A por el choque directo

El debate electoral de DV nos ha situado buscando al lobo feroz del cuento cerca de Copenhague. O en alguna otra ciudad nórdica. Pero el tiempo ha cambiado muchas percepciones. La discusión de esta mañana gris y lluviosa bajo un tiempo típico de la primavera ha puesto de relieve un pulso por la centralidad en la recta final de la carrera electoral.

Pradales ha querido alentar el voto del miedo con críticas al intervenciomsmo y el dirigismo de la izquierda abertzale histórica y a la 'memoria selectiva' a la hora de no criticar a ETA. Mientras tanto, el aspirante de EH Bildu, Pello Otxandiano, se ha enfundado en una bandera nada estridente, con abundantes alusiones a buscar «puntos de encuentro con los demás y explorar más soberanía y políticas públicas más ambiciosas, con algunos guiños hacia la clase media que resultan elocuentes. Hasta su apelación final «a la estabilidad» en su minuto de oro ha resultado muy esclarecedora. En todo caso, Pradales ha pasado a la ofensiva, en busca del choque cuerpo a cuerpo, en un contexto en el que EH Bildu parte de formacion favorita y el PNV necesita compulsivamente recuperar terreno.

Ha sido un debate vivo y ágil, a pesar de las dificultades del formato a seis. El capítulo de la convivencia, con las heridas aún por cerrar, ha hecho saltar algunos chispazos, pero aún y todo seguiremos sin ver al aspirante de EH Bildu condenar el terrorismo de ETA aunque sí reconocer que, felizmente, la violencia ya no existe y hay que contruir la convivencia.

El debate deja por descubrir un eventual consenso para reformar el Estatuto de Gernika y buscar un nuevo estatus de autogobierno que blinde una serie de derechos sociales y se aleje un poco del territorio esencialista del derecho a decidir, aunque los nacionalistas lo defienden como un principio democrático que ahora no resulta urgente. Pero el hecho de que se debate tanto sobre la vivienda visualice que el eje derecha-izquierda ha entrado por fin en la escena política vasca. Un cambio de envergadura en esta Euskadi del cambio en el que el mismo Otxandiano afirma que no está defendiendo la independencia en la campaña.