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Un caminante observa uno de los paisajes que ofrece este sendero en Zumaia.

Talaia, la unificación de la costa

Cinco años después de comenzar sus obras, este sendero que permite caminar desde Hondarribia hasta Mutriku ya está operativo

DIEGO HERMOSO

Sábado, 9 de agosto 2014, 10:18

En pleno verano, muchos de los que tienen la suerte de estar de vacaciones se hacen una pregunta que ya es un clásico en esta época del año. ¿Playa o montaña? La respuesta depende del gusto de cada persona. Hay quien prefiere relajarse en la arena, sin hacer ningún tipo de movimiento brusco salvo el de desplazarse a la orilla para darse un baño, o simplemente sacarse un cigarrillo de la mochila, mientras que otros optan por la brisa de la montaña, sus espectaculares vistas y el ejercicio. En Gipuzkoa tenemos el privilegio de tener muchas de las mejores playas del Estado, y nuestras montañas tampoco tienen nada que envidiar al resto de España, por lo que a veces la decisión puede resultar complicada. Los que se decanten por la segunda opción, están de enhorabuena gracias a un itinerario que por fin esta disponible para todos nosotros, y por el que se puede recorrer toda la costa guipuzcoana de una forma continua.

Hace ocho años, la Diputación decidió llevar a cabo una iniciativa en la que se pudiesen conectar varios de los senderos existentes a lo largo de los pueblos y montañas situados a orillas de nuestras costas. Se trata del Sendero Talaia (atalaya en euskera), un camino que permite atravesar a pie toda la costa guipuzcoana, desde Hondarribia hasta la playa de Saturraran (Mutriku). Pese a que aún le faltan un par de retoques, este proyecto por fin se encuentra operativo y este mismo año podremos verlo acabado.

Las obras comenzaron en el año 2009, y han sido financiadas por los presupuestos forales y por aportaciones puntuales de ayuntamientos y entidades bancarias. En lugar de crear un nuevo camino como cabía esperar, la gestión consistió en reordenar los recorridos señalizados ya existentes en la costa guipuzcoana de forma que no se perjudicara la naturaleza del entorno. El objetivo era el de generar una red de senderos que pudiesen ser transitados de forma continua sin ningún impedimento.

Varios retos

No obstante a pesar de la aparente sencillez de este proyecto, la Diputación se encontró con una serie de problemas que han generado diversos retrasos. María Luisa Aizpurua, de la Dirección de Montes y Medio Natural, explica que «por una parte se hacía necesario buscar y encontrar el camino ya existente que pudiera cumplir con los objetivos propuestos y que en absoluto dañase el medio que atraviesa. Hay que valorar las distintas alternativas existentes y elegir aquella que requiera menos gasto en obras de mejora y mantenimiento, y que a su vez ofrezca una buena carga paisajística, natural, cultural e histórica». Además de todo esto también se debe «arreglar el sendero, mantenerlo, y cuidarlo. Minimizar al máximo los impactos».

El sendero tiene una longitud de 80 kilómetros, y hacen falta unos cinco días para atravesarlo por completo. Los lugares más emblemáticos que atraviesa son San Sebastián, Usurbil, Orio, Zarautz, Getaria, Zestoa, Zumaia, Deba y Mutriku. Su principal objetivo es el de ofrecer a los caminantes la posibilidad de disfrutar de la naturaleza que ofrece la travesía, y que además puedan apreciar la costa guipuzcoana desde un punto de vista natural e histórico, algo a lo que muy pocas personas están acostumbradas.

A lo largo de todo el sendero, se dan distintos paisajes en los que se pueden ver grandes acantilados, bosques, grandes praderas, y por supuesto la belleza del Cantábrico. Además, cuenta con varios carteles en los que el caminante puede empaparse de la historia del lugar en el que se encuentra.

Relativamente fácil

Al igual que otros senderos de montaña, está dirigido a todas aquellas personas a las que les gusten los largos paseos y las excursiones. Se trata de un itinerario con un grado de dificultad que en general es bastante bajo, salvo algunas etapas que pueden resultar duras para ciertas personas. Debido a su longitud, el sendero está dividido en varias rutas de distinta dificultad, y al principio de cada una de ellas nos encontramos con varios carteles en los que se especifican sus características, como su longitud, sus desniveles o el tiempo estimado que se tarda en recorrerla, para que así cada caminante pueda saber si será capaz de superarlo.

La primera en inaugurarse fue la que une Hondarribia con Pasaia Donibane, de 22 kilómetros de longitud, y sin duda una de las más duras. «Es mucho más larga de lo que parece, pero el paisaje y la satisfacción que tienes al acabarla hacen que merezca la pena», nos cuenta Maialen, una excursionista de Trintxerpe, que realiza esta ruta «por lo menos una vez al mes». «Es uno de los planes perfectos para el verano, sobre todo si no te gusta la playa», afirma.

La ruta requiere de unas siete horas para poder superarla, y atraviesa el monte Jaizkibel, por un paisaje lleno de pequeñas calas, y grandes acantilados de hasta 240 metros de altura. Además de estos paisajes, en Jaizkibel se encuentra el castillo de San Enrique, y varios dólmenes y crómlech del megalítico, todo ello con sus correspondientes carteles de información. El trayecto finaliza en Pasaia Donibane donde se puede seguir el sendero cruzando en barca a Pasajes San Pedro.

El segundo tramo del sendero es el que conecta Pasajes San Pedro con San Sebastián a través del monte Ulia. Es uno de las más sencillos, y el más visitado. Gracias a una serie de contadores colocados a lo largo de todo el sendero, se puede conocer el número de veces que se ha entrado al sendero. Esta etapa en concreto recibe en torno a 45.000 visitas al año. A lo largo del camino, se puede disfrutar de un paisaje muy parecido al anterior, con varias calas y grandes acantilados.

El resto del sendero conecta San Sebastián con Mutriku, y aunque está prácticamente acabado, todavía faltan por solucionar un par de problemas. No obstante, ya es posible andar de un extremo a otro sin ningún impedimento, gracias a una parte del camino de Santiago, que une los puntos negros que aún están por acabar. Este trayecto también nos ofrece una gran variedad de paisajes como los conocidos acantilados del flysch de Zumaia, praderas que cuelgan por encima de mar, y la totalidad de la costa guipuzcoana a nuestros pies.

Este proyecto ya es una realidad, y ofrece la oportunidad de gozar del territorio de una manera insólita. Paisajes, historia, cultura y naturaleza, unidos en un camino donde observar el pasado y presente de Guipúzcoa, de forma que ahora mucha gente que se decantaba por la playa, prefiera ir a la montaña.

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