El gasto, el gusto y la gloria
La recaudación fiscal en 2018 ha batido todos los récords históricos. En principio es una muy buena noticia pues eso supone que la actividad, -el ... empleo y el consumo fundamentalmente-, se están comportando muy bien, cosa que ya sospechábamos pero que ahora podemos confirmar y cuantificar con precisión. En términos comparables, es decir descontado el efecto de ajuste del Cupo registrado el año pasado el aumento es un espectacular 8% y supone mejorar el presupuesto inicial en 590 millones.
Es este un buen momento para felicitarnos todos, pues entre todos hemos conseguido este enorme caudal de recursos públicos. Y, una vez terminados los parabienes, podemos dedicarnos a debatir qué hacemos con ellos. Ya sabe que existen tres opciones. La primera sería devolver algo a quienes los han aportado, es decir, bajar los impuestos. Pero esta opción tiene pocos seguidores y ninguno de ellos ocupamos un puesto de responsabilidad, ni siquiera mínima, en el proceso de decisión, así que la abandonamos. Era solo por decir algo y estirar un poco el comentario.
La segunda consiste en eliminar el déficit, cosa que seguro se va a hacer y que considero muy meritoria. Nunca he entendido la razón por la que algunos, muchos, dirigentes políticos adoran al déficit y consideran una auténtica bajeza eso de cuadrar ordenadamente las cuentas, sobre todo en momentos como el actual de crecimiento económico y de la recaudación. En realidad abominan en su faceta pública lo que practican, espero, en su ámbito familiar privado. En el sur de Europa, la ortodoxia presupuestaria solo se practica en la intimidad y solo por algunos, con la brillante excepción del País Vasco en donde tanto el Gobierno como las Diputaciones y la mayoría de los ayuntamientos son un ejemplo de buenas prácticas.
La tercera opción es darle al gasto, es decir al gusto de los receptores, para mayor gloria de los distribuidores... de prebendas. Como ya no puedo empeorar más mi nefasta imagen liberal, desecharía esta opción que es sin duda alguna la que más seguidores tiene. De lejos. No es seguro que vivamos tiempos de precrisis, pero si lo es que hemos entrado en tiempos de ralentización. Por eso considero una buena opción la de guardar dinero por si el parón va a más. Y si, ademas de gastar, enchufamos algo de combustible a la actividad, pues ya sería maravilloso.
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