Los aranceles de Trump impactarían en 192 empresas vascas situadas en México

Aunque habrá que esperar al 20 de enero -día de la investidura de Trump- para ver si el 'arancelazo' a México y Canadá se traduce en una orden ejecutiva o no, varias de las compañías vascas y estatales más importantes con presencia en el país azteca, como BBVA y las de automoción CIE Automotive y Gestamp, ya han comenzado a sufrir caídas de entre un 1,5% y un 3% en Bolsa. El presidente electo supeditó el citado gravamen a que la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, y el canadiense, Justin Trudeau, logren «que la invasión de las drogas y los inmigrantes ilegales» no llegue a EEUU.

Lo cierto es que la cuestión arancelaria entre México y EE UU no es nada desdeñable en lo que se refiere al capítulo del comercio exterior vasco. El país azteca, principal socio del gigante norteamericano junto a Canadá, es la nación del mundo con el mayor número de implantaciones de compañías vascas, un total de 260 entre productivas y comerciales que pertenecen a las 192 empresas de Euskadi allí instaladas, según datos del Spri, el organismo de internacionalización empresarial del Gobierno Vasco. Y buena parte de las ventas del producto vasco realizado en suelo mexicano recaen sobre el cliente estadounidense, por lo que la imposición del gravamen aduanero del 25% estrecharía, previsiblemente, el margen de beneficios de estas firmas de Euskadi.

Parte de las compañías guipuzcoanas y vascas con fábricas en México reconocen que observan «expectantes» la presunta aplicación del gravamen aduanero del 25%, aunque también ponen entre paréntesis las palabras de Trump, que pueden terminar siendo, a su juicio, «otra advertencia que puede quedar en nada». Sin embargo, si finalmente el anuncio del presidente electo se traduce en una orden ejecutiva, el impacto del 'arancelazo' se expandiría como un «efecto dominó», añaden.

La guipuzcoana Grupo Elay, con sede en Antzuola, y con una planta de 77.000 metros cuadrados que emplea a 350 personas en el estado mexicano de Guanajuato, ejemplica este fenómeno. La firma está integrada en el fuerte sector automotriz de México, y es proveedora de herramientas de corte fino de numerosas plantas del país azteca. Iban Iriondo, director general de Elay, explica, en esta línea, que «entre el 60% y el 70% de las ventas» las realizan a compañías enclavadas en suelo mexicano, quienes a su vez venden gran parte de su producto a EE UU, por lo que el arancel que se le aplicaría a esta última firma terminaría influyendo en la proveedora de Antzuola. Y en su caso, el resto de las ventas, «en torno al 30%», recaen directamente sobre el gigante norteamericano, por lo que el gravamen de Trump también les impactaría directamente.

El caso de Cikautxo, una cooperativa del Grupo Mondragon que opera dentro del sector de automoción mexicano a través de dos plantas productivas, desde donde factura alrededor de 100 millones de dólares al año, es similar. Esther Arriaga, directora de compras de la compañía, señala que «la mitad de nuestras ventas son a EE UU, y la otra mitad, a México». Arriaga observa la llegada de Trump con «cautela». Y va más allá: «comercialmente México y EE UU están muy ligados. Además de que haya mucha presencia e intereses de grandes compañías norteamericanas en México, a través de los aranceles Trump sólo generaría más inflación en su país, un freno del consumo, encarecimiento del producto y, en definitiva, destrucción de empleos».

Cabe subrayar que México es un gran polo del sector de la automoción. Casi el 40% de las fábricas de las compañías vascas situadas en el país centroamericano están relacionadas con la producción de automóviles, un área económica íntimamente ligada con el mercado estadounidense. Para poner en perspectiva, casi el 90% de los cuatro millones de automóviles realizados por compañías como General Motors, Ford, Toyota, Mazda, BMW o Nissan, entre otros, en plantas enclavadas en México se vendieron en el exterior, y ocho de cada diez vehículos que se exportaron terminaron en EE UU, según datos de la patronal AMIA.

Sin embargo, también existen casos en los que el impacto arancelario podría llegar a ser bajo. La legazpiarra Bellota, por ejemplo, cuenta con una planta en México que vende parte de su producto en el mercado norteamericano, pero en menor medida. El director de la compañía guipuzcoana para Latinoamérica y Europa, Pablo Izeta, detalla que las ventas de herramientas que realizan en el país azteca a EE UU «suponen un 2%» del total de Bellota, por lo que «el impacto y el riesgo es bajo», pero añade que «aún es muy pronto para hacer valoraciones».

Pese a todo, una política proteccionista dura podría resultar contraproducente para la economía estadounidense, según coinciden varios expertos. Los fuertes lazos financieros y comerciales entre México y EE UU no sólo se traducen en una mayor sincronización de la actividad económica, sino también en una «mayor correlación entre las inflaciones de ambas naciones», de acuerdo a un reciente informe del Banco Mundial. No en vano, el gravamen aduanero implicaría un aumento de precios que se reflejaría en un incremento temporal de la inflación de la economía estadounidense, lo que imposibilitaría la reducción de tasas de la Reserva Federal, que podría terminar en un 3,75% o un 3,5%.

Eso sí, el país azteca estaría en una «situación aún más vulnerable» que otras economías emergentes puesto que el valor agregado en la demanda de bienes de EE UU supone el 15% de su PIB. Según unos pronósticos de Capital Economics, un arancel universal de sólo un 10% -Trump ha anunciado un gravamen del 25%- reduciría las exportaciones al país norteamericano en un 5%, y tendría un impacto adverso del 1,5% sobre el PIB mexicano. Otro estudio de BBVA Research también subraya que la depreciación del peso mexicano a raíz del 'arancelazo' no se traduciría «necesariamente en un impulso a las exportaciones debido a que su efecto estaría amortiguado por el considerable valor añadido de los insumos importados».

En cualquier caso, un debilitamiento de la economía mexicana, o una guerra comercial, no sería bueno para las exportaciones guipuzcoanas. Gipuzkoa es el tercer territorio del Estado que más vende a México, sólo por detrás de Barcelona y Madrid. Además, el peso de las ventas internacionales del territorio al país azteca crece cada año, según los últimos datos de la dirección provincial de comercio exterior (ICEX), y el 4,8% del total de las exportaciones se dirigen ya hacia México, el séptimo país en la clasificación, y el segundo de América por detrás de EE UU. También es el cliente que más crece en lo que va de ejercicio, con un significativo 47%.

Este fenómeno cobra más importancia dadas las circunstancias del mercado europeo, con la economía germana debilitada y la europea al ralentí. De hecho, en los últimos años se han acentuado las ventas internacionales de compañías guipuzcoanas a EE UU, centroamérica y sudamérica, en detrimento de países como Alemania que, eso sí, siguen liderando el ránking de las exportaciones.