Euskadi pide resolver el «cuello de botella» francés para dar sentido al tubo de Irun

Tras el sonoro portazo del presidente francés, Emmanuel Macron, al gaseoducto Midcat (concebido para su paso a Francia a través de Girona) y una falta de apoyo explícito por parte de Bruselas a la infaestructura catalana como vía para solventar la falta de gas en Europa en plena guerra energética con Rusia, el tubo de Irun (el Euskadour) cobra aún más importancia estratégica en el mapa continental. Eso sí, la apuesta por esa red (que nace en la regasificadora de Bahía Bizkaia Gas y llega al almacén subterráneo de Lussagnet, en Las Landas) requiere no solo la ampliación de su capacidad de transporte, sino de una apuesta decidida para prepararla para el futuro como vía para otros gases –incluido el hidrógeno– y, sobre todo, de una conexión real entre el sur y el norte de Francia. Y es que el sistema gasístico del país vecino sufre ciertos «cuellos de botella» en la mitad de su geografía que restan sentido a la apuesta por Irun como antídoto a las maniobras de Putin.

«La conexión atlántica, tanto eléctrica como gasística, es prioritaria para nosotros, siempre lo ha sido. El famoso cable eléctrico submarino es esencial, como lo es el gaseoducto de Irun y otras infraestructuras. Y es que cuanto más conectados estemos, mejor haremos frente a los problemas», señala en declaraciones a DV la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia. Palabras que llegan a escasas horas de una reunión crucial (hoy) de todos los responsables industriales autonómicos con la Vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, para debatir sobre el Plan de Contingencia y ahorro energético que España va a enviar a la Unión Europea.

Sin embargo, matiza la consejera, «hay que ver la continuidad con el Estado francés, pues parece que en el centro de Francia puede haber problemas de cuellos de botella importantes. Habrá que ver dónde están y cómo solucionarlos». «Por mucho que se aumente la capacidad de Irun, podemos hacer un pan con cuatro tortas y solucionar el problema francés pero no el del resto de Europa», añade. «En esto hay que mirar a París y también a Bruselas», afirma.

«Ahora que Madrid ve que el MidCat no está en la agenda francesa, entiendo que se apostará por Irun. Me constan las declaraciones de la ministra para mejorar el gaseoducto no sé si un 75% pero sí sensiblemente y las de Enagás (el gestor del sistema gasista español) para instalar un nuevo compresor, con lo que supongo que se hará a la mayor brevedad», apunta. «En cualquier caso, hay que hablar siempre de largo plazo. Otro asunto que contrastar con la ministra», dice.

Y evita entrar en honduras sobre la oportunidad o no del proyecto catalán: «Es verdad que el MidCat puede ser más largo en cuanto a ejecución y que requiere de inversiones notables, pero no lo conozco en detalle. Lo que sí sé es que el tubo de Irun es prioritario y que hay que preparlo para el futuro y para que pueda transportar biogases. Eso nos va a permitir estar bien ubicados en ese nodo energético atlántico».

Tapia recuerda que el gaseoducto de Irun es «una de las prioridades» del Plan de Contingencia Energética vasco, como lo son también –añade– asuntos como un segundo descargadero de gas natural licuado para el puerto de Bilbao, una infraestructura (en manos del Estado) que multiplicaría la capacidad regasificadora de Euskadi y para cuyo desarrollo el PNV logró ya el pasado mes de julio el apoyo del Congreso. Y es que la Cámara Baja, a instancia de los jeltzales, instó al Gobierno a poner en marcha esa obra cuanto antes.

«Me llegan noticias nada formales de que puede haber una constructora interesada en ponerlo en marcha; ahora toca saber cuándo el ministerio va a dar la autorización definitiva», dice.

El plan vasco, alabado por la ministra Ribera, incluye la petición de que, siempre en un sistema voluntario de interrumpibilidad del suministro eléctrico y de gas, las empresas puedan recibir una compensación si aceptan parar su producción.«Los grandes consumidores lo piden siempre, pero hace falta que se haga con el aval de la UE, con un mecanismo bien regulado y que realmente tenga capacidad de atender las necesidades de la industria», resalta.

Al repasar el escenario energético que impone la tensión con Rusia, y que «a día de hoy no me hace pensar en cortes de suministro», se detiene en la inmensa apuesta que Europa quiere hacer para potenciar las renovables, en especial la eólica. Y recuerda que la Unión Europea se ha conjurado para poner en marcha 500 gigavatios de esa tecnología antes del año 2050.

Bajo esa premisa, «y sin caer en ningún tipo de proteccionismo», Arantxa Tapia propone que ese inmenso salto se haga «con seguridad jurídica para las inversiones, rápidamente y mirando siempre a la industria europea, a la local, y no a la china o a la de otros lugares». «Si sumamos Euskadi y Navarra, nuestra industria es capaz de hacer cualquier parque eólico, de principio a fin», concluye.

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