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¿Ataque o juego? El enigma de las orcas
Naturaleza. Los toques a barcos comenzaron en 2020, cuando estos cetáceos pudieron sufrir un «hecho traumático». Los expertos no se ponen de acuerdo sobre los motivos
Domingo, 27 de julio 2025
A principios de los noventa, la película 'Liberad a Willy' disparó la popularidad de las orcas gracias a la historia de un ejemplar encerrado en un acuario que, con la ayuda del joven protagonista, finalmente logra superar las barreras del recinto para ser liberado en el mar. El filme situó a este animal en el imaginario de muchas personas y desde entonces, sus apariciones cerca de la costa generan especial expectación. Los avistamientos son aún más sonados en lugares en los que la presencia de estos mamíferos no es habitual y, sobre todo, cuando deciden interactuar con el ser humano. Esto es precisamente lo que sucedió el pasado lunes en la costa de Gipuzkoa, unas dos millas mar adentro a la altura de Deba. Un velero francés se topó con tres ejemplares que, tras perseguir la embarcación, la tomaron con el timón causando desperfectos que imposibilitaron su navegación.
Es la primera interacción con contacto entre una orca y un barco en aguas vascas. Algo inédito que genera preguntas acerca del comportamiento de estos animales. ¿Es normal que actúen así? ¿Atacan directamente a los seres humanos? La complejidad de las condiciones de las orcas dificulta la búsqueda de respuestas, pero expertos que han dedicado años de investigación a estos seres marinos coinciden en una cosa. «No atacan a las personas». Estas actitudes están relacionadas con otros aspectos, mucho más complejos, que se alejan del interés hacia el ser humano.
Enredada en el palangre
Según se extrae de los registros del Grupo de Trabajo Orca Atlántica (GTOA), no se identificaron interacciones con toques en embarcaciones antes de 2020 en el arco de acción de la orca ibérica –desde el estrecho de Gibraltar hasta el Golfo de Vizcaya–. No obstante, el comportamiento de esta especie cambia a partir de entonces. «Comenzamos a registrar interacciones con contacto en barcos después de 2020. No lo sabemos a ciencia cierta, pero creemos que existe un hecho que motivó ese cambio de comportamiento», explica Alfredo López, biólogo del GTOA.
«En su momento registramos un incidente en el que una orca se enredó en el palangre –línea de la que cuelgan numerosos anzuelos con cebo– de una embarcación. Se quedó atrapada. Pensamos que sucesos de ese tipo pueden haber causado una especie de reacción de las orcas respecto a los barcos», desvela López.
Es decir, una especie de hecho traumático que ha propiciado un mecanismo de defensa en estos animales. «No creemos que sea un juego. Después de examinar decenas de horas de grabación y muchísimos informes, en el grupo consideramos que estas actitudes no son lúdicas». El biólogo utiliza un ejemplo real para justificar esta hipótesis. «Si se trata de una manada de orcas juveniles, podría cuadrar con la teoría del juego. Pero tenemos grabaciones en las que los ejemplares que interactúan son adultos, y cuando tienen una cría siguen haciéndolo», relata.
«Les resulta muy difícil sacar adelante a sus cachorros, por lo que si se los llevan a interaccionar con los barcos, tiene que ser una motivación más potente que la propia maternidad, y un juego no lo es. Es algo más». Cuando un ejemplar se acerca a una embarcación y comienza a golpearla, «lo que pretenden es detenerla», concluye López. «Identifican la velocidad como una amenaza y, de una manera defensiva, lo que intentan es detener el barco, posiblemente para evitar algo que les pasó en algún otro momento».
16 'orcas Gladis' identificadas
Este cambio de comportamiento se traduce también en números. En 2020 el GTOA tenía localizados nueve ejemplares que tocaban barcos –denominadas 'orcas Gladis'–. Ahora, en cambio, están identificadas al menos 16 individuos que han interactuado con embarcaciones. Y el 'modus operandi' es el mismo. «Visualizan un barco veloz y lo persiguen. Primero compiten en velocidad, como los delfines, y cuando ya han ganado, examinan la proa. Mueven el timón y observan que hay una reacción, que el barco se mueve y ralentiza su marcha. Entonces, como quieren detenerlo, lo golpean con la cabeza hasta llegar a romperlo en algunos casos», explica el experto en biología marina.
La subespecie que ha hecho acto de presencia esta semana en aguas guipuzcoanas es la orca ibérica. Como bien indica su nombre, frecuenta los mares que bañan las costas penínsulares. Desde el Mediterráneo al Golfo de Bizkaia, pasando por el estrecho de Gibraltar y Portugal. En el Cantábrico han sido avistadas hasta en tres ocasiones en los últimos siete días. Tras el encuentro en Deba, también ha habido contacto a la altura de Gorliz (Bizkaia), y el viernes en Llanes (Asturias). Pese a estas apariciones consecutivas, es una especie que está «en grave peligro de extinción», señala Gorka Ocio, observador científico del grupo Verballenas. «Hay detectados menos de 50 ejemplares, 16 de ellos 'Gladis', que son los que están causando problemas estos días», especifica Ocio. Sobre los últimos incidentes, este especialista descarta que se trate de ataques. «Lo que hemos visto hasta ahora no son ataques –defiende–. Si una orca arremete con intenciones ofensivas contra un barco, lo hundiría rápidamente. Estamos hablando de depredadores que cazan ballenas, tiburones y otros animales de grandes dimensiones de una manera espeluznante».
A diferencia de Alfredo López, Ocio se decanta por el carácter lúdico de estas interacciones. «No lo tenemos claro, pero creemos que se trata de un entrenamiento para los cachorros, como un juego para ellos. Pero no tienen ninguna intencionalidad destructiva. Simplemente siguen a los barcos, los tocan y, como tienen mucha fuerza, rompen el timón», indica. «Son animales tan fuertes que no controlan la intensidad de sus golpes».
«No creemos que sea un juego, sino que ven la velocidad como un riesgo e intentan parar el barco en una maniobra defensiva»
Alfredo López
Biólogo del GTOA
«No son ataques. Las orcas cazan tiburones y ballenas y podrían hundir un velero; creo que es entrenamiento para las crías»
Gorka Ocio
Observador científico Verballenas
Ambos expertos coinciden en la peligrosidad de estas interacciones. «Los timones son muy frágiles y si se rompen no se puede navegar», expresa López. «Es lógico que los tripulantes de los barcos afectados sientan temor. Una vez te rompen algo y te paran, las orcas se van, pero te quedas solo en la mar, lejos de tierra y desamparado. Es normal sentir miedo», añade Ocio.
Aunque la interacción registrada en Deba haya sido la primera en Euskadi, la presencia de este cetáceo en nuestra costa «no es novedosa», avisa Ocio. «Siempre ha habido orcas. Lo que pasa es que ahora tenemos tendencia a grabarlas y nos enteramos antes». Un claro indicio de ello es su alimentación. «Es una subespecie residente, se alimenta específicamente de atún y bonito, que es lo que tienen por aquí», reflejan desde GTOA.
A diferencia de la ibérica, otras especies de orcas se alimentan a base de «focas, ballenas, tiburones y otros pescados como el arenque». Esta subespecie está tan acostumbrada a su alimento que incluso lo persigue alrededor de la península ibérica. «Siguen a los bancos de atunes. Aparecen en el Mediterráneo cuando están desovando y los persiguen por el estrecho de Gibraltar, por la costa marroquí, van subiendo por Portugal y Galicia hasta aparecer en el Golfo de Bizkaia», describe Ocio. Actualmente se han observado «doce orcas en la costa de Tánger, otro grupo en Portugal y, finalmente, la manada que ha venido hacia aguas vascas».
«Este año han llegado antes»
Pero este año ha sucedido algo fuera de lo común. «Esta orca normalmente se avista aquí en octubre, noviembre y diciembre. Este año ha llegado muy pronto, a principios de junio. Nosotros vinculamos esto con la gran cantidad de bonito y atún rojo que ha entrado», señala el especialista de Verballenas.
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Cerca de la costa. Programar las rutas lo más próximo posible a la costa, dentro de los límites de seguridad.
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Salvamento marítimo. Notificar el avistamiento al Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo más próximo mediante el canal 16 VHF. Estos centros siempre están a disposición de los navegantes y atenderán cualquier emergencia que se pueda producir.
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Lugares seguros. Lo más adecuado es que las personas a bordo de la embarcación se sitúen en lugares seguros ante posibles golpes o movimientos bruscos que pudieran ocasionar lesiones o caídas al mar.
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Sin medidas disuasorias. Las autoridades recuerdan que está prohibido emplear medidas disuasorias contra las orcas que puedan causar muerte, daño, molestia o inquietud a estos cetáceos.
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Recabar información. Hacer fotos de los ejemplares para tener un mejor registro e identificación y proporcionar datos sobre la embarcación y el encuentro con la orca al correo orcas@sasemar.es.
Las características de la orca ibérica varían respecto a la atlántica. La gama de colores es «casi idéntica», pero son diferentes en otros aspectos. «El tamaño, el comportamiento y la alimentación son distintos. La orca ibérica es más pequeña, mide seis metros, y la atlántica suele medir nueve», compara López. La alimentación, como se ha indicado, también varía en función de las aguas que frecuenta. «La ibérica solo se alimenta de atún, no come nada más. Pero otras especies tienen una alimentación,más variada, que puede ir desde focas o arenques hasta tiburones y ballenas».
El comportamiento es la mayor incógnita. «Hemos investigado muchísimo y hemos analizado cientos de documentos gráficos. Aunque no hemos encontrado una respuesta para todas nuestras preguntas, sí que hemos conseguido detectar algunos patrones en las manadas que nos dan pistas sobre su forma de actuar», desvelan desde el Grupo de Trabajo Orca Atlántica.
Créditos
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Vídeo Claude Dastugue
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