El testimonio de los protagonistas

«Este proyecto puede ser superior al efecto del Guggenheim»

Para Pedro Miguel Etxenike, presidente del DIPC, el día de ayer fue «una gran alegría». Se mostró satisfecho de cómo se había gestionado la consecución del superordenador para San Sebastián. «Con unidad, sin arrogancia y con el orgullo del pequeño», comentó. «Lo que va a venir lo iremos construyendo». Etxenike repasó la apuesta decidida del Gobierno Vasco por la innovación y la ciencia. «Cuando empecé en los años 80 la inversión era del 0,065», recordó. «Es un acto valiente apostar por invertir en un ordenador cuántico. Lo importante, aunque no sepamos con certeza a dónde nos lleva ese futuro, es estar. Es mejor que no estar. Solo en atracción de talento, lo compensaremos», vaticinó.

«Tenemos ante nosotros un futuro fascinante. Las nuevas tecnologías serán lo que sea, pero estaremos ahí. Las políticas de flexibilidad y heterogeneidad, la continuidad de los proyectos y la relación amable entre los investigadores y la administración son clave».

Para el vicepresidente mundial de IBM quedará grabado en su memoria y en la del territorio. «Estamos haciendo historia. Es la mayor inversión en infraestructuras científicas. Y no estamos aquí por casualidad. El País Vasco se ha ganado su prestigio y con este templo, Euskadi está en la vanguardia», señaló. «El momento que vive la computación es el más emocionante científicamente desde los años 60. Es una verdadera revolución. En el futuro habrá una combinación entre los ordenadores clásicos, capaces para resolver problemas 'fáciles', y los cuánticos».

«Es una apuesta valiente y visionaria que nos permitirá estar en la primera liga de las infraestructuras científicas de vanguardia», apuntó la presidenta de la Fundación COTEC para la Innovación, Cristina Garmendia. «Es difícil precisar el impacto social y económico, pero no hay duda de la oportunidad para desarrollar y atraer talento, así como la de desarrollar potenciales casos de uso pionero para la industria».

Garmendia cree «firmemente» que la instalación del ordenador cuántico de IBM tendrá «un efecto superior al que ha tenido el Guggenheim en Bilbao. Una infraestructura cultural de primer nivel es más comprensible y visible, pero este ordenador pasará a ser una seña de identidad de Donostia porque va a tener mucha proyección internacional. Soy fan del proyecto», resumía con una sonrisa. «Tenemos que estar super agradecidos como sociedad que haya habido un posicionamiento institucional tan potente».

Román Orús defiende que «esto que está pasando es la consecuencia de lo que se ha estado trabajando en Euskadi durante muchas décadas de conocimiento científico. Es uno de los ordenadores más potentes que ha fabricado la humanidad». El cofundador de una de las startup más influyentes en computación cuántica, Multiverse Computing, aseguró que «es un hecho muy relevante porque va a permitir acelerar cosas en la industria, acelerar muchas iniciativas científicas y académicas alrededor de él. Es una revolución tecnológica que está por venir».

Francesca Ferlaino, investigadora de la Universidad de Innsbruck, conoce de cerca la realidad científica de Donostia por su colaboración con el DIPC. «Es muy importante estar dentro de la maratón de la computación. A nivel mundial hay que estar y Euskadi lo está», comenta. «La física cuántica está definiendo casi todas las tecnologías del futuro. Parece que es algo general y difícil de entender, pero ya estamos con ello. Por ejemplo, la geolocalización de los móviles funciona porque hay tres relojes cuánticos que pueden medir los tiempos con exactitud», explica.

«Toda esta precisión va a ser muy importante en una gran variedad de sectores, no solo en los relacionados con la computación. Piensa en temas de ascensores, en criptografía, en el tiempo... Es otra forma de tecnología que en realidad ya convive entre nosotros», manifiesta. «Esta es una iniciativa muy importante y nos toca celebrarlo porque supone un hito», apunta Ferlaino.

«Es complicado entender el impacto que puede tener este proyecto porque no es algo que se ve de un día para otro», afirma el reconocido investigador en computación física, Juan Ignacio Cirac. «Esto será un proceso continuo, se empezarán a mover las cosas, empezará a haber resultados, se acercará a la industria, a los estudiantes, al talento... Es un proceso largo, pero lo que es bueno es que ya se haya dado el pistoletazo de salida», sostiene.

El director de la división teórica del Instituto Max Planck considera que San Sebastián es «el lugar perfecto» a lo que se añade el entorno. «En el resto de Euskadi también hay buenos grupos de investigación y una industria interesada. Se ha juntado el hambre con las ganas de comer», comenta.

Cirac tiene «muchas preguntas abiertas» de cara al futuro y sostiene que «las sorpresas irán en aumento en los próximos años. Euskadi se sitúa en primera línea de ese futuro que es incierto pero será tecnológico e industrial».