La sombra de otros comicios planea en Navarra ante la falta de mayoría estable

El ministro de Fomento en funciones y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, contempló ayer esa posibilidad -la de un ejecutivo de 'progreso' en minoría- a partir de una doble constatación ya adelantada de víspera por la candidata socialista a la Presidencia del Gobierno foral, María Chivite. El PSN no pactará con EH Bildu pero tampoco apoyará a Navarra Suma. Y se reserva la capacidad de maniobra como segunda fuerza política a la hora de tejer respaldos que garanticen la gobernabilidad de un ejecutivo que refleje «una mayoría transversal» de Navarra que «apueste por la convivencia y por la defensa de los derechos sociales». La operación se presenta plagada de riesgos, con un centro-derecha que fustigará cualquier aproximación del PSN con los nacionalistas y con los partidos abertzales, muy desconfiados ante las pretensiones reales del socialismo navarro. La amenaza de un bloqueo planea en el horizonte y con ello la posibildad de unas nuevas elecciones en otoño.

El proceso se clarificará mañana miércoles una vez las juntas electorales certifiquen los resultados. El escrutinio en la Comunidad foral se encuentra al 98,14%, a la espera de resolver 17 mesas en diversas localidades -que han recibido distintas impugnaciones- y de que se sume aún el sufragio de residentes en el extranjero, que afecta a 1.611 votos.

Estas papeletas que quedan por contabilizar pueden modificar el reparto de escaños, quitándole a I-E su representación y dándosela a Navarra Suma, que alcanzaría los 20 parlamentarios. Un escaño de EH Bildu también está en el aire. En particular faltan por conocerse resultados en ocho mesas de Pamplona y en otras nueve ubicadas en Burlada, Cadreita, Cintruénigo, Eguesibar, Estella, Iguzkitza, Mendavia, Tudela y Villava.

En este sentido, el grupo parlamentario de Navarra Suma podría alcanzar los 20 o, incluso, los 21 escaños. Frente a ello, una eventual coalición entre PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E, que actualmente tiene 23, podría bajar a 22. En todo caso, todavía sería posible formar una alternativa a Navarra Suma en torno a María Chivite, que, de todas maneras, seguiría necesitando, al menos, la abstención de EH Bildu.

La pelota está pues en el tejado del PSN, de Geroa Bai, de Unidas Podemos y de EH Bildu. La presión del centro-derecha navarro para sacar al nacionalismo vasco del poder foral va a ir in crescendo con la bandera de la necesidad de una alternativa constitucionalista, que suma la mayoría absoluta. E incluso en algunos medios se especula con la posibilidad de que los dos diputados de Navarra Suma en el Congreso pudieran abstenerse a cambio de que el PSN facilitara la elección de Javier Esparza, de UPN, como nuevo presidente foral. Es una especulación, que ayer circulaba como la pólvora por las redes sociales, que el PSN desmiente con rotundidad como una «mera intoxicación».

El análisis del PSN es que no tiene margen para pactar con la derecha ni con EH Bildu y que en la centralidad se abre un cauce de negociación con Geroa Bai y Unidas Podemos que podría cristalizar en una mayoría. «Tras tantos años en la oposición y después de una travesia en el desierto, estamos consiguiendo renovar el socialismo navarro e incorporar a nueva gente», describe un dirigente del PSN.

Desde Geroa Bai se está a la espera de que si el PSN se decanta, Chivite se ponga en contacto con Uxue Barkos y clarifique la oferta de cooperación. Si Geroa Bai insiste en incluir a EH Bildu en el acuerdo alternativo, no habrá alternativa a Navarra Suma. Si la mayoría se limita a PSN, Geroa Bai, Unidas Podemos e Izquierda-Ezkerra, la abstención de EH Bildu sería necesaria. El problema es que tampoco Geroa Bai se fia de los socialistas, a los que reprocha haber dinamitado en el pasado la posibilidad de una mayoría alternativa a UPN, por ejemplo, cuando la Ejecutiva Federal del PSOE desautorizó a última hora el pacto alcanzado en 2007 por el candidato socialista Fernando Puras con Nafarroa Bai e Izquierda Unida. «No queremos que Navarra se convierta en palanca de movilización de la derecha», señaló el entonces secretario de Organización del PSOE, José Blanco, para justificar su decisión.