Euskadi es la sexta comunidad autónoma donde más se paga en impuestos por las herencias
Los contribuyentes asturianos, aragoneses y catalanes son los más penalizados del Estado en el gravamen sobre Sucesiones
No es lo mismo vivir en Azpeitia, Oviedo, Jaca o Málaga. El coste de la vida difiere en cada comunidad autónoma y también hay diferencias ... a la hora de afrontar la muerte. Esto se percibe claramente en el impuesto de Sucesiones –el tributo que se paga al recibir una herencia–, que grava lo obtenido por el heredero tomando como base el patrimonio neto del fallecido. Es decir, los bienes que poseía menos las deudas.
Según el análisis confeccionado por el Consejo General de Economistas –CGE–, Euskadi es la sexta comunidad autónoma del Estado donde más impuestos pagan los herederos. Hay otras once donde sus ciudadanos afrontan una carga fiscal más moderada, mientras que en cinco la presión tributaria es mayor. Los que se llevan la palma en este sentido son los asturianos, seguidos de los aragoneses y catalanes –ver mapa adjunto–.
3.150 euros
abona un soltero guipuzcoano de 30 años que hereda bienes por valor de 800.000 euros.
El informe del CGE trabaja sobre un ejemplo concreto: un soltero de 30 años sin hijos que recibe una herencia valorada en 800.000 euros, de los que 200.000 corresponden a la vivienda del fallecido. Bajo esta premisa, un contribuyente guipuzcoano debe pagar 3.150 euros a Hacienda. Al estar el impuesto armonizado al 100% en Euskadi, la factura fiscal es la misma en Bizkaia y en Álava.
Los contribuyentes de Gipuzkoa, Bizkaia y Álava abonan lo mismo al fisco al estar armonizado el impuesto al 100%
Armonización
Al ser un tributo cedido a las comunidades autónomas, algunos gobiernos regionales utilizan su capacidad normativa para aprobar bonificaciones y reducciones que pueden variar de año en año –situación del heredero, receptor de la donación, valor de la herencia...–, lo que abre un amplio abanico de posibilidades.
Y este hecho es lo que acaba marcando diferencias entre los diferentes territorios. Por el mismo legado antes explicado, un asturiano abona más de 100.000 euros –103.135–, mientras que hay cuatro comunidades autónomas donde este impuesto está bonificado al 100%: Andalucía, Baleares, Cantabria y Galicia.
«Hay consenso técnico en torno a que el impuesto de Sucesiones debería funcionar con un tipo impositivo reducido y un mínimo exento muy elevado y sin deducciones», remarca en el informe el presidente del CGE.
El peso que este tributo atesora en los ingresos anuales de la Hacienda foral representa poco más del 1% del total
Recaudación
Porque es cuando menos paradójico que haya una diferencia tan abultada entre un vecino de Unquera –Cantabria– y otro de Bustio –Asturias–, separados por el río Deva, ya que en el primer caso las cuentas con Hacienda salen a cero y en el segundo hay que rascarse el bolsillo de forma importante.
Poco significativo
No es de extrañar, por tanto, que haya contribuyentes que decidan renunciar a una herencia, sobre todo en los casos en los que la factura a abordar sea abultada. De hecho, en Euskadi cerca de 2.000 vascos renuncian cada año a su legado, si bien el porcentaje de desistimientos es el más bajo del Estado con un 10,3%.
Según detalla el fisco foral en su web, cuando el grado de parentesco sea entre descendientes, ascendientes o cónyuges o parejas de hecho, las herencias con cuantía inferior a 400.000 euros no tienen obligación de pagar impuestos en Gipuzkoa. A partir de esa cantidad, la tarifa es del 1,5%.
En lo que respecta al peso que este tributo atesora en la recaudación anual vía impuestos de la Hacienda foral, es limitado. En 2024, por ejemplo, apenas fue del 1,12% –68,2 millones sobre un total de 6.070 millones que el fisco ingresó el año pasado–. Eso sí, tal y como se aprecia en el gráfico adjunto, se trata de la segunda mayor cifra de la última década, únicamente superada por la de 2021, claramente influenciada por los efectos de la pandemia que explotó un año antes.
Si sumamos los tres territorios vascos a la ecuación, Euskadi aún recauda menos del 1% en este impuesto. El año pasado, en concreto, los 179,8 millones supusieron el 0,98% de los 18.310 ingresados a través de los diferentes impuestos que gestiona gracias a la competencia propia que dispone en materia de fiscalidad en virtud del Concierto Económico.
En cuanto al proceso sucesorio de este tributo, no caben dudas. La regla general es que no depende del lugar donde vive el heredero, ni donde están los bienes, sino de aquél en el que el fallecido tenía su residencia habitual –allí donde hubiera pasado un mayor número de días durante los últimos cinco años–. En ese sitio se liquidará el Impuesto de Sucesiones.
Los extremeños, los que más pagan por una donación
El informe del CGE también analiza cuál es la carga fiscal en las donaciones. Por ejemplo, si un hijo de 30 años recibe de su padre 800.000 euros en dinero en efectivo sin un destino específico y sin que tenga ningún grado de discapacidad, debe pagar 12.000 euros en Gipuzkoa. Cifra idéntica en Bizkaia y en Álava.
En este caso, los extremeños son los más penalizados al tener que afrontar un importe de 200.122 euros por esos 800.000 euros, seguidos de los asturianos con 181.000 euros y los aragoneses con 170.000 euros. Ninguna de esas comunidades autónomas aplica bonificaciones y al tener tipos elevados –entre un 29 y un 36%–, la cifra a abonar al fisco se dispara. A partir de ahí, la cuantía se reduce considerablemente pero aún así sigue habiendo cantidades relevantes, como los 56.000 euros que deben pagar los ciudadanos de Baleares, Cataluña y Galicia.
Todo lo contrario que los contribuyentes cántabros, los más favorecidos de todo el Estado. En este ejemplo concreto, no pagarían un euro por la donación. Los canarios, por su parte, abonan 200 euros.
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