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Un trabajador de Egile fabrica piezas de alta precisión para un cliente aeronáutico en la nueva planta del polígono de Itziar. Félix Morquecho

Egile capea la crisis aeronáutica y comienza a fabricar en la nueva planta de Itziar

La especialización de la firma de Mendaro en transmisiones para las aeronaves le permite seguir con los planesde ampliación en el polígono de Deba

Fernando Segura

San Sebastián

Domingo, 27 de septiembre 2020, 08:13

Egile mantiene su apuesta por el mercado aeronáutico. Mientras el sector sufre una parálisis sin precedentes, con firmas vascas como Aernnova e ITP sumidas en la crisis, la compañía de Mendaro capea el temporal. Tanto es así que ya ha comenzado a fabricar componentes en la nueva planta de Itziar (Deba), donde ha trasladado parte de la actividad aeronáutica por falta de espacio en la sede central de Mendaro.

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¿A qué se debe que Egile sea una excepción? ¿Por qué está consiguiendo sortear la crisis, si la demanda de aviones ha caído en picado? Gustavo Lascurain, director General de Egile Mechanics, responde que la empresa tuvo la acertada visión en 2011 de apostar por un nicho de mercado muy especializado, el de las transmisiones. «En estos años hemos incorporado conocimiento yendo de la mano de nuestros clientes, lo que nos ha permitido formar parte de proyectos muy importantes. Egile tiene una parte pequeña del pastel, así que contamos con margen para crecer, porque hay pocas empresas que ofrezcan nuestro grado de especialización y experiencia».

La inversión realizada en Itziar responde a esa oportunidad de ir expandiendo el negocio. «Trabajamos con primeras marcas, como Safran Helicopter Engines, Safran Transmission Systems o Airbus. Además, hay una tendencia en el mercado hacia modelos de aviones más eficientes, lo que puede acelerar los planes de electrificación. Se están desarrollando numerosos proyectos en este campo y nosotros estamos en la posición adecuada para acceder a ellos, porque allí donde hay electrificación hay transmisiones».

Otra razón que explica que Egile se mantenga a flote radica en que, si bien los pedidos de aviación civil se han desplomado -la sección de motores está sufriendo los problemas de clientes como ITP- no ocurre lo mismo con los helicópteros de rescate o militares, donde la crisis de momento no ha hecho mella.

Esta evolución tecnológica ha llevado a Egile a invertir 7,5 millones de euros en Itziar. La compañía de Mendaro compró los pabellones que Nicolás Correa abandonó en 2017, cuando cesó la actividad en este polígono. Las naves ocupan 8.000 metros cuadrados, con una reserva de suelo de otros 7.000. Por tanto, duplica la extensión de la matriz de Mendaro, lo que da idea de la envergadura del proyecto industrial emprendido en Deba.

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El traslado se está realizando de forma escalonada. De momento se ha puesto en marcha la primera fase, con una ocupación de 1.000 metros cuadrados. A partir del próximo mes comenzará la habilitación del resto del pabellón, con el objetivo de que la totalidad de la instalación se encuentre a pleno rendimiento en año y medio.

Las ventas previstas en 2020 -38 millones- caerán un 14%, pero en 2021 y 2022 repuntarán un 20%

facturación

Las perspectivas, por tanto, son positivas, pero Lascurain rechaza de plano cualquier autocomplacencia. Explica que la sección aeronáutica de Egile ha sufrido el impacto de la crisis con una bajada de la facturación prevista para este año -38 millones de euros- de un 14%. De hecho, se han aplicado 41 ERTE (21 al 50% y 20 al 100%), todos referidos a la aviación civil, de los que se han recuperado 13. «Son tiempos muy complicados. Algunos clientes -explica Lascurain- ante la bajada de pedidos, han decidido no subcontratar y realizar los componentes ellos mismos. Una contracción de las previsiones de ese calibre, cuando estamos en pleno proceso de inversiones, conlleva muchas dificultades, pero no perdemos nuestra visión ni nuestra estrategia».

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Bache y repunte

El bache de 2020 se superará en 2021 con un crecimiento de las ventas del 20%, «lo que supone recuperar lo perdido y un poquito más», y un porcentaje similar en 2022. «El plan de inversiones se mantiene -afirma el directivo de Egile- pero hay que buscar vías alternativas para que siga en vigor». Este crecimiento supondrá incorporar en 2022 a veinte trabajadores a una plantilla de 250.

La nueva planta estará totalmente activa en año medio, requiriendoveinte nuevos empleados

itziar

La I+D forma parte esencial de esa búsqueda de oportunidades. Así, por ejemplo, la compañía trabaja en el desarrollo de un sistema de transmisión para helicópteros que permita al aparato funcionar más tiempo sin lubricación, ahora limitado a veinte minutos.

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Lascurain se muestra optimista, pese a que reconoce que el horizonte no está despejado. «Quiero creer que el desplome de la aviación civil ha tocado suelo y que en algún momento se reactivará. Todos los desarrollos que pueda haber en el ámbito de la electrificación de los aviones van a implicar la incorporación de transmisiones. Además -subraya el directivo de Egile- hay oportunidades en las que estamos trabajando y que, si salen adelante, cambiarán el panorama de manera notable».

El sector está abocado a un reguero de despidos en Euskadi

En las últimas semanas se han sucedido los anuncios de pérdida de puestos de trabajo en empresas vascas o con fábricas en Euskadi. Este es el caso de Aernnova, que prevé un recorte del 20% de su plantilla mundial, lo que supondría la salida de 950 trabajadores, de los que 650 corresponderían a España. En Alava dispone de una planta con 450 empleados y en Zarautz de una fábrica -Elesa- de transformadores. ITP Aero ha anunciado un recorte del 15%, lo que supondría el despido de 600 empleados sobre una plantilla global de 4.000. En Zamudio trabajan 1.200 personas, de las que 194 irían a la calle. A estas empresas se unen Alestis, que prevé 87 despidos en Vitoria; y Aciturri, que ha registrado un ERE para 214 trabajadores en cuatro de sus plantas, una de ellas en la localidad alavesa de Berantevilla. Además, hay que sumar los planes de Airbus de reducir 900 puestos de trabajo en España y que, aunque no tiene plantas en Euskadi, es cliente de numerosos proveedores vascos.

Las compañías argumentan que las medidas de contención que han aplicado hasta ahora ya no son sostenibles en un escenario de crisis de largo plazo. Y es que las previsiones apuntan a que no se recuperará el nivel del tráfico aéreo mundial hasta 2024.

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