La digitalización como herramienta para mejorar la competitividad de Gipuzkoa

El hecho de que el 20% de los 750.000 millones de euros de los Fondos Europeos vaya a ir destinado a la digitalización pone de relieve la enorme trascendencia de un proceso que se ha convertido en el gran reto de nuestra sociedad a corto y medio plazo. Huelga decir que la nueva realidad que ha impuesto la pandemia del coronavirus ha supuesto un importante impulso en este ámbito para empresas de todos los tamaños y sectores. Pero, ¿de dónde a dónde nos ha llevado ese acelerón? ¿Ha sido suficiente para que en Gipuzkoa nos ubiquemos en el punto de digitalización en el que deseamos estar? ¿Dónde nos encontramos y qué camino nos queda por recorrer? ¿Dónde están los déficits en digitalización? ¿Existe una brecha entre las compañías de unos y otros sectores?

Promovido por la Diputación Foral de Gipuzkoa y organizado por EL DIARIO VASCO, el foro 'Empresa guipuzcoana: la digitalización ya está aquí', moderado por el periodista de la sección de Economía de DV Julio Díaz de Alda, ha puesto el foco en ese camino hacia el futuro que está recorriendo el tejido empresarial de nuestro territorio. Flanqueaban al redactor en la mesa Jabier Larrañaga, diputado de Promoción Económica de la Diputación Foral de Gipuzkoa; Patricia Casado, directora de Berri Up; Laura Amorós, directora financiera y de sistemas de Bexen Medical; y Fernando Sáenz, CEO de Savvy Data Systems.

Todos ellos aportaron su visión de la digitalización desde diferentes prismas y convirtieron el coloquio en una charla ágil, amena e instructiva de la que se puede desprender que Gipuzkoa no se halla en mal lugar en esa carrera que otrora parecía del futuro pero que ya es del presente. No obstante, aún quedan muchos kilómetros por delante para llegar a una meta que también es dinámica por la constante evolución de la digitalización.

Quizá quien más de cerca esté viviendo esta evolución es Fernando Sáenz, ya que su empresa, Savvy Data Systems, se dedica a acompañar a sus clientes en sus procesos de digitalización. Por eso pocos mejor que él pueden certificar que hablamos de «una herramienta para mejorar la competitividad». Patricia Casado, desde Berri Up, ha visto cómo los proyectos de las startups están cada vez más cerca de las nuevas tecnologías y cree que la digitalización «nos permite dedicar más tiempo a pensar en cómo mejorar». «Nos ayuda a tomar mejores decisiones», agrega Larrañaga.

Todos tienen claro que subirse a este tren es innegociable. Sólo así Gipuzkoa podrá mantener su competitividad. Patricia Casado no ubica el territorio en un mal lugar en esa carrera de fondo gracias, en cierta medida, al camino andado prácticamente al sprint durante los últimos meses: «La pandemia ha supuesto un gran acelerón y la sensación es de que estamos bien». En la misma línea, Laura Amorós afirma que «la pandemia ha propiciado un cambio importante en las herramientas de conexión de forma natural», lo que, en su opinión, demuestra que «en nuestra vida particular estamos más dotados o avanzados de lo que tenemos capacidad de hacer en la empresa». Una clave para seguir progresando en esta trayectoria es que este «impulso» digital que ha propiciado el coronavirus ha dejado una consecuencia crucial: «Nos ha convencido».

Prueba de ese convencimiento es que, como dice Fernando Sáenz «hemos roto barreras» en las relaciones interempresariales. «Hay un cambio cultural», subraya Jabier Larrañaga. «Las convocatorias de reuniones ya vienen con un link para conectarse. Da igual dónde estés. Lo importante es que estés. Ese cambio cultural nos debe ayudar a seguir dando pasos» hacia la concienciación de todos.

Pero como en toda prueba de fondo, siempre quedan atletas descolgados y la digitalización amenaza con abrir una nueva brecha: la denominada brecha digital. Las administraciones tienen la responsabilidad de velar por que nadie se quede atrás durante los próximos años. El tema alude claramente a Jabier Larrañaga, como representante de Diputación en la sala. Para el diputado la cuestión está «en la colaboración entre diferentes para ayudarnos a superar esa brecha» y quiere huir de la idea de que es necesaria una gran estructura para subirse a este carro: «Siendo pequeño se puede seguir siendo competitivo».

No es fácil identificar qué sectores o qué tipos de empresas son más proclives a perder la rueda de la digitalización. Es más, huyendo también del tamaño de la compañía como condicionante, Patricia Casado incide en que «las pequeñas empresas son más ágiles» a la hora de actualizarse. «Pueden incluso ser más eficientes que un gigante». También ve en las empresas jóvenes una mayor facilidad para interiorizar la digitalización. Laura Amorós quiere recalcar que este proceso «tiene aplicaciones en cualquier ámbito», por lo que todos nos podemos aprovechar de él. Para ello «debe haber convocatorias de ayudas o ayudas al diagnóstico». Patricia Casado añade a esta reflexión que «las pymes deben ser capaces de interpretar que la tecnología puede bajar hasta ellos». Para todas las empresas «la pandemia ha hecho un gran trabajo de divulgación de la digitalización», recuerda Jabier Larrañaga.

Tras la divulgación, llega la penetración en el tejido empresarial y en este caso es capital la formación, «pero también la usabilidad», puntualiza Fernando Sáenz. Es decir, es importante que «el para qué sea claro», que el cliente sepa de qué forma va a poder aplicar esa tecnología que está a su alcance por primera vez.

Patricia Casado añade otro factor decisivo a la ecuación: «La actitud». Y explica que la «actitud no se educa», algo que ilustra con el siguiente ejemplo: «Durante el confinamiento mi abuela aprendió a utilizar el WhatsApp porque, si no, no hablaba con mi hermana que estaba en Madrid». La necesidad de la pandemia activó una actitud en una persona nacida lejos de la era digital y esa activación fue la que le llevó a digitalizarse. Por eso los asistentes a la charla no enmarcan la brecha digital en una edad concreta, en un sector o en un tipo de empresa de determinado tamaño. La actitud y la «formación», como agrega Sáenz, serán determinantes,

Sí que se aventura Jabier Larrañaga a expresar que donde más trabajo hay que hacer en torno a la concienciación sobre la trascendencia de esta transformación es «en la actividad económica pegada al consumo minorista», ante quienes deben romper con el estereotipo de que «la digitalización es sólo para los grandes».

El 20% de los 750.000 millones de euros de los fondos europeos tendrá como destino la digitalización, lo que para Jabier Larrañaga no es sino un síntoma de déficit: «Es la respuesta a una debilidad». El diputado tiene claro que «nuestros proyectos no deben depender de los fondos europeos, sino de una necesidad y que, si vienen los fondos europeos, sean para comprar tiempo y para hacerlo antes». En este sentido, a Larrañaga le preocupa «que otros países tengan una mayor absorción y sus empresas nos saquen en cinco años un escalón en competitividad».

Ese será precisamente el reto de Gipuzkoa con la digitalización: convertirla en esa herramienta que le permita seguir siendo competitiva.

Jabier Larrañaga, diputado de Promoción Económica de la Diputación Foral de Gipuzkoa, puso el contrapunto institucional al coloquio. Él prefiere hablar de «transformación digital» para que «nuestros procesos saquen el mejor rendimiento a todas esas herramientas digitales para que seamos competitivos, productivos y podamos competir en nuestros nichos».

Para él, el foco no debe estar tanto en la adquisición de equipos, sino en su aprovechamiento y pone un ejemplo muy gráfico: «¿Cuánto llevamos con la cámara en los ordenadores? ¿Cuánto tardamos en empezar a utilizarlas? No es sólo la adquisición de equipos, que es algo que tenemos bastante asimilado en nuestra cultura, sino que luego hay todo un recorrido de utilización y de aprovechamiento». Una reflexión que evidencia que a los mismos medios de los que ya disponemos les podemos sacar un partido mucho mayor con una formación adecuada.

Fernando Sáenz es el CEO de Savvy Data Systems, una empresa guipuzcoana que lleva una década acompañando a sus clientes en sus procesos de digitalización. Eso le ha otorgado una posición privilegiada para observar la transformación llevada a cabo durante los últimos años y, cómo no, el impulso que ha recibido el proceso en los últimos meses, en los que ha percibido cambios de envergadura: «Antes, el hecho de conocer empresas nuevas suponía viajes y un presupuesto potente en aviones. Ahora me aceptan muchas videoconferencias para cosas que antes me decían: 'Vente a la planta, nos lo cuentas y estamos'. Así ahorramos en aviones». Pone énfasis en que «ha habido unos cuantos proyectos que hemos hecho a distancia, incluso con implantaciones a distancia». Achaca esta transformación a la «necesidad» y a que «mucha gente empezó a utilizar estas herramientas en lo personal y en lo profesional hemos sido más permeables».

Desde una aceleradora de startups como Berri Up, Patricia Casado, su directora, está en constante contacto con nuevas empresas y es testigo directo de cómo nacen proyectos cada vez más digitalizados. Tiene claro que hay que impulsar desde diversos ámbitos esta transformación y atribuye una responsabilidad a quienes estaban sentados en la mesa: «Por parte de las organizaciones, instituciones y los que estamos en esta mesa debemos ayudar a formar y evangelizar sobre las nuevas tecnologías y soluciones».

Entiende que en las grandes empresas, en ocasiones, resulta complicado implantar las soluciones digitales que plantean muchas startups pero explica que «esa cercanía de la empresa con la startup y una nueva cultura se hace contagiosa y les anima a probar nuevas soluciones». Por eso quieren «formar y ayudar» a que «todo esto siga creciendo» ya que las startups plantean soluciones a problemas cotidianos.

Bexen Medical se ha convertido en una empresa clave durante la pandemia tanto por ser la única del entorno que fabrica de forma masiva de mascarillas de un solo uso como por haberse convertido en almacén y punto de distribución de vacunas. Laura Amorós es directora financiera y de sistemas de la compañía y considera fundamental que «las grandes empresas ayuden a las pequeñas a animarse» en el proceso de transformación digital para que todos vayan de la mano: «Cuando ves casos de éxito en el de al lado se retroalimenta todo. Existirá esa brecha, pero habrá que apoyar a los que esto se les haga cuesta arriba».

Una de las claves, a su juicio, puede estar en «traducir la digitalización al lenguaje de cada industria» ahora que ya se va superando el miedo a lo digital que otrora supuso un freno a la implantación de la digitalización. Para ello también otorga mucha importancia a la evolución de la ciberseguridad.

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