«No hay ninguna norma que diga: A más edad, menos actitud»

¿Se trata de dos jóvenes? ¿De dos recién licenciados? No, son dos veteranos de 56 y 53 años, respectivamente, a los que Lerchundi ha fichado de otras empresas. «Son el perfil que yo quería, ha sido completamente deliberado», apunta, para resaltar que «la experiencia es un grado» y que «los más curtidos aportan una mirada y una forma de hacer completamente distinta, que es la que quiero para determinados puestos de responsabilidad». No son los únicos, en 2022 la empresa también fichó a tres personas de 50,51 y 56 años.

«Al final, la aptitud se les supone por la propia edad, y todo se reduce en realidad a una cuestión de actitud. Y no conozco ninguna norma que me diga que a más edad menos actitud», subraya. «Nadie puede decir que contratar sea sencillo», apostilla. El directivo resta importancia a la cuestión de la brecha tecnológica puesto que, dice, «todos, en todas las empresas, estamos en constante aprendizaje», y resalta sobre los senior que «esta gente me trae conocimiento y experiencia».

El directivo asegura que no puede descartar a una persona porque tenga 57 años, «sigue siendo interesante». Al plantear si los llamados sénior sólo caben en puestos de alta responsabilidad, Lerchundi aclara que «yo la responsabilidad la veo en muchos sitios». «Un técnico de mantenimiento que llega con una sonrisa a un cliente es la imagen de la empresa, eso es responsabilidad», dice. «Trabajamos por un proyecto atractivo que resulte interesante a las personas de valor, sin mirar su edad», zanja.