La que sigue es una historia de un verano de cabotaje por las islas helenas (y por Atenas) con la ensalada griega como principal sustento ... y refresco para soportar temperaturas de entre 35 y 40 grados. Un relato del que quienes tengan al pepino como objeto no deseado en su dieta se tienen que abstener o, definitivamente, sumarse al carro de quienes lo incluyen en su dieta habitual.
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Les pongo en contexto: Julio de 2000. Viaje a Grecia moviéndose entre isla e isla con los ferrys locales o, en el caso de Creta, con un avión. El objetivo: disfrutar del mar, de la cultura griega y de su gastronomía. Y ahí incidimos. No recuerdo haber comido tanta moussaka ni tanto yogur griego en mi vida. Y sobre todo, ensalada griega. Para nosotros, fue un recurso económico y fresco para pasar aquellos días de sol, playa y visitas a lugares increíbles. En cualquier taberna local ofrecen un plato de ensalada griega con el que saciar el estómago y refrescarse por muy poco dinero.
'Horiatiki'
El plato es tan sencillo como elegante. Y está compuesto de ingredientes kilómetro cero, es decir, de la tierra. De hecho, la ensalada griega se conoce en el país heleno como 'horiatiki', que significa ensala de pueblo o campesina. La base es el pepino troceado en piezas grandes, el tomate local, las aceitunas de olivos milenarios de Grecia -¿variedad kalamata? Puede ser otra-, orégano y queso feta, mucho queso feta, en dados de tamaño generoso. Y si el aliño incluye vinagre, sal y un aceite de oliva virgen extra de los buenos, la experiencia es de lo más mediterránea.
Háganse a la idea. Ahí estaba yo, recién salido del agua tras bañarme en el mar en Kotoloufari, un pueblito costero de Creta donde estábamos alojados. Horas antes habíamos ido a la capital de la isla, Heraclión, y habíamos visitado el palacio de Cnosos, cuna de la civilización minoica y que algunos han relacionado con el mítico laberinto del Minotauro. Pero volvamos a lo que interesa. A pocos metros de la playa había una taberna griega cuyo nombre ahora no recuerdo. Nos sentamos y pedimos unas jarras de cerveza helada y un jugoso bol de ensalada griega. Lo mejor es untar el fondo del aliño, una vez mezclado el suero del queso, los trozos que restan y el orégano. Pruébenlo.
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Una advertencia. Huyan de las ensaladas griegas que incluyen lechugas u otros ingredientes fuera de la receta original. No son auténticas ensaladas griegas. Eso sí, otra cosa es equilibrar los ingredientes y, donde a uno le gusta abusar del queso feta, a otro le gusta añadir menos pepino o más aceitunas. A gusto del consumidor.
Y moussaka
Aquellos días no solo fueron de ensalada griega. Devoramos en cantidades ingentes moussaka bien cargada de berenjenas, yogur griego de la casa, salsa tzatziki y cebapi, esa especie de palitos de carne picada con buena base de especias locales, hechas a base de ternera, cerdo o cordero.
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Solo que queda decir ¡Viva la gastronomía griega! Un buen plan para sobrellevar los calores del verano con platos frescos y sabrosos.
La receta de tzatziki
Para quienes se ha quedado con las ganas de profundizar en la gastronomía griega y lo de la ensalada griega, aunque apetitosa, les parece algo muy sencillo de elaborar, pueden atreverse con la receta de la salsa tzatziki, que tiene algo más de sofisticación pero asequible para todos los delantales.
La recomendación
En La Vinoteca, avenida de Iparralde 12 de Irun, ofrecen un pintxo de alcachofa frita con foie y un falso risotto que merecen una parada. El local hace honor a su nombre con una buena y surtida bodega a precios interesantes. Ideal para una cena de picoteo.
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