«Gano menos que hace quince años»

Mario Palacios, presidente de Guitrans, señala que el paro está más que justificado, porque la crisis «es tremenda y no hay manera de rentabilizar las empresas». Palacios desgrana los problemas: morosidad, retraso en la devolución del céntimo sanitario, intrusismo de camioneros de países del Este, carestía del gasoil, peajes, carga y descarga que se endosa a los conductores, cuando es una función que no les corresponde... «Así no hay quien trabaje –concluye Palacios–. Es muy difícil atraer a los jóvenes».

Hiru participa del malestar, pero no se suma a la huelga. Jon Altuna, portavoz de la asociación, explica que «tenemos agenda propia, somos un sindicato de autónomos de Euskadi y esta es una huelga convocada desde Madrid». No obstante, indica que «estamos de acuerdo con los motivos. Este es un sector afectado, entre otras cuestiones, por los peajes y la subida del gasoil. En consecuencia, ya no se gana lo que se ganaba, porque el incremento de los gastos no se puede repercutir en los clientes. Se quiere un transporte barato y este es el problema».

Quedan días para desconvocar una huelga que, si sale adelante, pondrá en jaque a la economía del país, ya de por sí zarandeada por el alza de la tarifa eléctrica y de las materias primas. El paro del transporte sería letal al afectar a las Navidades, días de consumo masivo y en los que se tienen puestas las esperanzas para dar un empujón definitivo a la recuperación postcovid.

Ahora bien, haya o no paro, el cabreo entre los camioneros por sus condiciones de trabajo es supino. Así queda de manifiesto en el trabajo a ras de carretera realizado ayer por este periódico en la gasolinera de la N-I en Alegi.

Mikel Pérez de Arenaza, camionero de Oñati, se muestra crítico con la huelga. «La ha convocado la patronal. Están calentando el ambiente para que los autónomos salgamos a hacer ruido. Eso es una trampa» No obstante, comparte el malestar. «Las condiciones son muy precarias, especialmente para los autónomos. El principal problema son las grandes empresas. Entre ellas se pegan y bajan los precios. Luego nos contratan a nosotros, que estamos al final de la cadena, teniendo que aceptar lo que ellos dejan a precios irrisorios. Nuestra gran reivindicación es el precio de las tarifas del transporte, porque sube el gasoil, los peajes.... La realidad –subraya Pérez de Arenaza– es que el coste de la vida va para arriba y estoy cobrando menos que hace quince años».

El camionero de Oñati subraya que no es verdad que no haya transportistas, «lo que no hay son precios justos y condiciones de trabajo. ¿Por qué no hay gente de aquí en el sector? ¿Por qué son todos polacos o rumanos? Porque los de aquí no pueden entrar. Un camión cuesta 180.000 euros. ¿Quién se va a meter en una inversión de este volumen, si lo que cobramos es irrisorio?», concluye Pérez de Arenaza.

Oscar Aizpurua también es autónomo. Residente en Mendaro, explica que hasta ahora lo que más le preocupaba era el peaje que cobraba la Diputación en la N-I. «Lo han quitado, aunque parece que a partir de 2023 cobrarán por circular por todas la autovías del Estado. No podemos olvidarnos del precio del gasoil, que ha subido una barbaridad, reduciéndose al mismo tiempo los beneficios».

Aizpurua añade que el problema se agrava porque «no estamos en un momento en el que puedas ir a un cliente para decirle que le subes los portes. Menos mal que entre los autónomos del País Vasco hay un cierto respeto en los precios que cobramos, algo que no ocurre con las grandes compañías, ellas sí nos hacen la competencia. Luego dicen que no hay chóferes, cómo los va a haber, esto es muy sacrificado».

El vitoriano Andrés Ventanas realiza rutas nacionales e internacionales. En su opinión «todo son inconvenientes», aunque coincide con Aizpurua en que «por lo menos ahora han quitado el peaje de la N-I, pero parece que con el tiempo se extenderán a toda España». Este sobrecoste, añade el camionero alavés, al igual que el del gasoil, «de momento no lo he repercutido. Soy autónomo, todo recae sobre mí, porque si lo cargo podría perder clientes».

Santiago Fernández es de León. También autónomo, se muestra escéptico sobre la huelga. «No nos unimos ni para establecer unos precios mínimos, todo lo contrario, nos hacemos la competencia los unos a los otros. Así que con una huelga general no se va a llegar a nada».

Fernández subraya, como el resto de sus compañeros autónomos, que «padecemos la presión de las grandes compañías. Se están haciendo con todo el mercado. Esto nos obliga a trabajar casi a precio de coste. Luego vas a arreglar el camión o a echarle gasoil y todo ha subido, pero nosotros no podemos actualizar nuestros precios. No hay márgenes y la dignidad la pierdes por el camino. Se quejan de que no hay camioneros, pero si no se paga lo que se debe –concluye Fernández– cómo le dices a un chico joven que se gaste 6.000 euros en sacarse el carnet y los permisos para conducir .

Diego Martínez es de Huelva. Trabaja para una empresa y reconoce que los problemas no le afectan en la misma medida que a los autónomos, pero coincide con ellos en que la subida del gasoil «les está repercutiendo de forma muy negativa. También es preocupante el pago de peajes y los bajos sueldos. Por eso cada vez hay menos camioneros».