Carles Puigdemont, durante un acto de campaña para las elecciones al Parlamento Europeo. EFE
Elecciones Europeas

El ultimátum de Junts a Sánchez tensiona la mayoría plurinacional y extrema el pulso del 9-J

El órdago de Puigdemont incomoda a PNV y EH Bildu y bloquea el despegue de la legislatura hasta resolver la gobernabilidad catalana

DV

San Sebastián.

Lunes, 3 de junio 2024, 02:00

El órdago de Junts al emplazar al PSOE a apoyar la investidura de Carles Puigdemont bajo la amenaza de retirar su apoyo en Madrid ... ha alterado la campaña de las europeas en su recta final. Si estos comicios se habían convertido en un pulso frente a la marea de la extrema derecha en toda Europa, y su capacidad para enredar y condicionar a la derecha democrática, el último emplazamiento de Junts coloca al PSOE entre la espada y la pared y amenaza con dinamitar la legislatura. De entrada, sitúa a la futura gobernabilidad catalana, o la repetición electoral en este territorio en otoño, como una de las claves de bóveda de los próximos meses. El caso es que la legislatura de Sánchez puede tener sus días contados a pesar de que el pasado jueves el Congreso diera luz verde a la Ley de Amnistía, cuya viabilidad jurídica a corto y medio plazo se pone en entredicho pese a tratarse de una iniciativa del poder legislativo.

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En el nacionalismo vasco el escenario empieza a verse con progresivo malestar y, en privado, con una seria diferencia de la estrategia a llevar cabo. PNV y EH Bildu se muestran críticos por el tono de ultimátum en la medida en que complica el arranque de la legislatura. Las dos formaciones se muestran también críticas con la falta de definición del PSOE pero, a la vez, se observa una distancia creciente entre las formas empleadas y los discursos políticos. En especial en EH Bildu, que se ha conjurado desde el principio para que las contradicciones internas de la mayoría plurinacional no terminen por frustrar el Gobierno PSOE-Sumar tan solo seis meses después de la investidura.

Las exigencias de Puigdemont llevan al límite al PSOE, que admiten que sin Junts la legislatura es muy difícil

Las elecciones europeas del domingo visualizarán una primera relación de fuerzas entre Sánchez y Feijóo, que es la radiografía en la que confía el PP para debilitar a la coalición PSOE-Sumar. Pero la clave del futuro, además del termómetro electoral del domingo, va a depender de la política de alianzas que se trence en Cataluña, en donde el independentismo, a pesar de haber perdido la mayoría absoluta, se resiste a aceptar al socialista Salvador Illa como futuro presidente de la Generalitat. Y lo hace con dos estrategias. La primera de Junts, que insiste en que o Puigdemont sale elegido o forzará el adelanto electoral en Cataluña y, de paso, la disolución de la legislatura española desde el momento en que los soberanistas catalanes se nieguen a apoyar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado.

El candidato de Junts a las elecciones al Parlamento Europeo, Toni Comín, advirtió ayer en un acto de campaña desde Elna (Francia) que una eventual presidencia del socialista Salvador Illa aprovecharía la mayoría unionista en el Parlament para «deconstruir» el autogobierno catalán. «Lo que necesitamos es que Junts haga un inmenso resultado el 9 de junio. Es la mejor manera para que el voto que pusisteis en la urna el día 12 de mayo quede confirmado», insistía el exconsejero del Gobierno de la Generalitat.

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Dos escenarios posibles

En el PSOE no se descarta ningún escenario. Ni el de la confrontación y la ruptura, que provocaría la caída del Gobierno y un previsible triunfo de la derecha, ni tampoco el de que las amenazas de Junts sean, sobre todo, retórica de artificio para forzar la cuerda de la negociación, sobre todo porque el pulso entre Junts y ERC se va a mantener hasta las elecciones del domingo. Los socialistas descartan por completo una abstención que pueda favorecer a Puigdemont y asumen que, si no queda más remedio y no hay más apoyos parlamentarios, habrá que recurrir a las urnas «y que cada uno se retrate».

Los socialistas creen que, pese a sus órdagos públicos, ni a Junts ni a ERC les interesa que caiga Pedro Sánchez

Según este análisis, el secesionismo catalán pagaría electoralmente un precio muy elevado porque acabaría trasladándose la idea de que ha sido el último responsable del Gobierno progresista y el artífice de la vuelta de la derecha al poder. Un escenario que, teóricamente, no comparten los socios periféricos nacionalistas de Sánchez. La inestabilidad catalana sería un factor decisivo para darle recorrido a una legislatura que no termina de arrancar, lo que suscita una grave inquietud en el PNV y en EH Bildu, que no oculta su malestar por la impronta convulsa e inestable que empieza a dar la mayoría de investidura.

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