Aintzane Pujana recibió más de seis puñaladas y fue hallada cerca de la casa donde pasó el día 31

La policía autonómica se centra ahora en reconstruir los últimos movimientos de la víctima antes de que desapareciera. Fuentes consultadas señalan que en Nochevieja estaba alojada en el establecimiento rural Haizeaberri, situado a pocos metros de donde fue hallado el cadáver. Se trata del mismo agroturismo que la Ertzaintza tuvo que desalojar la noche del 31, ya que en su interior se estaba celebrando una fiesta que incumplía la normativa sanitaria por el Covid-19. La policía recibió un aviso y se personó en el lugar sobre las 03.30 horas de la madrugada. Un total de 20 personas fueron identificadas, todas ellas jóvenes de localidades de la comarca de Urola-Kosta que habían alquilado el establecimiento para esa noche, por superar el límite de reunión permitido y por no llevar mascarillas.

Por el momento, no hay ninguna evidencia que relacione la fiesta o sus participantes con el asesinato de la mujer, pero lo cierto es que ella se encontraba en la misma casa rural cuando tuvo lugar la celebración. La autopsia será clave para determinar si murió esa misma noche, ya que su desaparición se denunció al día siguiente, en Año Nuevo, pero su cadáver se descubrió este lunes, día 4. La víctima no se encuentra entre los identificados por la Ertzaintza en la mencionada fiesta. Todas las personas que estuvieron aquella noche en el agroturismo están siendo interrogadas por los agentes encargados de la investigación, con el fin de recabar pistas sobre los movimientos que pudo hacer la mujer aquella noche, con quién estuvo, cuándo, dónde fue vista por última vez, etc.

La Ertzaintza registró la denuncia por su desaparición el día 1 de enero. Fue su pareja, que no se encontraba alojada en la casa rural, quien acudió a comisaría para alertar a la policía de que no tenía noticias de Aintzane Pujana. La policía la incluyó en la lista de desaparecidos y elaboró, como suele hacerse en estos casos, un cartel con su fotografía, sus datos personales y la ropa que vestía cuando fue vista por última vez. En el aviso se indicaba asimismo que existía la posibilidad de que fuera localizada en el extranjero, y se precisaba que la mujer necesitaba medicación.

Unos operarios que se encontraban retirando basura en una zona de matorrales junto al río Urola hallaron sobre las 11.00 horas del lunes un cuerpo sin vida, que se encontraba «boca abajo y con los pantalones un poco bajados», según el testimonio de uno de ellos.

La víctima coincidía con la descripción física de Aintzane Pujana y vestía la misma ropa que llevaba cuando desapareció, unos vaqueros y un plumífero blanco, además de una camiseta rosa. Ayer por la mañana el director de la Ertzaintza, Rodrigo Gartzia, confirmó lo que había adelantado este periódico, que el cadáver hallado en Aizarnazabal se correspondía con la donostiarra de 32 años.

Desde primera hora de ayer varios miembros de la Unidad de Vigilancia y Rescate de la Ertzaintza, que también fue la primera en acudir al lugar del suceso tras recibir el aviso de los operarios, rastrearon la zona del hallazgo en busca de cualquier evidencia que pueda ser relevante para la investigación. Se trata de un terreno rural lejos del núcleo del pequeño municipio y de espacios poblados. Varios buzos peinaron asimismo el tramo del río Urola más próximo al lugar donde se halló el cadáver. Recogieron algunos objetos, entre ellos una prenda de ropa que parecía reciente. Al mismo tiempo, en la sede del Instituto Vasco de Medicina Legal de Donostia se llevaba a cabo la autopsia, que se prolongó durante varias horas. El cuerpo de la víctima presentaba heridas de arma blanca, al menos media docena, según han confirmado fuentes consultadas a este periódico, por lo que el agresor se ensañó con ella. La labor de los forenses fue minuciosa, ya que cualquier detalle de las lesiones puede aportar información valiosa sobre cómo se produjo la agresión mortal.

El resultado de este examen también permitirá conocer qué tipo de arma blanca se utilizó, desde dónde se produjo el ataque y cuándo falleció la mujer, ya que si bien su desaparición se denunció el día 1 su cadáver no fue hallado hasta el 4. También se determinará si la víctima fue agredida sexualmente, como podría indicar el hecho de que tuviera los pantalones semibajados.

Tal y como afirmó el director de la Ertzaintza en declaraciones a Radio Euskadi, hay que esperar hasta que se haga público el análisis forense para poder confirmar los hechos y ponerlos a disposición judicial. En este sentido, señaló que aún es pronto para poder decir si se trata de un asesinato machista, y confirmó que, aunque por el momento no se han producido detenciones, se ha avanzado en la investigación. «No podemos decir mucho más porque todas las hipótesis están abiertas», insistió. «Nuestro afán va a ser esclarecer los hechos, las circunstancias y las personas que acompañaron a la víctima en las horas precedentes a la denuncia de su desaparición y, en ese afán, poner luego a disposición de la justicia al o a los autores de los hechos», añadió Rodrigo Gartzia.

El juez ha declarado las actuaciones secretas, con el fin de que no se filtren informaciones que puedan entorpecer las primeras indagaciones, por lo que no han trascendido detalles acerca de los avances del Servicio de Investigación Criminal Territorial de la Ertzaintza en Gipuzkoa, SICTG, encargado del caso. Las primeras horas son determinantes para dar con el responsable o responsables de un crimen como este, y las pesquisas se centran en obtener información en el lugar de los hechos y en el entorno más cercano de la víctima, como su pareja, su familia o sus amigos.

Pocos datos han trascendido sobre Aintzane Pujana. Era vecina de Donostia, donde nació en 1988. Tenía 32 años recién cumplidos en diciembre y estudió en el Colegio Inglés San Patricio de la capital guipuzcoana. Según fuentes consultadas no constaba que tuviera vigentes órdenes de alejamiento y tampoco que se hubieran abierto expedientes por violencia de género, ni con su actual pareja ni anteriormente.