Kutxa Fundazioa estudia incorporarse al consorcio vasco que comprará Ibermática
La institución guipuzcoana analiza su participación como apoyo financiero en la operación liderada por BBK, Indar Kartera y el Gobierno Vasco
Kutxa Fundazioa estudia estos días su posible incorporación al consorcio vasco que pelea por hacerse –por 500 millones de euros– con la división tecnológica de ... Ayesa, que incluye la antigua firma donostiarra Ibermática. Así lo han confirmado a DV varias fuentes conocedoras de la operación, que aseguran que la 'cuadrilla' conformada por la Fundación BBK, el fondo Indar Kartera de Kutxabank y el Gobierno Vasco ha invitado a sumarse a la aventura como socio financiero a la institución heredera de la antigua Kutxa, pilotada por Ander Aizpurua y que consultada por este periódico ha preferido guardar silencio al respecto. «No comentamos ninguna operación concreta, estemos o no estemos en ella», ha sido la respuesta de Fundación Kutxa, que tiene el dosier de la 'Operación Ayesa' encima de la mesa.
La ausencia de Kutxa Fundazioa en la operación de compra de Ayesa y Uvesco (a escasos días de cerrarse por parte de un grupo de directivos de la empresa e inversores privados vascos) generó cierta sorpresa en el corpus empresarial guipuzcoano, dado el peso histórico del grupo de distribución irundarra y su ligazón con el territorio, amén del empleo que mantiene en Euskadi y las compras que realiza cada año a pequeños productores locales.
La ausencia de Kutxa Fundazioa en operaciones como la de Ayesa o Uvesco causó sorpresa en el tejido empresarial de Gipuzkoa
La entidad fundacional con sede en el Parque de Miramon, que tiene la discreción por bandera en estas cuestiones, se aferró también entonces al mantra de no comentar posibles pasos y, finalmente, la opción se desvaneció en el aire. Una posición que contrastaba con el espíritu de blindaje del arraigo a toda costa de aquellas empresas que resultaran tractoras en el país y que impera en Euskadi en los últimos tiempos.
Una inercia que ha llevado al Gobierno Vasco a generar y a potenciar distintos instrumentos financieros para este fin y que, en paralelo, ha movido también a no pocos actores privados de Euskadi a trabajar juntos en pro de ese objetivo. Pasada la opción de Uvesco, sin embargo, cabe la posibilidad de que la Fundación Kutxa se sume ahora a esta carrera iniciada para conservar o recuperar de manos de fondos de inversión extranjeros compañías estratégicas para Euskadi.
Lo podría hacer vía Ayesa, que en plena transición digital y tecnológica, más allá de cuestiones sentimentales, se presenta como un pilar fundamental del cambio de paradigma y del reto de futuro que afrontan Euskadi, sus empresas y sus administraciones. No en vano, la firma es una referencia en los ámbitos de digitalización, ciberseguridad, inteligencia artificial o programación
Cerrar el círculo
La recuperación para Gipuzkoa y para Euskadi de Ibermática/Ayesa por parte del Ejecutivo Pradales y de lo que hoy queda de las antiguas cajas de ahorro (las fundaciones y el banco Kutxabank, del que Kutxa, BBK y Vital son propietarias) supondría en cierto modo cerrar el círculo. Una vuelta a casa por Navidad.
Una eventual presencia de la fundación guipuzcoana sumaría puntos para que la sede central se quedara en San Sebastián
Y es que la antigua Ibermática (integrada en Ayesa en 2022) fue creada en el año 1973 por la entonces Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián y Telefónica. Kutxabank llegó a controlar más del 50% de la tecnológica donostiarra. Pero la presión del Banco Central Europeo, que no quería cajas de ahorro en España ni en pintura tras el rescate financiero (Bankia y otros pasaron factura a otros que sí lo hicieron bien) y aún menos que aquellas tuvieran participaciones industriales, forzó al banco a deshacer buena parte de su cartera, igual que convirtió a las 'kutxas' en fundaciones alejadas del negocio bancario directo.
Así fue como entraron en escena la familia Manzanares y Ayesa, que en realidad es propiedad al 70% del fondo de inversión A&M Capital, que es quien tiene cerrado un acuerdo con la 'cuadrilla' de inversores vascos cuya exclusividad termina el 31 de diciembre.
Para esa fecha, con algún hito secundario anterior a cumplir, los socios han de tener cerrada la financiación y el pacto que rija la relación entre ellos. Los portagonistas de la apuesta son optimistas, y de hecho la exclusividad da a entender que ya son capaces de afrontar la compra desde el punto de vista de la aportación puramente económica.
Pero quedan cosas por cerrar, y ahí entra en juego la conformación final del consorcio y la invitación a Fundación Kutxa. A nadie se le escapa que queda muy poco tiempo para que suenen las campanadas del día 31, lo que podría complicar que nuevos compañeros de viaje su subieran al barco, pero tampoco es imposible. Además, se puede presentar un marco inicial y dejarlo abierto a la incorporación de terceros un poco más adelante. De hecho, el propio Jauregi explicó que superada la firma necesaria antes de fin de año se abre un periodo de otros cuatro meses para terminar de completar los trámites.
Efecto sede
La entrada Kutxa Fundazioa en Ayesa encajaría en la estrategia inversora que la entidad dio a conocer el pasado mes de mayo, al presentar la adquisición del porcentaje que aún no controlaba de INZU, un grupo de catorce empresas y un centro tecnológico guipuzcoano por un importe que no fue desvelado.
La suma de Kutxa Fundazioa a la citada 'cuadrilla' (como define Jauregi a estos grupos de inversores por el arraigo) sumaría puntos de forma evidente para que la sede de Ayesa/Ibermática (que cuenta con una importante presencia en Zamudio) se quedara para siempre en Donostia, en el parque tecnológico de Miramon. Y es que, como explicó el propio consejero de Industria, el consorcio aún no ha decidido dónde se ubicaría el cuartel general de la empresa, ya que es algo que quedará en manos de los futuros accionistas.
La tecnológica bilbaína Teknei se perfila como el «socio industrial»
El grupo de inversores vascos busca, además de compañeros de viaje del ámbito financiero, un «socio industrial». Un papel para el que el primer candidato es la propia familia Manzanares, que son quienes han hecho crecer Ayesa hasta convertirla en una multinacional de éxito. De hecho, los industriales sevillanos están por supuesto invitados a formar parte de la apuesta vasca.
Según varias fuentes del mercado, otro candidato para ese papel de socio industrial (una figura que no hay porque se debe definir ahora) podría ser la compañía tecnológica bilbaína Teknei, que recientemente ha cobrado protagonismo tras adquirir por casi 100 millones de euros la división de Indra y que, al mismo tiempo, goza de excelentes relaciones con el PNV. No en vano, su propietario y 'alma mater', Joseba Lekube, descendiente del Lehendakari José Antonio Aguirre Lecube, es presidente de la organización extraterritorial jeltzale en México. Tras anunciar la compra a Indra, Lekube señaló que la adquisición «supone un paso decisivo, que ayudará a aumentar nuestra escala y reforzar nuestra posición en el mercado de los servicios tecnológicos». «Con la incorporación sumamos capacidades críticas en procesos complejos y talento altamente especializado, ofreciendo soluciones más completas e innovadoras», apuntó. Teknei, que cuenta con cuatro grandes divisiones (Servicios IT, IA y Automatización, Consultoría y Soluciones de negocio, y BPO impulsado por la tecnología), ha crecido de forma notable a base de adquisiciones. Con sede en Bilbao, está especializada en consultoría, desarrollo de software y soluciones IT.
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