El disputado voto vasco del 20-D
Los jeltzales apuestan por el pacto con el Estado y la coalición abertzale por la ruptura, mientras socialistas y populares aspiran a sacar la cabeza
JORGE SAINZ
Domingo, 6 de diciembre 2015, 10:10
Ya ha arrancado una campaña electoral en la que no solo se decidirá quién gobierna España en los próximos cuatro años. Euskadi también se juega mucho en unos comicios que serán claves para el devenir del futuro modelo de Estado, con el debate sobre la posible reforma de la Constitución y su incidencia en el autogobierno y el estatus político vasco al rojo vivo. Por tanto, los 18 escaños vascos al Congreso que se repartirán el 20 de diciembre, en puertas de la Navidad, pueden valer su peso en oro. PNV y EH Bildu parten como favoritos para llevarse la mayor porción de esa tarta, a modo de 'gordo' de la Lotería adelantado. Pero en unos comicios que van a decidir si continúa Mariano Rajoy (PP) o se da la alternativa a Pedro Sánchez (PSOE), Albert Rivera (Ciudadanos) o Pablo Iglesias (Podemos), socialistas y populares vascos tendrán también mucho que decir. Los emergentes, Podemos y Ciudadanos, tratarán asimismo de hacerse un hueco en el complejo marco vasco, con más opciones para el partido de los círculos. Por último, Unidad Popular-Orain Batera, la marca que engloba a Ezker Anitza-IU, y UPyD aspiran a tener visibilidad.
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Generales 2011
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PNV
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324.317 (27,72%) 5 escaños
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EH Bildu
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285.290 (24,39%) 6 escaños
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PSE-EE
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255.013 (21,8%) 4 escaños
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PP 210.797 (18,02%) 3 escaños
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Forales 2015
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Podemos (plataformas) 148.626 (13,93%)
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Ciudadanos 22.256 (2,09%)
Las encuestas y los resultados de las últimas citas electorales, incluidas las elecciones generales de hace cuatro años, sitúan en Euskadi a PNV y EH Bildu en la 'pole position'. Pese a ello, tanto los jeltzales como la coalición soberanista no las tienen todas consigo y arrancan la campaña con cierta preocupación. Temen que unas elecciones de carácter estatal no movilicen lo suficiente a sus bases y que parte de su electorado opte por entregar su papeleta a las formaciones constitucionalistas, en el marco de la inédita pelea de gallos entre Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera. Y son conscientes de que el eco mediático de estos comicios gira en torno a Madrid, y en este caso a Cataluña, con Euskadi como actor secundario. En todo caso, PNV y EH Bildu juegan ligas diferentes en estas elecciones. Los jeltzales aspiran a que sus votos cuenten en Madrid para actualizar el autogobierno vasco y lograr un nuevo estatus políticos pactado con el Estado, mientras que la entente de Sortu, EA, Aralar y Alternatiba quiere colocar la independencia en el centro del debate y «desconectar a Euskal Herria del Estado», como Cataluña. Los comicios del 20-D nada tendrán que ver con las autonómicas de dentro de un año, pero sí se presentan para las dos grandes familias del abertzalismo como un pequeño aperitivo de la gran batalla que librarán en 2016, con un posible duelo Iñigo Urkullu-Arnaldo Otegi por la Lehendakaritza en el horizonte.
El PNV, a mentalizar a las bases. El PNV lleva semanas mentalizando a sus simpatizantes de la importancia de unas generales que el lehendakari Iñigo Urkullu no dudó en calificar de «elecciones vascas» hace unos días en un mitin en Durango. Además del riesgo de fugas de votantes a PSE-EE o PP, la aparición de los nuevos partidos emergentes amenaza con menguar la tradicional influencia de los nacionalistas en los pactos en el Congreso, aunque en el caso de los catalanes de Convergència sea por inhibición una vez sumidos en el proceso independentista. Los peneuvistas, sin embargo, sí que quieren 'pintar' algo en las Cortes, sobre todo de cara a la posible reforma constitucional y a las puertas que pueda abrir para actualizar el marco político y jurídico vasco. Urkullu y el PNV quieren que el nuevo Gobierno español que salga de las urnas se avenga a negociar un nuevo estatus refrendado por la sociedad vasca. Para ello necesitan un grupo fuerte que pueda, incluso, decantar en un momento dado, a través de la suma de escaños, las mayorías en favor de PP o PSOE. Los jeltzales aspiran a superar a EH Bildu con más claridad que en 2011, donde vencieron en votos a la entonces Amaiur, pero perdieron en escaños. Los jeltzales quieren ser ahora quienes logren seis asientos. Para ello, el segundo diputado por Gipuzkoa es clave, y en ello tiene los cinco sentidos puestos el presidente del GBB, Joseba Egibar. Ese triunfo les permitiría rebañar tres senadores en este territorio.
EH Bildu y la cita «más difícil». La coalición de Sortu, EA, Aralar y Alternatiba tampoco las tiene todas consigo en las elecciones «más difíciles» para ellos. Su problema, además, es que parten de una cota muy alta, los seis escaños de hace cuatro años, al calor del cese definitivo de la violencia de ETA, a los que sumaron un séptimo asiento en Navarra. Gipuzkoa también será clave en la cuenta final de resultados. EH Bildu aspira a recuperar en este territorio la primera plaza perdida en mayo en las forales y municipales a manos del PNV. La entente soberanista quiere llevar a Madrid la reivindicación de la independencia y la necesidad de abrir aquí un proceso unilateral como en Cataluña. Un buen resultado en el 20-D contribuiría a cohesionar a los socios de EH Bildu, tras algunas disfunciones en las elecciones de mayo, y a recargar pilas tras el varapalo de las municipales. Si el globo de Podemos pincha, tras su última crisis interna, la formación abertzale tendrá buena parte del camino recorrido.
El PSE, a desmentir las encuestas. La caída o no del partido de los círculos puede influir también en el resultado del PSE-EE, que al igual que el PP, aspira a sacar la cabeza en Euskadi y a conseguir que su curva de votos vuelva a ser ascendente. Los socialistas de Idoia Mendia quieren desmentir a las encuestas, como el último Sociómetro vasco que les otorgaba el peor resultado de su historia en unas generales. De la mano de dos candidatos sólidos como Odón Elorza, en Gipuzkoa, y el exlehendakari Patxi López, en Bizkaia, centrarán su campaña en atacar al PP de Rajoy por sus recortes. El handicap será Araba, donde la crisis interna les lastra y corren el riesgo de convertirse en la primera provincia en la historia del PSOE que no logra escaño en unas generales.
Superar la crisis del PP. El reto del PP es doble y complicado. Por un lado, quieren contribuir al triunfo de Rajoy. Por otro, aspiran a lograr un buen resultado que supere la crisis interna tras la traumática salida de su expresidenta, Arantza Quiroga, por la polémica moción de paz y convivencia. Por tanto, el ministro de Sanidad y nuevo líder del partido en Euskadi, Alfonso Alonso, pasará su primera prueba de fuego. Alonso tiene asegurado su escaño por Álava. La clave también pasa por Gipuzkoa, donde Borja Sémper necesita al menos doblar los cerca de 20.000 sufragios de las forales de mayo y recuperar los fugados al PNV. La coyuntura política, marcada por el reto soberanista catalán y la alarma por la seguridad tras los atentados yihadistas en París, parece favorecer a posiciones mas conservadoras como las de Rajoy. Si el actual presidente repite, el PP vasco cree que será a caballo también de un buen resultado global en Euskadi.
Las tensiones en Podemos, a prueba. Podemos-Ahal Dugu, por su parte, quiere dar continuidad al buen resultado de las forales y seguir creciendo en el País Vasco, con Bizkaia como plaza fuerte. Al igual que en otras comunidades, el partido morado ha estado inmerso en crisis internas por la confección de las listas vascas y las acusaciones de intervencionismo a la cúpula del partido. El Sociómetro, publicado antes de la dimisión del líder vasco, Roberto Uriarte, les otorgaba cuatro escaños, una previsión que sus contrincantes ven demasiado optimista. La novedad en su campaña será la visita a Euskadi, por vez primera, de Pablo Iglesias.
Difícil para Ciudadanos y el resto. Quien no parece despegar por estos lares es Ciudadanos, el partido que apunta a revelación en toda España. Su postura contraria al Concierto Económico vasco no cala en la singularidad política y social vasca. Parece difícil que cambien la tendencia en los próximos veinte días, aunque las papeletas que logre las echarán de menos en el PP, sobre todo en Gipuzkoa. Por último, el mundo de Ezker Anitza-IU, articulado en la coalición Orain Batera-Unidad Popular, intentará apoyar todo lo que pueda al candidato a la Presidencia, Alberto Garzón, aunque con pocas opciones de alcanzar escaños en Euskadi. Una tesitura parecida a la de UPyD, con el donostiarra Andrés Herzog como aspirante a Moncloa.
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