Confebask alerta del «lastre» del arancel de EE UU, con un coste de más de 125 millones para Gipuzkoa
El nuevo marco comercial transatlántico, con una tarifa global del 15%, traslada certidumbre a algunos sectores, pero el acero, que mantiene el 50%, enciende las alarmas
Gipuzkoa tendrá que asumir un sobrecoste de, al menos, 125 millones de euros como consecuencia de la entrada en vigor del nuevo arancel del ... 15% que Estados Unidos aplicará a la mayoría de las exportaciones europeas, en virtud del acuerdo sellado este domingo entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente estadounidense, Donald Trump. La cifra se corresponde con el porcentaje pactado aplicado sobre el volumen total de exportaciones guipuzcoanas a EE UU en 2024, que ascendió a 829 millones, con sectores como la máquina herramienta, la automatización industrial y el material eléctrico como principales afectados.
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El impacto, en cualquier caso, no será menor. Estados Unidos es el tercer mayor cliente internacional de Gipuzkoa —el primero fuera de Europa— y concentra casi el 9% de todas sus ventas exteriores. Pese a que el pacto evita una guerra comercial, el territorio, fuertemente especializado en productos industriales de alto valor añadido, acusa de lleno la nueva etapa arancelaria, que no solo encarece las operaciones sino que introduce incertidumbre en las decisiones estratégicas de muchas empresas.
«La imposición de aranceles, independientemente de su porcentaje, supone dar comienzo a una nueva era de proteccionismo que va en contra de la libertad de mercado y el desarrollo global», advirtió ayer Confebask en una nota, que lamentó un acuerdo que, si bien aleja el riesgo de una guerra comercial, cambia de forma sustancial las reglas de juego. La patronal vasca, junto a sus organizaciones territoriales —Adegi, Cebek y SEA—, señaló con preocupación que el pacto alcanzado en Turnberry, en el club de golf escocés propiedad del propio Trump, supone «un importante lastre» y genera una «clara desventaja competitiva» para las empresas europeas frente a sus rivales asiáticos. El acuerdo no contempla un arancel equivalente para las exportaciones estadounidenses.
Desde el Gobierno Vasco, el diagnóstico es similar. El consejero de Industria, Mikel Jauregi, prefirió hablar de una «valoración agridulce» el mismo domingo, y cifró en 350 millones de euros el coste estimado para las exportaciones de Euskadi —alrededor de 2.000 millones anuales— por el nuevo gravamen. «Es mejor un acuerdo arancelario que una guerra comercial», afirmó. Pero no por ello menos costoso para una economía como la vasca, profundamente abierta y orientada al exterior.
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El vicelehendakari segundo y consejero de Economía, Trabajo y Empleo, Mikel Torres, incidió ayer en esa misma idea. «La industria, que supone en torno al 25% del PIB de Euskadi, es la que más sufre en este contexto de inestabilidad», explicó. «Seguramente nos hubiera gustado un arancel mucho más bajo, pero esto aporta estabilidad para que las empresas puedan acometer sus proyectos de inversión con más seguridad». Torres pidió esperar a conocer la letra pequeña del acuerdo, pero alertó de que las áreas más sensibles en este momento son la fundición y el acero, por ser las más castigadas con tarifas extraordinarias que llegan al 50%.
En Gipuzkoa, el sector más golpeado será sin duda el de la máquina-herramienta, que concentra casi la mitad de las exportaciones a Estados Unidos, seguido por el material eléctrico, las manufacturas metálicas, el aluminio o las armas deportivas, según los datos de la Oficina de Comercio Exterior de San Sebastián (ICEX). Se trata de industrias con fuerte contenido tecnológico, con una elevada capacidad exportadora y que forman parte del núcleo productivo más competitivo del territorio.
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«No es lo que preferimos»
Desde la Cámara de Gipuzkoa consideran que el acuerdo es «positivo» en la medida en que evita una escalada mayor. «Evidentemente no es lo que preferimos. Trump ha cambiado las reglas de juego internacionales», señalan fuentes de la institución. «Lo determinante es que Europa no esté en peores condiciones arancelarias que otros países competidores». Respecto al arancel del 50% aún vigente sobre el acero y el aluminio europeos, apuntan que «estos niveles no nos gustan. Habrá que mirar las excepciones».
Más explícito es Asier San Millán, director del clúster vasco del acero Siderex, quien explica que Estados Unidos no es autosuficiente en acero —sólo cubre el 60% de su demanda interna— por lo que «necesita importar productos de alto valor añadido». Sin embargo, San Millán advierte en conversación con este periódico de que la incertidumbre generada ya está teniendo consecuencias reales. «Las inversiones industriales empiezan a frenarse porque no hay visibilidad a medio y largo plazo», alerta. En su opinión, los nuevos aranceles no son una política estructural, sino una herramienta de presión para forzar acuerdos bilaterales, sobre todo con China. «Trump busca negociar, pero si Europa no se mueve rápido, pagaremos nosotros el desvío del acero asiático». Pese a todo, agrega, «mantenemos la esperanza».
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También advierte del efecto colateral que podría tener el bloqueo de las exportaciones asiáticas al mercado estadounidense. «Si no actuamos rápido, ese excedente terminará aquí», avisa. La entrada masiva de acero de bajo precio y escaso valor añadido en el mercado europeo «podría desestabilizar completamente el sector» si no se activan a tiempo medidas de salvaguarda efectivas, mejores cupos y una política comercial más ágil por parte de Bruselas. «Hace falta reaccionar antes de que los problemas lleguen, no después», resume.
También Guillermo Dorronsoro, portavoz del foro Zedarriak y profesor de Deusto Business School, ve con preocupación el marco comercial surgido del pacto. «No desmerezco el acuerdo pero creo que Europa sigue pensando que existe un orden mundial que ya no está vigente», afirma. «Nos aferramos a una ficción: que podemos fiarnos de socios como Estados Unidos, pero ese mundo se ha acabado. Y mientras la Unión Europea se presenta como un bloque débil y descoordinado, Trump sigue reorganizando el comercio mundial a su medida». En cualquier caso, para Dorronsoro, el acuerdo es solo un paso más en la estrategia estadounidense para cerrar un pacto ventajoso con China. «Europa no está en la agenda de Trump, no tiene interés en protegernos. Si nos puede utilizar para presionar a otros, lo hará. El verdadero reto que tiene Europa es ver si los países están dispuestos a perder parte de la soberanía para actuar verdaderamente en bloque».
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Previsión de crecimiento
A pesar de este panorama, el Gobierno Vasco mantiene una previsión de crecimiento del 2,1% para 2025 y del 1,7% para 2026, esta última revisada a la baja por la desaceleración prevista en la eurozona. La inflación ronda el 2,8% y las exportaciones vascas cayeron un 0,6% en los primeros cinco meses del año. En este contexto, el vicelehendakari segundo Torres quiso enviar ayer un mensaje de confianza en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno: «La economía vasca no solo crece, sino que lo hace de forma sólida y sostenida, con cohesión y responsabilidad. Las empresas invierten, el empleo crece, y «estamos preparados para afrontar los desafíos con confianza a través de nuestras capacidades».
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