Loli García (Reelegida secretaria general de CC OO-Euskadi): «Sin derogación del factor de sostenibilidad no habrá acuerdo en pensiones»

–Ha salido reelegida con el 68% de los votos, frente al 85% de hace cuatro años. ¿A qué lo achaca?

–Hay que situarlo en clave de organización interna. Algunas organizaciones entienden la forma de gestionar de otra manera, en relación al trabajo interno, organizativo, a cómo situarse... Con todo, no ha habido ningún voto en contra, el resto han sido en blanco. El sindicato sale muy cohesionado de este congreso, muy plural y transversal.

–¿La pandemia ha sido un hándicap para el sindicato?

–Ha sido un año muy complicado que nos ha obligado a trabajar a salto de mata, sin mucho espacio para la reflexión. Pero la dirección sale muy cohesionada.

–LAB arrebató a CC OO hace unos años el segundo puesto en representación sindical. ¿Uno de los objetivos es volver a recuperar ese espacio?

–Tenemos un objetivo claro que es mejorar nuestra representación. Ello requiere algunos cambios organizativos. Pero nuestro problema no es tanto en aquellos sitios donde ya estamos como donde no hemos conseguido estar.

–Una de las líneas que se ha marcado el sindicato es seguir avanzando en la recuperación de los derechos colectivos arrebatados. ¿Ahí entra la derogación de la reforma laboral que propugnan?

–Las líneas estratégicas del sindicato son cuatro. La primera un cambio de modelo productivo que apueste por afianzar el modelo industrial. La segunda, el refuerzo de los servicios públicos y no solo los clásicos –Educación, Sanidad...–. Hay que recuperar los que se han externalizado dejándolos en manos privadas. La tercera, es la de la igualdad, a todos los niveles no solo en el ámbito laboral, aunque aquí los planes de Igualdad son el mejor instrumento que tenemos para luchar contra la desigualdad. Y la cuarta línea son los sistemas de protección social. Hay que cuidar, reforzar y ampliar la cobertura de la RGI desde un consenso político amplio.

–¿Y cuáles son los instrumentos?

–La negociación colectiva, defendiendo el convenio sectorial sobre el de empresa; la concertación social, es decir, el diálogo social como instrumento para modificar las políticas públicas, entre otras para derogar las reforma laborales, sin vetos de las organizaciones empresariales, y para impulsar una nueva normativa laboral, que apueste por la flexibilidad interna y recupere el papel vertebrador de la negociación colectiva. Finalmente, el tercer instrumento es el binomio movilización-organización para la acción colectiva.

–Unai Sordo advirtió el jueves en la jornada inaugural del Congreso al Gobierno de una movilización creciente si no había avances en la derogación de la reforma laboral antes del verano. ¿Se contempla una huelga general?

–De momento no se habla de huelga general, pero hay un espacio para la negociación con una limitación temporal, que se conjugará con la presión en la calle, que ya venimos haciendo. Hay que derogar la reforma laboral y abordar una nueva normativa laboral. Son condiciones sine-quanon.

–En ese paquete está también la reforma de la pensiones. El Gobierno se resiste a derogar el factor de sostenibilidad.

–Las negociaciones están muy avanzadas y no estamos en mal camino. Pero no habrá ningún acuerdo que no contemple la revalorización en función del IPC, que ya está asumido por el Gobierno, y la derogación del factor de sostenibilidad. Porque este factor supone un recorte de entre el 20 y el 30% en las pensiones futuras. Es una línea roja.

–¿El endurecimiento de las prejubilaciones voluntarias supone una dificultad añadida al acceso de los jóvenes al mundo laboral?

–Solo se endurece en los dos primeros meses, mientras que habrá más colectivos que puedan acceder a la jubilación forzosa y con mejores incentivos. Pero el futuro de las pensiones está ligado también al empleo de calidad y sobre todo al de los jóvenes. Hay que acabar con el periplo de que los jóvenes pasen de media entre ocho y diez años de precariedad, temporalidad e inseguridad laboral.

–Un experto señalaba esta semana que la prestación de los nuevos pensionistas es superior al salario medio de los menores de 35 años. ¿Es un reflejo de esa precariedad?

–Un mercado laboral que permite eso no es asumible para una sociedad como la nuestra, teniendo en cuenta los altos nieveles de formación de los jóvenes.

–Y persiste la brecha salarial de las mujeres...

–Tiene mucho que ver con la segmentación laboral, tipos de contratos... En los planes de igualdad hay un instrumento potente como son las auditorías salariales. Vamos a poner toda nuestra acción sindical para luchar contra esa brecha.

–Es fundamental la labor de la Inspección de Trabajo. ¿Tiene recursos suficientes?

–Este es uno de los servicios públicos que hay que reforzar. Hay que incrementar sustancialmente sus recursos económicos pero sobre todo los humanos. Tiene que haber un control más grande.

–Aboga por una reforma fiscal en profundidad. ¿En qué términos?

–El mayor peso actual recae sobre el factor trabajo. No puede ser que las empresas con beneficios y las grandes multinacionales sean las que menos contribuyan mediante exoneraciones, elusiones fiscales o entramados. Hasta el propio presidente de EE UU lo dice. Tiene que pagar más quien más genera. Pero en general hay que pagar más impuestos tanto vía IRPF, como Sociedades o Patrimonio. Hay que hacer mucha pedagogía y que sea realmente redistributiva.

–Reclama un acuerdo plural y transversal para situar la agenda social y las reivindicaciones del mundo del trabajo en el centro de las prioridades. ¿Se refiere al resto de sindicatos?

–No. Al ámbito de la política. No podemos vivir en una situación de polarización política.

–¿También en Euskadi?

–Sí. Se necesitan consensos amplios, plurales y transversales, por ejemplo en materia de RGI.