¿Hacemos un mejicano?

Casualmente este verano he estado en México, en la zona de Yucatán y Quintana Roo, y he tenido la oportunidad de degustar cantidades ingentes de guacamole y de pico de gallo, dos fórmulas que nos van a acompañar en este plan gastronómico. En primer lugar, prepararemos los nachos. Para ello, hay que comprar en cualquier supermercado un paquete de totopos, esos triangulitos de maíz (también los hay circulares) con los que vamos a degustar las dos mezclas que vamos a preparar: guacamole y pico de gallo.

Elaboración: Compramos 3-4 aguacates que estén en su punto, es decir, algo blanditos por fuera y de color marrón oscuro casi negro por fuera. Los pelamos, los troceamos y los machacamos en un bol. Guardamos los huesos para evitar que se oxiden. A la pasta de aguacate le añadimos el zumo de media lima, medio tomate picado en trozos muy pequeños, una cebolleta pequeña picada y cilantro al gusto, para darle frescor. Para los más animados, se le puede añadir algo de tabasco o de chile verde picadito. Presentamos el guacamole en un bol y lo dejamos refrescar en la nevera, con los huesos de aguacate y cubierto con un film transparente.

Elaboración: Hay que mantener a mano la tabla de cortar y un buen cuchillo porque toca seguir picando verdura. Para preparar un buen pico de gallo es necesario trocear en pequeños dados el tomate, la cebolla y los pimientos en un bol. Luego se mezcla y se añade cilantro al gusto y sal. Por último el zumo de la limas. A continuación se mete en el frigo para que se refresque y ya está listo.

Y montamos los nachos

Ya solo queda rallar medio de queso de bola y lo colocamos en otro bol. Echamos un buen puñado de totopos en un plato redondo y echamos encima abundante queso rallado. Metemos el plato al microondas 30 segundos para que se derrita y ya está. Servimos por un lado los totopos con el queso fundido y, por otro, los dos boles con el guacamole y el pico de gallo. ¡Y a untar!

Elaboración: Troceamos en juliana las zanahorias, los pimientos y las cebollas. A continuación, en un wok o una sartén con fondo vertemos dos cucharadas soperas de aceite. A fuego medio doramos las verduras y echamos sal. Es mejor que queden un poco crujientes. Añadimos pimentón picante y, si gusta, un poco de tabasco. En otra sartén salteamos las pechugas de pollo previamente troceadas en finas tiras. Por último, juntamos las verduras con la sartén. Ya tenemos el relleno de nuestras fajitas.

Para servir en la mesa, llevamos por un lado un bol con la mezcla de la carne y las verduras, las fajitas y los boles con el guacamole, el pico de gallo y el queso de bola rallado, para que cada cual aderece su fajita la gusto.

Para quien prefiera los productos de mar a la carne, se puede hacer la misma receta del relleno de las fajitas con langostinos salteados a la sartén en lugar de con tiras de pollo. El resultado es de lo más sugerente. Es más, yo suelo hacer dos tipos de relleno a la vez para que el comensal elija en la mesa.

Queda un poco lejos de aquí pero, si tienen la oportunidad de visitar Cantabria y recalan en el pueblecito de Ajo, no dejen de visitar La Barbacoa del Carlos III. Un local difícil de encontrar (no se ve el cartel desde la carretera), pero decorado con mimo y encanto con un patio interior entorno a un jardín con pérgola. La relación calidad precio es sencillamente espectacular, tanto en la comida como en la carta de vinos. Marisco, arroces y carnes de calidad. Eso sí, cuidado con las cantidades. Degustamos por recomendación la famosa paella de Ajo y tuvimos que dejar casi la mitad.