Luis Liz Marzán: «Estar en la frontera del conocimiento requiere de una inversión elevada»
«Si uno quiere seguir compitiendo al nivel de los mejores tiene que tener acceso a los nuevos desarrollos tecnológicos»
Joseba Zubialde
Lunes, 25 de mayo 2015, 07:41
Doctor en Químicas, Luis Liz Marzán es investigador de Ikerbasque y desde 2013 director científico del centro Biomagune de Donostia. Destaca que en la investigación científica lo más importante son «las ideas» de los investigadores, algo que en Gipuzkoa «está bastante garantizado y demostrado». Fue recientemente nombrado miembro correspondiente de la Real Academia de las ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España, un reconocimiento que le anima a «seguir trabajando».
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- ¿Qué supone para usted el nombramiento?
- Es una satisfacción muy grande porque son las personas más reconocidas a nivel de ciencia quienes deciden que tienes méritos suficientes para ser parte de ese 'club'. Es una de esas cosas que no se buscan y lo tomo como un reconocimiento muy especial que anima a seguir trabajando.
- ¿Qué es la Real Academia?
- Es una institución bastante antigua (1582) y tiene unas características bastante especiales. Ha ido evolucionando y hoy en día recoge a algunos de los científicos más reconocidos del país. Por otra parte, el número de académicos es limitado y hasta que queda un hueco no puede entrar otro nuevo. También hay dos niveles de académicos: el numerario, que es mucho más limitado, y el correspondiente, el cargo que me han invitado a ocupar y en el que hay más plazas por decirlo de alguna forma.
- ¿Cuáles serán sus funciones?
- Participamos en las actividades de la academia y en las discusiones, pero realmente las decisiones las toman los numerarios. Somos parte de la academia pero con menor poder de decisión en asuntos que afecten la afectan. Por ejemplo, a nosotros no nos consultarán a la hora de admitir a nuevos académicos. Pero es un poco lo de menos.
- ¿Sabía que le habían propuesto para ser académico?
- El proceso de decisión es algo de lo que prácticamente uno no se entera hasta que le dicen que ha sido admitido. Alguno de los académicos propone nombres, habrá habido algunas sugerencias, discusiones, y habrán llegado a la conclusión de que era una persona adecuada para entrar.
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- ¿Cuál es el nivel de salud de la investigación en Gipuzkoa?
- Existen varios centros de investigación muy reconocidos que se han quedado a nivel de Euskadi. Llevo poco más de dos años aquí y me cuesta un poco distinguir el nivel del territorio en el entorno del País Vasco, lo considero como un todo. La densidad de centros de alto nivel en Gipuzkoa es particularmente elevada, tanto Nanogune como Biomagune cuentan con un nivel muy establecido. Dentro de los bercs, el de ciencias cognitivas también tiene un nivel muy alto y dentro de la UPV también hay un nivel muy bueno, sobre todo, en lo que yo conozco que es el campo de los polímeros y la química orgánica.
- ¿Somos competitivos?
- Se compite y la evidencia de eso es que en Gipuzkoa hay una acumulación importante de proyectos de la Unión Europea que probablemente es superior a los que corresponden a la población del territorio. En concreto, en Biomagune el promedio de proyecto europeos por grupo de investigación es de los más altos que yo conozco, y Nanogune es similar. Se puede decir que competimos a un nivel muy alto. Otra evidencia es que se está publicando en las revistas de mayor prestigio y, además, buena parte de los investigadores de los centros o de la universidad, son científicos de muy reconocido prestigio a nivel internacional.
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- ¿Y comparados con España?
- Hay polos donde la masa crítica es mayor que aquí. En la zona de Madrid, Barcelona o Valencia el numero de investigadores sigue siendo más elevado y eso supone que, por estadística, tengamos menos resultados de gran alcance. Pero si lo miramos en términos relativos el nivel en Euskadi está alcanzando las cotas más altas.
- ¿Cuentan con suficientes medios técnicos?
- Aquí tenemos muy buenos medios. Se ha invertido bastante dinero en infraestructuras y personal. Si nos comparamos con los alemanes, por ejemplo, allí el nivel de inversiones sigue siendo bastante más elevado.
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- La crisis provocó que se recortaran algunas inversiones...
- Sigue habiendo una inversión importante aquí, por lo que no creo que podamos quejarnos demasiado. Desde que empezó la crisis ha habido más cautela en la inversión en infraestructuras y eso sí que empieza a ser un poco preocupante porque la instrumentación científica se queda desfasada muy pronto. Los desarrollos que se hacen en las empresas, que también se basan en el desarrollo científico, van relativamente rápido y si uno quiere seguir compitiendo al nivel de los mejores tiene que tener acceso a los nuevos desarrollos tecnológicos.
- ¿Cuál es la vida útil de los instrumentos?
- El uso que se hace de ellos es muy intensivo y eso implica que en Biomagune, por ejemplo, el equipo cuente con ocho años o así ya tenga un desgaste importante y requiera un mantenimiento y una reposición bastante considerable. Eso es algo a lo que habrá que prestar atención más pronto que tarde. Es como en la Fórmula 1. En cuanto uno se despista un poco en el desarrollo de los motores deja de ser competitivo. Tenemos muy buen equipamiento pero ya empezamos a ver que nuestros competidores los tienen mejores, y así es difícil.
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- ¿Y los investigadores?
- En cualquier caso, el mayor valor de los centros de investigación sigue siendo el personal y lo que más vale a la hora de avanzar en ciencia y en el desarrollo tecnológico son las ideas de los científicos. Y eso está bastante garantizado y demostrado que sigue habiendo sobre la base de todos estos proyectos concedidos y de los reconocimientos obtenidos. Pero hay veces que a pesar de tener las ideas uno se encuentra con barreras por no tener acceso, o por tener menor acceso, que los competidores que están en el mismo negocio.
- ¿En Biomagune es habitual encontrarse con esas barreras?
- A veces nos encontramos con que nos gustaría tener algo más, pero ahora mismo no es el momento de poder hacer la inversión. Sí hay experimentos que nos gustaría realizar pero que no podemos porque no podemos incorporar el equipamiento necesario.
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- ¿Por ejemplo?
- El año pasado el premio Nobel de Química se concedió a la microscopía llamada de súper resolución, que es microscopía óptica que da acceso a escalas muy pequeñas sin tener que recurrir a microscopía electrónica que tiene otros requisitos más especiales por el tipo de muestra. Nos gustaría tener acceso a ello y de momento no podemos.
- Un equipo muy costoso...
- Todo el equipamiento científico es relativamente costoso. Pero si realmente queremos estar en la frontera del conocimiento está claro que la inversión tiene que ser elevada.
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- ¿Cómo se puede recuperar esa inversión en investigación?
- Lo más realista es que en el momento en el que estén maduras las tecnologías se creen empresas de base tecnológica. Biomagune ya ha tenido experiencia en ello, con la creación de una empresa en sus primeros años de vida. Hubo inversión y finalmente la firma fue absorbida por otra más grande, lo cual es un caso de éxito limitado.
- ¿Es la única?
- También nos planteamos la transferencia de tecnología a otras empresas del sector, algo que no es sencillo porque siempre supone un riesgo el entrar en tecnología diferente a la que se utilizaba habitualmente en las empresas, pero esa es la ambición que tenemos, intentar que las empresas del entorno sean competitivas. En Euskadi y Gipuzkoa hay buen nivel en investigación. Hay creación de empresas, atracción de talento y ejemplos de reconocimiento a muy alto nivel.
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