La OPA MásMóvil-Euskaltel: una operación de 2.000 millones resuelta en solo un mes

El mito de la OPA de los 2.000 millones de euros (con los gastos, la factura se eleva a 2.034 millones) completada en cuarenta y ocho horas se sustenta en el hecho de que el presidente del consejo de administración de Euskaltel (Xabier Iturbe) recibió el 15 de marzo una oferta no vinculante de MásMóvil en la que la teleco amarilla le mostraba su «interés en valorar la posibilidad de formular una oferta» al precio y bajo las condiciones después conocidas por el mercado.

No tardó demasiado Euskaltel en dar su respuesta. Y es que dos días más tarde, la teleco vizcaína respondia a MásMóvil trasladándole la decisión del consejo sobre su interés y «su disposición a avanzar rápidamente en lo que fuera necesario para anunciar la operación a la mayor brevedad posible», según consta en el folleto de la oferta entregado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Ese mismo día 17, el consejo de administración de Euskaltel consideró la OPA (aún no oficializada en el mercado) de «amistosa» -este matiz no es baladí- así como de «atractiva», lo que también tiene su importancia. ¡Luz verde! Estaba todo 'Ok'.

Esa facilidad de acceso era, por supuesto, el fruto de un intenso trabajo previo de negociación que trajo al consejero delegado de MásMóvil, Meinrad Spenger, varias veces a Euskadi. También a San Sebastián, donde el Gobierno Vasco (tanto en su edificio de la calle Andia como en el parque tecnológico de Miramón) fue puntualmente informado, primero del interés y después de las 'tripas' de la operación. Esas tripas incluían los compromisos ligados al arraigo, como el mantenimiento en Euskadi de las sedes social y fiscal de Euskaltel, así como el del empleo.

De hecho, no es que el Ejecutivo negociara las condiciones (de hecho, no le corresponde de ninguna manera), pero MásMóvil se esmeró muy mucho en centrar el tiro para lograr una suerte de plácet semioficial o, cuando menos, la aquiescencia del Ejecutivo de Iñigo Urkullu a su oferta. Y es que, de todos es sabido, desde la llegada del fondo de inversión británico Zegona a Euskaltel surgió la idea de la deslocalización.

El directivo austriaco así como el vicepresidente de MásMóvil, Josep María Echarri, capitanearon unas negociaciones que se desarrollaron a varias bandas y que, como reconocen en privado algunos bancos de inversión, sorprendieron a muchos por su precisión y efectividad.

Cabe recordar que el mercado daba por hecho que lo que en realidad sucedía era que o bien Vodafone estaba preparando la compra de Euskaltel o MásMóvil negociaba con la teleco británica una operación de fusión. Pero no. Aunque esas dos opciones eran reales y estaban sobre la mesa, la teleco amarilla sorprendió a propios y extraños con su rápida jugada.

Un giro de guion que no fue en modo alguno casual. Euskaltel estaba en el punto de mira de MásMóvil desde hacía tiempo. La complementariedad de negocios y territorial era evidente. Y, según ha podido saber DV, estando abiertos aquellos posibles movimientos con Vodafone como coprotagonista, algunos accionistas de la teleco amarilla (los vascos, que controlan aproximadamente un 13% de la compañía) apostaron claramente por la opción de la firma naranja.

Entre mediados de febrero y el momento en que Euskaltel dio su beneplácito, MásMóvil negoció también con algunos accionistas destacados de Euskatel. En concreto, con Zegona (que se veía presionada para rentabilizar la que era su única inversión), Kutxabank (cuestionado hasta ese momento en su papel de garante del arraigo) y con Corporación Alba, con un papel netamente financiero. El tira y afloja dio sus frutos: la contraprestación ofrecida y los compromisos adquiridos por Spenger les convencieron para comprometerse a vender sus títulos, que sumaban un 52,32% de la empresa.

Precisamente, ayer terminaba el plazo de aceptación de la OPA. El mercado espera que un porcentaje altísimo de accionistas de Euskaltel haya acudido a la misma; algo que se conocerá en la primera semana de agosto.