERA
La mujer aprovechó un descuido y pudo salir a la calle, donde pidió ayuda
HUIDA
El investigado, con la intención de evitar que su expareja pudiera defenderse del ataque e impedir que pidiera auxilio, bajó la persiana del dormitorio y arrancó la cinta que permite la manipulación de este elemento. Asimismo, cortó la luz y se quitó las botas que calzaba para no hacer ruido. Además, para que la mujer no advirtiera su presencia, se colocó unos guantes, una gorra y un buff que le tapaba la cara para no ser reconocido. Así, aguardó a que llegara su excompañera.
Al dormitorio
La víctima entró en el domicilio minutos antes de las dos y media de la tarde. Tras cruzar el umbral de la puerta se dirigió al dormitorio. Nada más acceder a esta dependencia, el acusado se abalanzó sobre ella con ánimo de acabar con su vida. En aquellos instantes, el varón le puso un pañuelo en la boca y con la otra mano le arrebató el móvil y lo tiró al suelo para evitar que pidiera ayuda. A continuación, intentó estrangularla. Le apretó con fuerza el cuello para que se quedara sin respiración y seguidamente, colocó la cabeza de la mujer debajo de su brazo a la vez que le oprimía también el cuello.
La expareja opuso toda la resistencia que pudo, lo que dio lugar a un forcejeo en el transcurso del cual cayó al suelo. Esta circunstancia fue aprovechada por el acusado, que apretó con sus piernas el cuello de la mujer, mientras con sus dedos índice y corazón le presionaba la faringe.
Pese a esta situación, la mujer logró zafarse de su agresor y salió al descansillo de la casa para pedir auxilio a los vecinos. El procesado, sin embargo, la persiguió, la agarró del cuello y asimismo la sujetó de las axilas para introducirle de nuevo al interior del piso. «O entras por las buenas o por las malas», le dijo antes de propinarle dos golpes contra la pared. Pese a todo, la víctima consiguió escapar de su agresor. Para ello, aprovechó un descuido y pudo salir a la calle y pedir ayuda.
A consecuencia del ataque, la víctima sufrió hematomas, contusiones, contracturas... lesiones que tardaron cinco días en curar y por las que, según la sentencia, deberá ser indemnizada con 150 euros.
Homicidio o asesinato
Durante el juicio que se celebró en diciembre en Donostia a puerta cerrada, la Fiscalía consideró que los hechos eran constitutivos de un delito de homicidio en grado de tentativa y solicitó para el acusado una pena de nueve años y seis meses de prisión. Asimismo, reclamó que durante quince años se le prohibiera acercarse a una distancia inferior a 500 metros y que tampoco pudiera comunicarse con ella. Reclamó de igual manera que el investigado indemnizase a la mujer con 3.000 euros por los daños morales causados y con 150 por las lesiones que le produjo.
La acusación particular, que en el proceso ha ejercido la víctima del ataque, estimó que el investigado debía ser sentenciado por un delito de asesinato en grado de tentativa. Este posicionamiento fue defendido en la vista por el letrado Juan Carlos Morillo que ha representado a la mujer.
Finalmente, el tribunal, compuesto por los letrados Mari Carmen Bildarratz, Jorge Juan Hoyos y la presidenta de la Sección Tercera y ponente de la sentencia, Jone Unanue, ha concluido que el acusado incurrió en un delito de asesinato en grado de tentativa, por lo que le ha impuesto los once años de prisión.
La resolución no es firme y puede ser recurrida en casación ante el Tribunal Supremo.
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