«A mi hermano le han dejado en coma y el agresor se ha fugado»
La Ertzaintza busca a un hombre que el 15 de enero agredió en Getaria a otro, que ahora se encuentra en la UCI del Hospital Donostia
Cuando Marian Pop recibió la noticia de que su hermano Ionel, vecino de Getaria, se encontraba en coma en el Hospital Donostia no se lo ... quería creer. El pasado 15 de enero una persona conocida le llamó para decirle que su hermano había sufrido una agresión y se encontraba hospitalizado. Aunque al principio esa persona quiso quitarle hierro al asunto, finalmente «tras mucho insistir» consiguió saber que se encontraba herido de gravedad. «Tu hermano está mal, está en la UCI», le decía la voz al otro lado del hilo telefónico. El siguiente mazazo vino poco después: el hombre que presuntamente le agredió está huido.
Ionel estaba celebrando la festividad de San Antón como un vecino más de la localidad costera. A las cuatro de la madrugada de la noche del sábado 14 al domingo 15, la Ertzaintza recibió el aviso de que se había producido una agresión en las carpas situadas en el frontón del municipio para los festejos. Al parecer, el hombre de 44 años había recibido un puñetazo con tan mala fortuna de que al caer al suelo dio con su cabeza contra el asfalto, lo que le provocó lesiones importantes por las que fue inmediatamente trasladado al Hospital Donostia. Según confirmó a este periódico el Departamento de Seguridad, la Ertzaintza tiene identificado al agresor, aunque este se encuentra en paradero desconocido.
Ese mismo domingo, seis horas después de los hechos, Marian recibía en Rumanía el aviso y la confirmación de la extrema situación de su hermano. Estaba en coma. «Al principio hice varias gestiones por teléfono pero me di cuenta de que tenía que venir», sostiene. Así que dos días después de la agresión decidió coger su coche rumbo al Hospital Donostia, en dos largas jornadas al volante lleno de preocupaciones. «Me comentaron que haría falta que un familiar estuviese cerca de mi hermano para poder trasladarle cómo evoluciona en el día a día», dice. «Soy el único de la familia que habla castellano que puede estar aquí, así que el martes me metí en mi coche y me vine», cuenta con una mezcla de emoción y rabia. «No me puedo creer que a mi hermano le haya pasado esto», repite una y otra vez.
Su primera parada nada más llegar el jueves a Gipuzkoa fue la UCI del Hospital Donostia. «Hablé con los médicos y desde entonces no me pueden asegurar nada de su futuro en cuanto a su salud», explica. «Está en coma inducido, han intentado despertarle poco a poco pero le vuelven a dormir. Por lo visto no es seguro que despierte, me dicen que no aguanta el dolor y que es mejor que permanezca sedado».
A Marian se le humedecen los ojos cuando habla de Ionel. «Me duele mucho verle así. Lleva viviendo en Getaria desde hace más de cinco años. Trabaja en los viñedos del txakoli. Las cosas le van bien. Aquí está contento». Lo que más le preocupa es pensar cuáles pueden ser las consecuencias de las secuelas. «Lo único que quiero es que despierte y comprobar que va todo bien, pero los médicos no me lo pueden asegurar. Me dicen que hay que esperar a ver cómo van las cosas. Es muy duro».
El pasado 20 de enero, Marian interpuso una denuncia en la Ertzain-Etxea de Zarautz. La investigación abierta de la policía vasca ha llegado a identificar al presunto agresor, aunque por el momento no saben dónde se encuentra, no está localizado.
Esta es la segunda parte de los hechos que también le duele a Marian y a su familia. «Pedimos ayuda para que quien sepa del agresor lo diga y se le localice cuanto antes», manifiesta. «Recibir una llamada que te diga que tu hermano no está bien y que saben quién fue, pero que no saben dónde está, que se ha escapado...», no acaba la frase pero ese silencio muestra la amargura de diez días en los que todo es «incertidumbre» a su alrededor.
Dos visitas al día
El hecho de que Ionel esté en la UCI hace que las visitas se reduzcan por protocolo médico a dos momentos en el día. «Nos dejan verle media hora por la mañana y otra media por la tarde. Los médicos me tienen informado pero poco más puedo hacer». Marian es el encargado de comunicar a su familia cómo se encuentra Ionel. «Tengo una hermana viviendo en Barcelona y se vino nada más saber lo qué pasó, pero ella también tiene una situación médica complicada así que se tuvo que volver», explica. «Además otra hermana vive en Francia y el fin de semana pasado vino para hacerme compañía», declara. «Verle solo dos momentos al día es también duro», comenta. «Desde que me enteré de lo que le había pasado estoy muy nervioso y preocupado. Tiene solo 44 años, está en plena vida y no saber qué va a pasar es un mazazo».
«No saber cómo va a quedar tu hermano y conocer que su agresor está huido es muy duro para toda la familia»
Marian Pop
Hermano de Ionel
«Ionel vive en Getaria desde hace más de cinco años, trabaja en los viñedos de txakoli. Estaba contento aquí»
Desde el pasado 19 de enero, cuando llegó después de dos días de viaje en coche, Marian se aloja en el piso de alquiler de su hermano en Getaria. Afirma que ha estado preguntando por la localidad para saber algo más de lo que sucedió en la madrugada del 15 de enero. Pero sus pesquisas no han dado frutos y no ha conseguido saber mucho más.
«Me dicen que estuvo bailando con una chica. También me cuentan que momentos después le dieron un fuerte puñetazo. Que tuvo mala suerte y que cayó al suelo mal», relata. «Poco más», se lamenta. Según parece, la persona que le avisó presenció los hechos. «Al principio daba la sensación de que quería contarme más cosas, pero cuando llegué aquí no ha sido así». Se queja de que en el pueblo nadie parece querer hablar. «Pido ayuda para que, si hubo más testigos, cuenten lo que vieron», manifiesta. «Que lo que le ha pasado a mi hermano no se quede en algo pasajero. Está en coma, no sabemos cómo saldrá».
Por el momento Marian se va a quedar «el tiempo que haga falta hasta que mi hermano se ponga bien». Ahora no tiene trabajo en Rumanía y con su hermano hospitalizado tiene que hacer «muchas cosas de las que no sé ni por dónde empezar». Su tiempo lo reparte entre las visitas al hospital y en recabar información para poder ayudar a su hermano de «otra manera». «Ahora busco un abogado, no es fácil, no es mi país y tampoco mi idioma».
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