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Antes de iniciar su carrera política como concejal de Euskera en Beasain en 2003, ya era un activista de su idioma natal. Lo ha seguido siendo durante las dos últimas décadas, desde círculos familiares y de ocio, y como alcalde de su localidad natal entre 2015 y 2020. Ahora observa la realidad del euskera desde la atalaya del Gobierno Vasco. Por muy campechanas que sean sus formas y cercano su trato, Aitor Aldasoro Iturbe (Beasain, 1967) ostenta un cargo de alto rango. Desde septiembre, es el viceconsejero de Política Lingüistica.
– ¿Cómo se ve desde ahí arriba el euskera?
– Con otra responsabilidad. En casa nos inculcaron la importancia de la política y la gestión de lo público y cuando entré en el Ayuntamiento fue precisamente por temas de euskera. Ves las carencias que hay e intentas transmitir las bondades de vivir en nuestro idioma. Ahora me toca proyectar la política lingüística, cómo queremos que sea el panorama dentro de una década. Es una responsabilidad y un orgullo.
– ¿Cuál es el rol que corresponde a su departamento?
– Egin eta eragin. Hacer e impulsar. Cuando en 2015 llegué al puesto de alcalde, tomé como algo propio el euskera, porque entendía que era la alcaldía la que debía promover la transversalidad. El mundo del euskera no puede ser una isla. El gran reto que tenemos, y el salto cualitativo, tiene que venir de la mano de la transversalidad.
– Un concepto que requiere un desarrollo. ¿Qué quiere decir?
– Lo que quiero decir es que no estamos ante un tema solo de los euskaldunes. Hay que quitarse el sombrero ante la gente que ha venido de otros países o comunidades y ha decididdo que sus hijos hablen euskera. El número de jóvenes que habla mejor castellano que euskera pero es bilingüe, es decir, los que vienen del castellano, es mayor que el de los bilingües euskaldunes. Somos un cruce de caminos. En Euskadi estamos abocados a recibir a gente de fuera. Tenemos que intentar que conozcan nuestras bondades, nuestra identidad y nuestras maneras de ser. Dentro de ese capítulo, lo que es trascendente para nosotros es la lengua.
– ¿Cómo aplica desde su viceconsejería esa transversalidad?
– El primer trabajo es el de persuadir. El lehendakari lo tiene claro. No es un tema del departamento de Política Lingüística. Es un quehacer de deportes, del mundo laboral, de las nuevas tecnologías, de la juventud... de Educación, motor de todos los procesos. Toca persuadir en todos esos campos y compartir la responsabilidad del euskera.
– ¿Puede aterrizar la idea en algún ejemplo?
– El mundo del deporte, por ejemplo. O se euskalduniza desde el deporte o solo se va a poner un parche. Y así en todos los ámbitos. Estamos juntándonos con los clubes para ver qué proyectos podemos llevar a cabo y sistematizar formas de actuar que calen. Más ámbitos: para nosotros resulta estratégico el sector de las nuevas tecnologías. La juventud canaliza a través de ellas sus relaciones. También emerge el mundo de la inteligencia artificial...
– Cita mundos de lo más globalizados...
– Sí, pero nos presentan una oportunidad. Ya hay diccionarios neuronales y estamos viendo proyectos piloto donde hay una traducción simultánea en voz. Tenemos que generar un corpus para dar de comer a todo ese campo de la inteligencia artificial o las tecnologías del lenguaje. A los gigantes de las telecomunicaciones tenemos que dejarles en bandeja que puedan dar la opción de elegir el euskera. Ahí puede haber un avance importante. Debemos generar condiciones para que la gente quiera utilizar esas herramientas con el euskera integrado. Es un ámbito de gran coste económico, pero estratégico.
– ¿Podría hablarnos de aglún proyecto concreto?
– El traductor neuronal Itzuli. Está funcionando con calidad. Los medios de comunicación también empiezan a trabajar con la inteligencia artificial. Si entras en ChatGPT, aunque no hay creatividad, porque te escribe de lo pasado, te puedes encontrar con discursos elaborados. Es el camino, pero para transitarlo debemos tener la capacidad de utilizar un buen lenguaje, y para eso existen agentes como Euskaltzaindia que son importante, o entidades como el Centro Vasco de Terminología y Lexicografía UZEI. A partir de una buena base, se trata de ir implementando estas herramientas.
– ¿Qué capacidad tiene el Gobierno Vasco para ello?
– Hablamos de proyectos industriales. En los presupuestos de este año ya hay partidas para temas de inteligencia artificial donde el que ha puesto el dinero es Industria. Ese es el eje de la transversalidad. Hay buenos proyectos que están desarrollando Elhuyar, Vicomtech, Hitz taldea de la UPV... Ahí tenemos el germen. Nosotros, como Gobierno, queremos incentivar que las empresas se impliquen para desarrollar este tipo de innovaciones y poder ofrecer sus servicios, no solo con el euskera como fondo, sino por pura competitividad en el mercado.
– ¿Cuesta mucho hacer pedagogía por el euskera?
– Nosotros abordamos los temas específicos de la propia lengua pero ahí fuera están los temas que avanzan con la propia sociedad y son otros departamentos los que los gestionan. Invertimos muchas horas en acordar proyectos. Por ejemplo, es estratégico el frente de los espacios no formales. Muchos jóvenes cursan todos los estudios en euskera, pero van a la calle y, ¿con qué se encuentran? Tiene su importancia sacar del estatus administrativo la lengua y llevarla a esos entornos no formales. Son el departamento de Juventud o Deportes los que controlan ese mundo. Nosotros somos un apoyo y aportamos unos ejes que creemos interesantes.
– Háblenos de ese campo específico que les atañe directamente.
– En el conocimientod del euskera, el proyeto estrella es la gratuidad de la enseñanza. Estamos avanzando paulatinamente, con buenos resultados de matriculación. Hay un crecimiento del 20% en cursos iniciales. En el nivel A-1 la enseñanza ya es gratuita. En el resto de etapas se irá ajustando. Los perfiles son diferentes. En iniciación, una parte importante de alumnos a mitad de curso dejan de estudiar. Estamos estructurando todo eso. Se irán dando pasos.
– ¿Para cuando la gratuidad efectiva y completa?
– Creo que la conseguiremos paulatinamente.
– Más allá de la gratuidad, ¿cuánto de complicado es acceder al conocimiento del euskera?
– Estamos desarrollando el proyecto Ingura, una herramienta digital de autoaprendizaje. En fase inicial está preparada. Ya proporciona vídeos y material de diverso tipo. Eso nos lleva a que tengamos que trabajar con políticas migratorias y con los protocolos de acogida. Es una cadena, que acercará a las personas a los euskaltegis. El objetivo es ofrecerles el idioma como un elemento dentro de una forma de ser que te permite conocer otro mundo.
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– Muchos vienen a trabajar.
– El mundo laboral nos plantea otro reto: que las personas que están trabajando puedan estudiar euskera dentro de sus jornadas laborales. Vamos a ver qué herramientas tenemos para que las empresas se animen.
– Pasemos del conocimiento a la utilización.
– Tenemos que fomentar entornos para ello. Y hay un suelo importante gracias al trabajo que se ha hecho por las asociaciones. En el ámbito del ocio, si tenemos un 75% de la juventud conocedora del euskera, lo que tenemos que hacer es dar posibilidades para que puedan hablarlo. Contamos con proyectos, junto a ayuntamientos y diputaciones para desarrollar técnicas sobre cómo actuar para sistematizar la utilización del euskera.
– Por ejemplo...
– En esta legislatura queremos alcanzar un gran pacto entre municipios, clubes deportivos y diputaciones para llevar a cabo distintos proyectos. El fomento del euskera no empieza ahora, pero tenemos mejores condiciones que en 2003. Había dinero para promover la utilización, pero no las mismas herramientas que ahora.
– ¿En qué han mejorado las condiciones?
– La cantidad de personas conocedoras ahora es mucho mayor. Socialmente la receptividad es mucho mayor. Y también es mayor el número de personas que ven con normalidad que sus hijos e hijas puedan hablar los idiomas de aquí.
– ¿Se refiere a los inmigrantes?
– Las políticas migratorias no son nuevas. En la industrialización vino mucha gente que decidió llevar a sus hijos a estudiar euskera. Si aquí cada vez nacen menos, es obvio que si solo hablamos los que sabemos... La cadena de transmisión no puede parar. Tenemos datos de que la transmisión va por buen camino pero hay que afinar.
– Ya que cita datos. ¿Cuál es el dignóstico lingüístico de hoy?
– Hay tres realidades distintas. En la CAV los números van a mejor, no a la velocidad que quisiéramos, pero a mejor. La utilización está creciendo más en las ciudades. En Navarra conviven dos circunstancias muy diferentes, en la parte donde el euskera es oficial y en la que no lo es. En la primera los datos son similares a los de la CAV y en la segunda, son malos.
– ¿Y en Iparralde?
– En el País Vasco francés entran 12.000 personas (98% de cerca de París) y se van 9.000 de media. Hay un dato que dice que el 60% ve con normalidad que la gente hable francés y euskera. Se puede ver la botella medio llena o medio vacía, pero hay que ver si tiene agujero por donde se escapa el agua. Creo que en Iparralde hay mimbres para ver que se pueden llevar políticas para implantar el conocimiento, la transmisión y la utilización.
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