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Los pescadores Patxi Mayoz y Unai Izagirre muestran ejemplares de almeja asiática recogidas en el río Oria, en Aginaga. FOTOS LOBO ALTUNA
La almeja asiática llega a los ríos de Gipuzkoa

La almeja asiática llega a los ríos de Gipuzkoa

Detectan en el Oria los primeros ejemplares de esta especie invasora, una de las más dañinas para el ecosistema

Oskar Ortiz de Guinea

San Sebastián

Viernes, 10 de enero 2025

Se encuentra en la lista de las 20 especies exóticas invasoras más dañinas presentes en la Península Ibérica, donde su existencia se constató por primera vez en 1981. Los diferentes estudios de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) habían detectado la 'Corbicula fluminea', el nombre científico de la almeja asiática –txirla asiarra en euskera– en el cauce de este río a su paso por Navarra, pero no en Euskadi. Sin embargo, este molusco propio de aguas dulces ha llegado a Gipuzkoa. Concretamente al menos al río Oria, donde su existencia es un hecho desde hace pocas semanas. «Desde luego, es la primera cita en el territorio. No teníamos constancia de ello», confirma Manu Rubio, biólogo de la asesoría medioambiental Ekolur, que realiza el seguimiento anual de la fauna de los ríos de Gipuzkoa.

Tampoco la Diputación –según fuentes forales– había observado este tipo de almeja, cuyo impacto «puede ser preocupante», agrega Rubio, debido al impacto que suele tener en la biodiversidad fluvial autóctona y en los sistemas hidráulicos, «causando grandes pérdidas económicas», según precisa el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, que aclara que «no se conocen efectos directos sobre la salud humana», aunque no sea apta para su consumo al tratarse de un organismo capaz de filtrar todo tipo de sustancias presentes en el agua, como metales pesados y tóxicos.

De momento, su población está lejos de las llamativas imágenes recogidas el pasado noviembre en Navarra, concretamente en el Canal de Lodosa y el Imperial, cuyo fondo estaba plagado tal como se pudo apreciar tras ser vaciado para realizar labores de mantenimiento. Esta masiva presencia demuestra la gran capacidad invasora de la especie, que no llegó a la comunidad foral hasta 2019 –primero en el Ebro y luego en sus principales afluentes, Aragón y Arga–.

«En Navarra hay mucha preocupación porque en la Ribera, concretamente en los canales de riego, hay algunas poblaciones muy amenazadas de río autóctonas del género Margaritifera», explica Arturo Elosegi, catedrático del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU. «En Gipuzkoa –añade– apenas quedan almejas de río, pero la asiática podría dar la puntilla a las nativas que queden, o impedir la recuperación de las mismas».

Además, este experto en ecología fluvial avisa del efecto de este molusco en «infraestructuras hidráulicas, taponando tubos y filtros de suministro de agua, como hace el mejillón cebra». En este sentido, tanto Elosegi como Rubio coinciden en el mayor riesgo que representa esta última especie.

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«Hace 15 días»

La primera constatación de la almeja asiática en aguas del Oria correspondería a Patxi Mayoz. Este vecino del barrio usurbildarra de Aginaga tiene 54 años, y toda su vida ha vivido pegado al río. Su casa se encuentra a muy pocos metros del cauce, a unos 8.000 metros de la desembocadura. «Desde pequeño hemos jugado en el río y solíamos bajar a pescar almejas, mejillones, lapas, quisquillas...». También angulas, una de sus aficiones. Casi a diario coge su txalupa, aunque solo sea para cruzar al otro lado con su perro 'Pintto' para dar una vuelta por el monte Andatza. Durante la segunda marea hábil para la pesca de la angula, se adentró en el Oria y se topó con la 'Corbicula fluminea'. «Hace muchos años que no se veían almejas por aquí tan arriba, pero hace unos quince días vi un tipo que nunca antes había visto», recuerda. Consciente de la especie de la que podía tratarse, compartió su hallazgo con otros anguleros asociados como él en Euskadiko Angulero Elkartea.

Su presidente, el oriotarra Unai Eizagirre, apunta que «nos pareció que se trataba de almeja asiática, una especie que se propaga rápido, por lo que avisamos de ello a un guarda foral para que avisara a quien tuviera que avisar», explica el oriotarra. «Como pescadores y como personas que nos hemos criado y educado al lado del río, nos preocupa que el río esté en las mejores condiciones. Y si hay que tomar alguna medida para evitar la propagación de esta almeja, mejor hacerlo cuando no sea tarde», agrega el presidente de los anguleros vascos, ya que los expertos convienen en que es una especie «muy prolífica» y «con pocos depredadores» que pongan en peligro su supervivencia.

Para poder ilustrar esta información, ambos pescadores se prestan a surcar el río en el barco de Mayoz hasta dos graveras formadas en sendos meandros que forma el Oria. Según avanza la embarcación, va levantando varios bandos de gaviotas y garcetas, y también varios patos y cormoranes, para los que «las angulas son un banquete» en las cuencas del Oria, Deba o Urola.

Los fondos de arena, limo o grava son un hábitat del gusto de la almeja asiática. Nada más bajarnos sobre el pedregal, el fotógrafo propone recoger varios ejemplares, y en apenas 5-6 segundos son capaces de reunir un puñado cada uno. También hay bastantes conchas vacías. «Lo que nos preocupa es que hasta hace dos semanas no habíamos visto estas almejas, y en poco tiempo no hace falta andar rebuscando para hallarlas», afirman. Unos 600 metros más arriba hay menor presencia de almeja pero bastantes conchas, «lo que puede indicar que hay almeja más arriba y la ha arrastrado la corriente», objeta Eizagirre, consciente también del efecto de las corrientes marinas.

Su procedencia

La manera en la que esta especie procedente de Asia ha podido llegar a Gipuzkoa es por el momento una incógnita, pero Arturo Elosegi propone varias formas. «Depende de dónde haya aparecido las vías de entrada potenciales serían unas u otras. Se ha detectado el transporte involuntario de almeja asiática a largas distancias en el agua de lastre de embarcaciones, pero también pegada a embarcaciones pequeñas o a aparejos de pesca». En el caso del Oria, este biólogo «apostaría por esto último». Aunque lo más probable haya sido una introducción accidental, «tampoco se puede descartar el transporte voluntario, que hay gente de todo tipo».

En este sentido, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente propone también en su Catálogo español de especies exóticas invasoras la posibilidad de la intervención humana al emplearse esta almeja «como cebo para pesca deportiva» –algo prohibido– o «como alimento en acuariofilia», debido a su rico contenido proteico y de calcio.

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