Una brigada municipal ultima los preparativos de una mesa para los comicios de hoy en un colegio electoral de Eibar. DV

Euskadi decide su relación de fuerzas con un entorno europeo y español muy polarizado

El pulso entre Sánchez y Feijóo y el temor a una marea ultra en la UE protagonizan los comicios al Parlamento de Estrasburgo

Alberto Surio

San Sebastián

Domingo, 9 de junio 2024, 02:00

Alea jacta es. Las elecciones europeas llegan hoy domingo con peligro de fuertes tormentas en toda la península. La famosa DANA –acrónimo que significa 'depresión ... aislada en niveles altos' puede arrojar por todo el país fuertes lluvias y granizadas. Coincide el pronóstico meteorológico con los comicios de hoy, marcados por las convulsiones en Europa y en España, con el miedo a un serio avance de las fuerzas de la extrema derecha, por un lado, y un pulso frontal entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, por el otro, que se ha convertido en un plebiscito sobre el futuro de la legislatura salpicado de acusaciones de corrupción. La investigación judicial a Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, se encuentra en el epicentro del seísmo desde que el juez Juan Carlos Peinado la haya citado a declarar el 5 de julio en una decisión muy polémica. Teresa Ribera y Dolors Montserrat, cabezas del PSOE y del PP respectivamente, librarán un combate sin precedentes.

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Es en este contexto en el que los partidos vascos, sobre todo las formaciones nacionalistas, buscan que Euskadi pueda blindar su espacio en el marco europeo. Lo hacen, a pesar de que, al tratarse de unas elecciones con circunscripción estatal única, estas formaciones abertzales concurren en alianzas electorales con otros partidos de ámbito nacionalista y regionalista.

Y lo hacen, también, con la convicción de que el gran peligro real es una elevada abstención que permita a los grupos minoritarios aprovecharse de esta participación y dar la sorpresa en la Eurocámara en detrimento de los partidos y las ententes tradicionales. Irene Montero, de Podemos, Estrella Galán, de Sumar; Jorge Buxadé, de Vox, y Alvise Pérez, de Se acabó la fiesta, completan el cuadro, este último desde el corner antisistema.

El objetivo

El PNV se plantea como objetivo conservar el escaño que peligra si la abstención es alta

La ciudadanía asiste al debate con una seria fatiga y, quizá, sin ser del todo consciente de que la democracia liberal es una frágil planta que hay que regar todos los días para que no se seque y no se marchite antes de tiempo. En esta Europa en la que ciertos debates sólo han sido monopolizados por las élites aflora también nuevas discusiones sobre la crisis energética, el rearme, el crecimiento económico, las cuotas pesqueras, el declive demográfico, la sostenibilidad de las pensiones, las políticas medioambientales, la inmigración o las contiendas bélicas en Ucrania o en Gaza. O el futuro de las kokotxas, del aceite de oliva o del jamón ibérico.

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Europa es una garantía y un paraguas que protege. Y los partidos vascos han tirado de la moviola del activismo al referirse a la historia del proyecto comunitario. El PNV denuncia a la ultraderecha, pero también reprocha al populismo de izquierda. Su mayor temor sería quedarse sin escaño. El respaldo canario, aun siendo necesario, puede que no resulte suficiente para Oihane Agirregoitia.

La claridad

El horizonte nacionalista es una ley de claridad. Pero es un debate tan sensible como inviable

Por parte de EH Bildu, la apuesta de Pernando Barrena pasa por lograr que la coalición Ahora República logre tener dos eurodiputados, uno catalán y otro vasco, en Estrasburgo. Entre otras pretensiones, para envolverse en esta Cámara de resonancia internacional en la bandera de la defensa de las naciones sin estado. Y para pedir ya nueva ley de Claridad que aplique en la UE el modelo canadiense. Ante la existencia de un contencioso soberanista, según este esquema, se impondría la necesidad de buscar una negociación para arbitrar una consulta, a la que habría que plantear una pregunta y una respuesta claras. Si la mayoría es amplia, el proceso de negociación de la separación debería salir adelante.

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Lenguas oficiales

Este sería el objetivo ideal del nacionalismo vasco, pero en la práctica se asume que Europa, azotada por una contienda bélica en Ucrania y bajo la amenaza rusa, está muy lejos de activar en serio ese sensible melón territorial, y más si afecta al sur de la Unión, a países tan relevantes como Francia y España. Plantearse ahora el debate de las soberanías y las fronteras es reabrir una caja de Pandora de efectos realmente imprevisibles y enfría bastante las expectativas del soberanismo, aunque otra cosa es abrir cuando menos el debate o buscar un mayor peso decisorio de las regiones y reconocer el estatus de oficialidad de sus lenguas propias. Ahí está el compromiso del Gobierno español por defender la oficialidad del euskera, gallego y catalan en las instituciones europeas.

El pulso ideológico

El debate entre la derecha y la izquierda en Europa se ha enconado en esta campaña más que nunca

El laberinto europeo va a verse también marcado por las visicitudes de la situación del puzle catalán y por la estrategia de Carles Puigdemont, que se plantea ser president de la Generalitat aunque haya quedado en segunda posición tras el socialista Salvador Illa y pese a que el independentismo no tiene mayoría absoluta en la Cámara. Lo que ocurra en Cataluña a partir de mañana con la elección de la Mesa del Parlament será el detonante de una nueva etapa en la que deberá clarificarse la gobernabilidad catalana: o vamos a un gobierno presidido por el socialista Salvador Illa facilitado en el último segundo por ERC o nos dirigimos a unas autonómicas repetidas que se convertirían en un previsible plebiscito tácito sobre la independencia de Cataluña o su permanencia dentro del Estado español. Un buen conocedor de la realidad catalana realizaba un singular pronóstico a este respecto al señalar que el riesgo de unas nuevas elecciones es real, pero todo quedará en un simulacro. «A Illa le van a hacer sudar la camiseta hasta el último segundo, pero al final será president». No obstante, en la política el futuro no está escrito de antemano casi nunca. Un programa de televisión de TVE de los años 70 se titulaba. 'Todo es posible en domingo'. Esta noche sabremos si aquel título era premonitorio.

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