Lo que no pueden hacer
Hoy se reúne el consejo de administración del BBVA. En principio, para aprobar las cuentas de 2018, pero no hace falta tener el olfato periodístico ... de Ben Bradlee para asegurar que la atención pública sobrepasa a los números, que se estiman favorables, y recae sobre la respuesta que se va a dar a la terrible serie de acontecimientos publicados estas últimas semanas. Obviamente, no tengo ni idea de lo que van a analizar, ni lo que van a decir, ni lo que proponen hacer. Pero, si me perdona la petulancia, sí sé lo que no pueden hacer ni decir.
Por ejemplo, no pueden tapar lo sucedido bajo una ingente montaña de datos y cifras. Por supuesto que la evolución del banco merece atención y será estudiada por todos los analistas. Pero hoy las miradas se dirigen hacia atrás y más hacia abajo. El banco está sometido a una tensión insoportable y arrastra su reputación por los niveles más zafios de la actualidad. No puede seguir así ni un minuto más.
Otra cosa que no pueden hacer es escudarse tras la socorrida afirmación de que está investigando los hechos, pues debe ser consciente de que la situación no admite dilaciones. Nadie le pide al consejo que haga calificaciones jurídicas, ni que sentencie lo merecido por cada uno de los protagonistas. El asunto ha entrado ya en los pasillos de los tribunales y serán ellos, con su maquinaria lenta pero imparable, quienes cumplan esa tarea, además claro está de los organismos reguladores y supervisores.
Al consejo, simplemente, sus empleados, sus accionistas y sus clientes le piden, yo diría que le exigen, que aplique el código ético de conducta que él mismo elaboró, aprobó y mandó cumplir. Nadie se explica las causas que han hecho necesarias las contrataciones de Garrigues -desde hace meses-, y ahora de Uría&Menéndez y de casi 50 profesionales de PWC. ¿Pero, qué hay ahí dentro para necesitar tanto abogado y tanto auditor durante tanto tiempo? ¿No han descubierto nada? Si es así que se querellen contra quienes han difundido los bulos y, si no es así, que digan algo. Tan solo con lo que ya ha reconocido el propio banco hay materia más que suficiente para aplicar el código ético y actuar en consecuencia.
Recuerdo lo que decía el anterior presidente en la carta de presentación de dicho código: «En todo momento nuestro comportamiento ha de ser legal, ajustándose a la letra y al espíritu de la Ley, que debemos cumplir sin buscar interpretaciones forzadas para eludirla; además, ha de ser moralmente aceptable y susceptible de ser publicado sin que ello nos genere ninguna incomodidad». Pues eso, con la de veces que le han hecho caso en el pasado..., deberían obedecerle también hoy y cumplir su mandato. Y, en consecuencia, que lo publiquen todo y que apliquen su propio código.
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