Tres de cada cuatro estafados en Euskadi por criptomonedas son mayores de 60 años
Asociaciones y abogados de Gipuzkoa que trabajan con víctimas de las tramas de la moneda digital alertan de que hay más mayores, ahorradores y prejubilados, que jóvenes
El mundo de las criptomonedas se asocia generalmente a gente relativamente joven, al tratarse de un fenómeno moderno y muy vinculado a redes sociales. ... No obstante, abogados que trabajan con víctimas de estafas y asociaciones como Victifin, que opera en Gipuzkoa, empiezan a dibujar un retrato robot de los afectados que señala que tres de cada cuatro vascos que caen en los fraudes de la moneda digital tienen más de 60 años. Asimismo, los letrados y asociaciones, que cuentan ya en Gipuzkoa al menos 50 casos de estafados en el territorio, alertan de que un 20% de los damnificados en Euskadi son personas de entre 65 y 87 años. Por el contrario, entre las capas más jóvenes de la población se registran menos casos. De hecho, Victifin, no cuenta con ninguna denuncia de jóvenes menores de 30 años.
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Las asociaciones y abogados que trabajan para resarcir a las personas víctimas de estafas en criptomonedas en Gipuzkoa y Euskadi han intensificado su labor en las últimas semanas a raíz de la desarticulación de una trama de plataformas falsas de inversión con 17.000 afectados en toda España, de ellos al menos treinta en Gipuzkoa, y el comienzo de las denuncias públicas. De esta forma, además, se empieza a dibujar el tipo de perfil que cae en estos engaños.
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50 Asociaciones como Victifin y abogados especializados tienen constancia ya de medio centenar de casos en Gipuzkoa, treinta de ellos de la trama recién desarticulada
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50.000 Las estafas suelen oscilar entre los 5.000 euros y los 50.000 aunque hay casos de cantidades mayores.
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30 No hay constancia de denuncias de personas menores de 30 años en Gipuzkoa, debido sobre todo al menor poder adquisitivo y la mayor destreza en el mundo digital.
Son en su mayoría personas de más de 60 años, más hombres que mujeres, con dinero ahorrado o prejubilados, con cierta liquidez y que se manejan en redes sociales. Buscan en todos los casos sacar a su dinero una rentabilidad que los depósitos bancarios más convencionales no les garantizan ni de lejos. El hecho de que haya menos jóvenes entre los estafados se debería por un lado al menor poder adquisitivo, al ser personas recién iniciadas en el mercado laboral, y también a su mayor destreza a la hora de moverse en el mundo de las monedas digitales y elegir las plataformas y establecimientos legales y regulados.
Un retrato robot bastante generalizado tanto en Gipuzkoa como en el conjunto de Euskadi y de España, aunque en el caso del País Vasco, asociaciones como Victifin recalcan que hay un ligero porcentaje más alto de casos de gente mayor que en otras comunidades autónomas. En Gipuzkoa los casos se diseminan por prácticamente todo el territorio, desde la capital, Donostia, hasta municipios como Irun, Errenteria o Azpeitia. Victifin tiene conocimiento de al menos treinta denuncias en el territorio y letrados especializados en el tema, como la donostiarra María Montero, de Penal Económico, suman más de una docena. Y siempre teniendo en cuenta, precisan, que hay todavía numerosos casos por aflorar.
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Dificultad de información
El hecho de que la mayoría de afectados sea gente mayor también dificulta ciertas pesquisas iniciales, porque los afectados de cierta edad «desconocen qué información válida o útil tienen» para facilitar a los abogados «para que podamos hacer uso de la misma. Sobre todo a la hora de recopilar información que dé base a futuras denuncias policiales», explica Montero.
Estas personas se inician en las redes sociales pero en ocasiones acaban cayendo por casualidad en páginas o enlaces que se dedican a este tipo de inversiones en criptomonedas. En el caso de Montero, explica que la mayor parte de los clientes que se han dirigido a su despacho en el centro de San Sebastián son en su mayoría mayores que «se sienten perdidos y en muchos casos no se atreven a contarlo o no saben qué hacer». Las estafas medias que esta abogada ha detectado oscilan entre un mínimo de 5.000 euros a un máximo de 50.000, aunque existe algún caso concreto en el que la suma estafada es mucho mayor.
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La mayoría de las denuncias son contra falsas plataformas y falsos intermediarios que tras captar una cantidad de los clientes interesados realizan operaciones en criptoactivos que en un principio ofrecen una alta y rápida rentabilidad, pero que una vez lograda la confianza de la víctima acaba esfumándose. Para cuando el cliente quiere frenar y recuperar parte del dinero invertido, al otro lado del teléfono o la red no hay nadie. Desde la Er-tzaintza señalan que no tienen todavía datos concretos de cuántas estafas de criptomonedas se han producido en Euskadi.
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