El empleo a tiempo parcial femenino sigue al alza en Euskadi y es superior a la media del Estado
Se sitúa en el 27,4%, más de cinco puntos por encima de la española, con 57.000 mujeres con contratos parciales, la mayoría de forma involuntaria
San Sebastián
Lunes, 20 de octubre 2025, 00:04
El empleo a tiempo parcial en Euskadi y en el conjunto del Estado, que afecta fundamentalmente a las mujeres, no es una opción voluntaria en ... la mayoría de los casos como sí lo es en otros países. Así lo pone de relieve una vez más un trabajo realizado por la fundación Iseak, que desvela que la razón principal por la que desempeñan estos empleos es la imposibilidad de acceder a puestos de jornada completa.
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Además, se trata de empleos altamente precarios, con contratos temporales, bajos salarios/hora, escasas oportunidades de desarrollo profesional, falta de flexibilidad horaria y mayor esfuerzo físico, factores asociados a menores niveles de satisfacción laboral, señala.
El trabajo, firmado por Lucía Gorjón, Sara de la Rica y Ainhoa Osés, dado a conocer recientemente, complementa otro realizado por Iseak un año antes que recoge datos de Euskadi. El último estudio deja patente que la parcialidad sigue creciendo en España y subraya que tres de cada cuatro empleos a tiempo parcial los realizan mujeres. Una parcialidad que recae sobre el colectivo femenino de todos los grupos de edad y situaciones familiares.
En contraposición a los países del entorno, la parcialidad en España es altamente involuntaria, ya que más de la mitad de las personas con empleo a tiempo parcial preferirían un trabajo a jornada completa. Otra de las conclusiones es que la brecha de género en la jornada parcial se reduciría a la mitad si mujeres y hombres trabajasen en los mismos sectores y ocupaciones.
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Finalmente, subrayan que los empleos a tiempo parcial suelen ser de peor calidad que los de jornada completa, especialmente cuando la parcialidad es involuntaria: presentan más temporalidad y un salario por hora más bajo. Además, ofrecen menos oportunidades de promoción, menor flexibilidad horaria y exigen mayor esfuerzo físico.
Las autoras del estudio realizan tres recomendaciones para corregir esta situación. La primera, establecer el contrato a jornada completa como forma ordinaria de contratación –salvo necesidades de producción– y restringir la parcialidad a colectivos con dificultades de inserción laboral. La segunda, luchar contra la segregación de género ocupacional y sectorial como vía para cerrar las brechas de género en la parcialidad involuntaria, y la tercera, implementar políticas activas de empleo, política industrial y ayudas a la contratación orientadas hacia empresas que no cuenten con personas empleadas bajo jornadas parciales involuntarias, promoviendo así la creación de puestos de trabajo a tiempo completo.
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Euskadi no se sustrae a esta realidad e incluso cuenta con una tasa de parcialidad más elevada que la del conjunto del Estado. De hecho, en 2023, últimos datos aportados por el estudio de Iseak, la tasa vasca era del 17,4% frente al 14,3% de la media española.
La tasa de parcialidad de las mujeres (27,4%) más que triplica a la de los hombres (7,6%) en Euskadi
Una distancia de tres puntos, que se acrecienta en el caso de la que padecen las mujeres. Y es que en el País Vasco el 27,4% de las mujeres tienen un contrato de jornada parcial, mientras que en el conjunto del Estado el porcentaje es del 22,1%; es decir, hay 5,3 puntos de diferencia.
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Hay que destacar que la brecha de género es también algo mayor en Euskadi, ya que la tasa de parcialidad masculina es del 7,6%, lo que supone que las mujeres más que triplican ese porcentaje. En el conjunto del Estado tienen un contrato parcial el 6,9% de los hombres frente a ese 22,1% de las mujeres.
La tasa de parcialidad sigue creciendo. En 2024 la femenina se situó en España en el 22,2% una décima más que el año anterior y cuatro décimas más que en 2022. En el caso de los hombres avanza dos décimas en el último ejercicio y se sitúa en el 7,1%. En Euskadi, en 2023 la tasa femenina creció nueve décimas, hasta el 26,4% y la masculina, tres, hasta el 7,2%.
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En elPaís Vasco, la parcialidad involuntaria es también superior a la de la media española. En concreto, es del 50,7%, cinco décimas más que la del conjunto del Estado. Y es, además, la segunda más alta de Europa, solo se ve superada por Italia, que registra una tasa del 65,8%. En segundo lugar se sitúa España y en tercero, Portugal (43,7%). En concreto, en el País Vasco había 57.000 mujeres con contratos parciales no deseados frente a 18.000 hombres que se encontraban en esta situación.
En Euskadi la tasa es del 50,7%, la segunda másalta de Europa solo por detrás de la de Italia
El informe destaca que la alta parcialidad involuntaria en Euskadi y España es una anomalía en relación con los países del entorno. Apunta que si bien la tasa de parcialidad en ambos se encuentra entre las más bajas –únicamente precedida por la de Portugal (8%), la involuntaria es, sin embargo, de las más altas.
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En el lado opuesto se sitúan Países Bajos, con una parcialidad del 47%, pero en su caso es altamente voluntaria –la proporción del empleo parcial involuntario es del 5%–. Lo mismo ocurre con Alemania, con una tasa de parcialidad del 27%, pero la no deseada es del 10%.
El estudio destaca que los altos valores de parcialidad voluntaria de muchos países europeos obedecen a la utilización de esa modalidad contractual para conciliar la vida laboral y personal. «Lamentablemente, esto no es lo que sucede ni en España ni en Euskadi por la alta involuntariedad que refleja esta modalidad».
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Actividades del hogar, artísticas y recreativas, y hostelería tienen las tasas de parcialidad más altas
En Euskadi, la parcialidad es especialmente alta en actividades del hogar (55%), hostelería (51%), actividades administrativas privadas (38%), actividades artísticas y recreativas (54%), y educación (27%), como puede verse en el gráfico adjunto. Una fotografía que deja patente, según el estudio, que los sectores con mayores tasas de parcialidad son los más feminizados.
El informe subraya que una mujer tiene una probabilidad 8,4 puntos mayor de estar empleada con un contrato a jornada parcial involuntariamente que un hombre, aunque parte de esa brecha (5,4 puntos) se debe a la segregación ocupacional; es decir, a las distintas ocupaciones.
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