El Grupo CL desiste de reabrir la planta de Corrugados
La imposibilidad de reanudar la actividad en su ubicación actual, cerca del caso urbano de Azpeitia, lleva a la firma extremeña renunciar al proyecto
Corrugados no se reabrirá. El grupo extremeño CL, según ha podido saber DV, ha renunciado a reactivar la planta dadas la trabas urbanísticas que ... ha encontrado para poner en marcha los hornos en su emplezamiento actual, muy cerca del casco urbano. El Ayuntamiento de Azpeitia había ofrecido la posibilidad de trasladar la actividad a un polígono a las afueras de la localidad, pero el alto coste de este traslado y el retraso que supondría en el inicio de la producción ha llevado a CL, compañía propietaria de Corrugados, a renunciar a la operación.
Se cierra así un polémico proceso que arrancó en noviembre del año pasado, cuando CL anunció que estaba dispuesto a invertir 50 millones en la reapertura de la planta y generar 700 puestos de trabajo. Parte de la inversión –30 millones– se destinaría a recomprar la maquinaria. Esta fue adquirida en subasta por un consorcio de tres empresas cuando Gallardo cerró la factoría en 2013.
La alcaldesa Nagore Alkorta, de EH Bildu, formación que gobierna en solitario la localidad, siempre ha mantenido que la reanudación de la actividad en Amue, su emplazamiento actual, choca con el Plan General aprobado en 2013, refrendado por unanimidad por EH Bildu y PNV. El documento destina estos terrenos a uso residencial. Plantea que la única opción pasa por el traslado de los hornos a Trukutxo, en las afueras de la localidad, donde la siderurgia cuenta con un pabellón edificado en 2009.
Y aquí surgió la polémica, porque el Gobierno Vasco niega la mayor. La consejería de Desarrollo Económico –también la Diputación– asegura que las dificultades urbanísticas son salvables sin desbordar el PGOU. Es decir, que la reapertura en su actual ubicación es posible, al tiempo que ha acusado al ayuntamiento de oponerse por criterios «políticos». Por tanto, dos interpretaciones de la normativa que llevan a conclusiones antagónicas.
Ante esta situación, CL ha tidado la toalla. El grupo extremeño, que cuenta con otras inversiones en Euskadi, no quiere verse envuelto en una pugna política. Entre estas inversiones se encuentra la empresa vizcaína Global Energy Services (GES), con sede en Zamudio que el grupo compro en 2016. Esta compañía está especializada en servicios para la industria hidráulica, solar y eólica.
Larga historia
Para comprender este polémico proceso, hay que remontarse a mayo de 2005, cuando Gallardo compró Corrugados Azpeitia, Lasao y Getafe a Arcelor. En aquellos momentos llegó a producir sólo en Azpeitia un millón de toneladas de hierro corrugado, el utilizado para armar el hormigón en la construcción de edificios, y a emplear a medio millar de personas. En septiembre de 2011, ahogado por las deudas y la crisis de la construcción, Gallardo intentó sin éxito vender Azpeitia y Lasao, entre otras fábricas, al grupo brasileño CSN. A partir de esa operación fallida, la empresa consume todo 2012 en una sucesión de expedientes de regulación de empleo.
Finalmente, en febrero de 2013 el grupo extremeño, con un pasivo de 900 millones, emplazó a los trabajadores a aceptar una rebaja salarial del 34% y un aumento de jornada hasta las 49 horas semanales, que no fue aceptada en Azpeitia, pero sí por Corrugados Getafe. En abril de 2013 se aplicó un ERE de extinción a toda la plantilla guipuzcoana, dejando en la calle a los 180 trabajadores que conservaba la factoría de Azpeitia en aquel momento, cerrando esa planta, y despidiendo a la vez a otros 38 empleados de Lasao, aunque esta última instalación ha seguido en funcionamiento hasta ahora.
Seis años más tarde, Corrugados volvió a estar de actualidad dado que el fondo norteamericano KKR adquirió en noviembre de 2019 el Grupo Gallardo en su totalidad, incluidas las instalaciones de Azpeitia y Lasao. La operación se llevó a cabo ante la evidencia de que el grupo no podía hacer frente a los compromisos adquiridos en 2014, cuando el fondo neoyorquino inyectó liquidez para que saliera de una situación complicada, ahogado por una deuda que superaba los 1.000 millones de euros.
Tras esta adquisición, la factoría de Azpeitia volvió a sumirse en el olvido. De hecho, la compra del conglomerado Gallardo a KKR por el Grupo Industrial CL (Cristian Lay) en julio de 2020 pasó desapercibida por estos lares. La adquisición supuso la asunción de compromisos financieros por 145 millones de euros, entre los que se encuentra una ampliación de capital de 70 millones y una inyección de otros 30 para pagar a proveedores y comprar material.
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