«Al PNV le gustaría coger el relevo del procés porque quiere una república independiente»

– Las últimas encuestas mantienen e incluso incrementan la diferencia del PP respecto al PSOE. ¿Ve ya a Feijóo en la Moncloa?

– Las encuestas detectan que la ciudadanía necesita un cambio porque la gestión de Sánchez y de su Gobierno Frankenstein es nefasta. En España huele a cambio político y este solo puede venir de un partido, el PP, y de un líder, Alberto Núñez Feijóo. Los ciudadanos lo ven como una persona sólida y buen gestor, algo que ha quedado demostrado en Galicia. Tiene el Estado en la cabeza, con un claro planteamiento autonomista. Sólo hay una encuesta que no nos da como ganadores, la del CIS de Tezanos, pero es como leer 'El Jueves', te echas unas risas.

– Sin embargo, las mismas encuestas que les dan como ganadores indican que están lejos de la mayoría absoluta ¿El PP reeditaría los acuerdos con el PNV si fueran necesarios para que Feijóo fuera presidente?

– Hemos llegado a muchos acuerdos con el PNV, pero no podemos olvidar que acuchillaron por la espalda a Mariano Rajoy en aquella innecesaria moción de censura. El PNV indulta las políticas de Sánchez que están empobreciendo a las familias vascas. Tragan con todo.

– Pero, ¿ve factible contar con su apoyo si fuera imprescindible para llevar a Feijóo a la Moncloa?

– Quiero una mayoría absoluta para no depender de nadie. Ahora bien, si los votos del PNV fueran imprescindibles, ya hemos llegado a acuerdos en otras ocasiones.

– ¿Habría líneas rojas?

– El PNV en su última asamblea general dio un giro copernicano y ahora se presenta como un partido verde, de izquierdas y, en palabras del propio Ortuzar, a favor de la autodeterminación. Ya sabemos a dónde están llevando las políticas fiscales de izquierda a los vascos, a una subida de impuestos y a oponerse a la deflactación. Hay otro modelo, el del PP: bajar impuestos, bajar impuestos y bajar impuestos. El PNV, que ahora es de izquierdas, se encuentra muy lejos de nuestro modelo. Las arcas de las diputaciones y del Gobierno Vasco están repletas y esos remanentes se deberían utilizar para apoyar a las familias, a las pymes, al comercio, a la hostelería o al turismo y no para, como en este último sector, proponer una tasa en Donostia.

– ¿El PNV debería aparcar, por ejemplo, el nuevo estatus?

– No puedo pactar con un PNV que amenaza con romper España mediante un nuevo estatus. Esta es una línea roja infranqueable. Les veo constantemente mirando por el retrovisor qué está haciendo EH Bildu y esto les lleva a radicalizarse cada día más y a su vez a realizar una mala gestión.

– ¿Sin embargo, no estima que el desastre del procés ha llevado al PNV a moderarse?

– Sí, porque cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar, y esto es lo que ha hecho el PNV. Ahora bien, no hay que olvidar que el procés tuvo un precedente con el plan Ibarretxe. El País Vasco pasó el relevo a Cataluña y algunos nacionalistas vascos quieren ahora seguir esa senda y volver a echar un pulso al Estado.

– ¿Cree que el PNV está dispuesto a coger el relevo del procés?

– Sí, les gustaría, porque quieren una república independiente, pero ahora lo ocultan porque viene un ciclo electoral. El PNV, lo dicen ellos mismos, apuesta por la independencia. Los tiempos y las formas pueden ser diferentes a los de Cataluña, pero la meta final es romper con España.

– ¿Ve al PNV emprender a corto o medio plazo una vía unilateral de ruptura con el Estado?

– Ya lo intentaron, eso fue el plan Ibarretxe y lo que fue peor, el pacto de Lizarra, donde se juntaron con lo peor de lo peor, con ETA.

– ¿Y ahora?

– El PNV está ojo avizor al campo de pruebas que ha sido Cataluña y ha visto que les ha salido rana.

– ¿Ve posible una confluencia entre el PNV y EH Bildu para promover un procés a la vasca?

– El nuevo estatus, pactado entre ambos, es eso. Otra cosa es que esté en 'stand-bay', que es lo que EH Bildu le critica al PNV. Se hacen guiños cuando les convienen. El nuevo estatus supone cargarse el Estatuto de Gernika y la Constitución. En resumen, romper la convivencia para crear una república vasca, como el procés.

– No obstante, si el apoyo del PNV fuera imprescindible, quizá Feijóo le exija a usted moderar las críticas hacia los jeltzales...

– El presidente confía en su partido en el País Vasco. No es una cuestión de moderar o no las críticas, sino de defender el proyecto de mi partido, que es vasco, español, foralista y defensor del Estatuto de Gernika. En ese espacio nos estamos quedando cada vez más solos, porque el PSE en algunos momentos parece más nacionalista que constitucionalista.

– En ese objetivo de llegar a la presidencia del Gobierno. ¿Se verá abocado Feijóo a perder la virginidad y a pactar con Vox?

– La gente sabe que de las crisis se sale desde la centralidad y la moderación, no desde los extremos y la radicalidad. Aspiramos a la mayoría absoluta porque te permite desarrollar tu programa sin estar encasillado por otros partidos. Y, si no es así, por lo menos en solitario, como en Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso no cuenta con mayoría absoluta y obtiene apoyos puntuales de Vox.

– Sin embargo, la ultraderecha sí forma parte del Ejecutivo de Castilla y León y usted apoyó su entrada.

– Sí, pero allí Alfonso Fernández Mañueco al primero que llamó fue a Tudanca (PSOE) para ofrecerle entrar en el Gobierno, pero no le interesó, así que la única opción posible era Vox.

– Luego en su opinión los votos de Vox son aceptables para lograr la presidencia del Gobierno de España.

– Todos los votos de los partidos democráticos son aceptables. Lo que no es aceptable es llegar a acuerdos, como hace Sánchez, con partidos que son legales pero no democráticos. Este es el caso de EH Bildu, que monta 'ongi etorris' a favor de ETA; o ERC, que está detrás de un golpe de estado para declarar una república independiente en Cataluña. Que yo sepa Vox es un partido democrático.

–¿La disidencia de Olona refleja que Vox se está desinflando?

– Sí, sufren un problema muy grave. Olona ha sido un terremoto y muestra que ni los propios dirigentes de Vox creen que este partido sea una alternativa para el Gobierno de España.

– Por cierto, ¿qué opina de la canción del polémico acto de Vox cuyo estribillo invitaba a 'volver al 36'?

– Me entristece. Pero también me pareció lamentable escuchar a la extrema izquierda entrar en una capilla de una universidad al grito de 'arderéis como en el 36'. La extrema derecha y la extrema izquierda nos retrotraen a 1936. Yo, en cambio, miro al futuro, a 2036.

– Viendo las dificultades de Vox, Cs y Podemos, ¿se puede deducir que se tiende al bipartidismo?

– El cabreo de la gente en determinados momentos, tanto aquí como en el resto de Europa, conlleva un castigo hacia los partidos que gobiernan y el voto se va a los extremos, ya sean de derecha o de izquierda. Pero es pan para hoy y hambre para mañana, porque esos partidos no solucionan los problemas y además chocan con la fortaleza de la UE. Es cierto que en España la tendencia es hacia la vuelta al bipartidismo, en definitiva, hacia aquellos que desde la transición han llevado a este país adelante.

– El PP se ha mostrado muy crítico con el Ayuntamiento de Donostia por subvencionar fiestas, como las de Amara, en las que se incluye, por ejemplo, el 'poteo facha'. ¿Se está haciendo la vista gorda?

– Sigue habiendo guetos proetarras por donde algunas personas no pueden pasear o ir a las txosnas sin que le amenacen. Esto ocurre porque en este país hay un déficit de respeto, porque unos jóvenes azuzados por su partido, por los primos de Zumosol, los de EH Bildu, les ríen las gracietas. El PNV se solidariza cuando ocurren hechos contra mi partido o contra mi familia. Sin embargo, hay situaciones preocupantes. Por ejemplo, yo he visto personalmente que cuando a un ertzaina de uniforme se le dice que en unas txosnas hay carteles contra ellos, contesta que no tiene órdenes para quitarlos. ¿Quién decide no intervenir? La consejería del Gobierno Vasco. Por eso, mi grupo en el Ayuntamiento de San Sebastián ha hecho muy bien denunciando la situación. El PNV en muchas ocasiones mira hacia otro lado para que no haya lío. Nosotros no nos vamos a callar, porque no queremos que los radicales campen a sus anchas.

– ¿Qué opina de GKS?

– Me preocupa que haya grupos más radicales que los radicales. Entramos en el mundo de los megarradicales.

– Ustedes son muy críticos con el PNV, pero lo cierto es que ha absorbido una parte importante de sus votos. ¿Qué van a hacer para recuperarlos?

– La gente que votaba al PP y se fue al PNV lo hizo porque creía que era un salvoconducto de buena gestión, pero están viendo que se trataba de un mito. Por ejemplo, durante mucho tiempo se nos ha dicho que nuestra sanidad era la mejor del mundo, cuando ahora atraviesa una enorme crisis que se traduce en el cierre de ambulatorios y clausura de servicios. No vivimos en el oasis que nos ha vendido el PNV, sino en una reserva nacionalista.

– ¿A qué se refiere?

– A las puertas giratorias, a los enchufes para trabajar y a los chiringuitos para los nacionalistas. Algunos advierten de que cuando se bajan los impuestos se reduce el gasto, efectivamente, pero lo queremos hacer eliminando lo que sobra en este país, como esos chiringuitos o las seudoembajadas que el PNV quiere abrir en Japón, en Corea, en Latinoamérica y en Europa.

– ¿En esta recuperación del voto fronterizo que se fue al PNV no cabe una modulación de su discurso hacia posiciones más vasquistas?

– Tal vez yo haya sido el presidente del PP vasco más vasquista. Cuando era secretario general coloqué las ikurriñas en todas las sedes, introduje el euskera en los mítines, mis hijos se han formado en el modelo D... Cuando defiendo a España la defiendo con la misma intensidad que a Euskadi. En este sentido nadie me puede dar lecciones.

– El pasado miércoles, en la presentación de un libro, advirtió de que la Ley de Memoria Histórica corría el riesgo de ser intencionadamente amnésica. ¿Por qué?

– No se puede recordar solo a los fusilados de un bando y no del otro. En la Guerra Civil hubo vascos en los dos bandos y muchos de ellos no pudieron elegir en cuál querían estar. Además, si queremos hablar de memoria histórica y te olvidas de recordar la enorme tragedia que ha sido ETA, esa memoria está sin duda coja. Pues bien, en el borrador de la ley ETA no aparece.