Restaurantes

Restaurante Primera Vaca, un tasco surfero-pizzero en el que guisan de categoría

Elaboran unas pizzas superlativas con masa fresca fermentada y relajada que tienen locos a sus clientes, con ricos acompañamientos

Domingo, 23 de octubre 2022

Ya saben que no soporto a los que se hacen los tontos cuando les preguntas cómo resuelven una receta, teniendo en cuenta que pasé en ... la tele casi mil quinientos programas dando unas tres mil con todos sus pelos y señales. A generoso no me gana ni la madre Teresa de Calcuta. Un día aterricé en 'Pan de Cuco', al otro lado de la carretera frente a 'Primera Vaca' y aluciné en colores con su fogón, sus especialidades y el colega Álex, pasiego de pura cepa, hierático, tieso y tan buena gente. Caí rendido a los pies de un guisandero de oficio que se pelea el sofrito en el culo del puchero y en la boca de los hornos, convirtiendo en una farra esos platillos que nos ponen los dientes largos: rabas, bravas, croquetas, ensaladilla, callos, arroz con pollo 'picasuelos' o flan. Todo está superlativo. El patrón es un cabronazo que las mata callando. Y no tarda un segundo en compartir sus formulaciones contigo (conmigo) si se las pides.

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Nunca comí mejor pastel de pescado que el que sirve en su casa madre, así que se sacaron del zurrón otro de mejillones en escabeche que se te vuelven las bragas del revés. Pura crema. Lo sirven con salsa tártara, que es una de las madres de todas las salsa frías, hija putativa de la mahonesa. Son muy listos porque la carta anuncia maravillas que imaginas sabrosas y el resultado es un despropósito superlativo. Todos los chefs sueñan con su 'Ibertren' o su 'Scalextric' y pierden la cebolla currelando hasta que llegue ese día en el que pueden comprarse una parrilla chiripitifláutica con su ahumador, un juego de cuchillos forjados por un samurái vegetariano, un fogón 'Molteni' o 'Charvet' o ese horno virguero y a medida para enfilar pizzas de categoría, que es el juguete que preside este local y que tiene locos a sus clientes, porque las clavan. Literal. Pero antes de meterles mano, entreténganse con un picoteo de altura de cogollos aliñados con anchoíllas, bonito del norte, aceitunas y crema de tomate seco, chistorras fritas o una cazuela de lustrosos y relucientes callos de ternera guisados con pata, morro y huevos fritos en lo alto, con una fuente de patatas fritas de sartén. Para picar, sí. Pero dejen hueco para las pizzas.

Primera Vaca

  • Dirección Calabazas 26, Suesa, Cantabria

  • Teléfono 942 504 130

  • Web www.restauranteprimeravaca.com

  • Con quién Amigos-Pareja-Familia

  • Precios Pastel de mejillones en escabeche 12 euros / Burrata con pimientos asados, anchoas de Santoña y pesto 16 euros / Callos guisados con pata y morro, patatas fritas y huevo frito 18 euros / Pizza 'Jefe' 18 euros Pizza 'Primera Vaca' 20 euros Tarta de queso al horno 6 euros

La masa fresca fermentada y relajada espera sobre la mesa con un despliegue de frascos y tarros que contienen aderezos, salsas, afeites y mandanga de categoría. Hacen un híbrido entre pizza romana y napolitana de reborde grueso, hinchado, ligero y requemado que delimita una suela fina como papel de fumar que sujeta ingredientes pornográficos: quesos de categoría superior, chacina ibérica, puré finolis de tomate y aceite de oliva virgen extra. Todo se derrite en hilos, se tuesta y las constantes vitales se ponen a mil, pum-pum-pum. Van desfilando por la boca del horno y la peña se las cepilla con ansia y puro deleite, empujadas con cerveza fresca helada o una selección de vinos jóvenes resuelta con sensibilidad. La clave es ir allá en cuadrilla 'hambrienta', compartirlas y darle boleto a todas-toditas, media docena.

Destacan la 'Jefe' con tomate, mozzarella vizcaína de los colegas de 'Biribil', papada ibérica curada, champis y queso Comte o esa 'Primera Vaca' rebosante de burrata chorreante, paletilla ibérica y queso parmesano. Todo está buenísimo, el local es para guapos pero se llena de feos, bajos, cojos, gordos, mancos, tullidos, siesos y gente normal con apetito que come sin afectación y sin sacar el móvil para hacer las molestas fotos de marras para presumir en las redes sociales. Da gusto estar allí sentado y la terraza es pelotuda si acompaña el tiempo. Para los más bravos capaces de un último asalto antes del postre asan chuletas de vaca guarnecidas con sus sacramentos clásicos y secreto ibérico adobado con chimichurri. Ahora sí, derrítanse con la superlativa tarta de queso al horno, el jugoso tiramisú sin idioteces, suave y cremoso y la mousse cerda de chocolate con galletas. Disfruten, que nos quedan dos telediarios.

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