«Aunque sea tu ama, si no te tomas un descanso en los cuidados, no aguantas»
María Lourdes reside con su hija Margot en Hondarribia; en julio estuvo en una estancia temporal en Txara dos semanas y el mes que viene repetirá
La convivencia nunca es fácil, y menos aún cuando con quien se comparte hogar es una persona dependiente. Hace trece años que María Lourdes ... Iturrioz vive con su hija, Margot Gaztelumendi y el marido de esta en Hondarribia. «Siempre ha sido una mujer muy dispuesta, que nos ha puesto las cosas fáciles», reconoce Margot sobre su madre, pero dedicarse a diario a ella, sobre todo en los últimos tiempos –recientemente ha sufrido un ictus por segunda vez– ha supuesto un gran esfuerzo familiar. «Aunque sea tu ama, si no te tomas un descanso en los cuidados no aguantas», dice Margot mientras acaricia la frente a María Lourdes.
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Apenas se maneja para moverse sin ayuda y también necesita asistencia para comer. El servicio de estancias temporales ha supuesto un cambio de vida para Margot y su marido, que consideran «necesario» descansar de vez en cuando para poder seguir con los cuidados de María Lourdes de la mejor de las maneras. «En cuando conocimos esta opción a través de los servicios sociales, no dudamos en probarla. Primero hice un cursillo de cuidadora de la mano de la Diputación de Gipuzkoa y de ahí pasé a llevar a la ama a estas estancias. Nos saben a gloria», admite. El pasado mes de julio estuvo dos semanas en Txara, residencia que le han asignado desde el primer momento, y «si todo va bien» en septiembre volverá otra quincena. Además, el resto de meses del año pasa cinco días en este centro, lo que da «un chute de energía» a su hija, que además se siente «muy tranquila porque desde el primer día que ha ido le han tratado fenomenal. Tienen actividades de todo tipo, como dibujo o canto, y las profesionales del centro son estupendas», reflexiona.
Encantada
Aunque María Lourdes se encuentre ahora en un momento «más delicado» y tenga dificultades para el habla, la primera vez que acudió a Txara con una estancia respiro se comunicaba perfectamente. «Ella no quería ir a una residencia, pero desde el principio estuvo encantada», recuerda Margot. «Solía decir que iba a un hotel y cuando le llamaba por teléfono para ver qué tal estaba apenas me respondía. Estaba entretenida y con mejores planes. Las últimas veces que ha ido, ya se encontraba algo peor pero, pese a que no hable, es cruzar la puerta del centro y que se le dibuje una sonrisa de oreja a oreja en la cara. Eso nos dejó supertranquilos».
En Txara «ya le conocen» y «eso se nota. Todo es más fácil así», valora Margot, que hace hincapié en la importancia de «cuidar al cuidador, y esa es otra forma de hacerlo. Es algo muy importante, porque cuidar a una persona dependiente te quita mucha energía por mucho que sea tu madre, como es el caso. Además, físicamente también puedes hacerte daño. En mi caso», admite, «me suele doler la espalda de coger su peso, porque ya no puede poner de su parte y cuesta levantarla». Además, tiene sus efectos en el ánimo. «Según el día te puede crispar y repercute en la relación de la pareja aunque no quieras. Es un servicio muy recomendable».
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