Unos 30.000 profesionales ya tienen controladas sus facturas con TicketBai

10.30 de la mañana. Mikel Guilisagasti no para de expender pan, bollería y algunos pasteles en la panadería Adarra del barrio donostiarra de Amara, donde se formaban algunas colas. Es un día festivo, pero este 1 de noviembre no es como cualquier otro. Mikel se ve obligado ya a extender el TicketBai en cada una de las operaciones de venta, «con lo que supone de engorro, ya que ralentiza todas las operaciones».

Mikel tiene 47 años y lleva casi dos décadas al frente de este negocio familiar, que antes regentaron sus padres, y su enfado es mayúsculo porque además de la inversión que ha supuesto –2.400 euros–, señala que «no es lo mismo aplicar este sistema en un taller mecánico que puede emitir al día no más de quince o veinte tickets que una cafetería o panadería donde cada minuto expendes algo y todo se complica».

Para este comerciante la prueba de fuego será este miércoles, día laborable, cuando en determinados momentos de la jornada se juntan muchos clientes, bien trabajadores al mediodía, o estudiantes del Instituto Politécnico Easo, que tienen tan solo quince minutos de recreo a media mañana y tiene que ser todo muy rápido, dice, «lo que se complica con este sistema». «Ahí perderé clientes, porque no tendrán paciencia para esperar».

Igual que otros comerciantes, Mikel considera que está bien que la Hacienda guipuzcoana establezca un sistema de control para que no haya fraudes, «pero que sea a todos, que nos lo hagan cómodo y sin que nos cueste dinero, porque encima tenemos que correr nosotros con los gastos». Mikel señala que por problemas informáticos no ha podido empezar a expedir con el TicketBai hasta el pasado viernes, y que ello ha impedido que pudiera beneficiarse de todas las ayudas.

José Mari Agirre, que regenta el bar restaurante Gandarias y el bar Federico de la Parte Vieja donostiarra, lleva tres meses aplicando el TicketBai en uno de ellos, y en el otro desde la semana pasada «porque los instaladores de los sistemas informáticos están saturados, lo que ha retrasado su implantación», señala. Una demora que ha hecho que no haya podido acceder a todas las ayudas previstas, se lamenta. Apunta que quedan cuestiones por esclarecer. «Si el cliente no paga, ¿cómo lo computamos? es algo que nos tiene que aclarar Hacienda», señala. Eso sí, en su opinión el TicketBai no ralentiza la actividad del camarero porque la mayoría de la gente paga con Visa y ya estábamos acostumbrados». «Si las máquinas son buenas, son rápidas», remata. En su caso, le ha supuesto un coste de 8.000 euros ya que han podido aprovechar el hardware, pero de haber tenido que instalarlo todo, hubieran sido 25.700 euros.

«En el bar restaurante Frontón de Tolosa llevamos dos semanas con el TicketBai sin que nos haya generado ningún problema», indica Sonia Tapia, su gerente, en una jornada muy ajetreada, con el certamen de masas corales. «Al abrir el año pasado no hemos tenido que realizar una inversión añadida porque teníamos todos los aparatos nuevos. Solo hemos tenido que darnos de alta y el sistema funciona de forma automática». Para Sonia, el sistema tiene una ventaja. «Permite llevar un mejor control con unos costes mínimos», resume.

Mari Jose Rincón, responsable de la panadería Ogi Berri del Paseo San Francisco de Tolosa, es muy crítica con este sistema que lleva aplicando tres meses. «No nos deberían meter a todos en el mismo saco porque yo tengo que hacer un ticket incluso cuando vendo media barra de pan, y eso al cabo del día me supone mucho trabajo, te ralentiza todo porque hay que hacerlo con mucho cuidado, y supone un coste añadido en papel de cinco euros al día, además de la inversión inicial de 2.000 euros». Su enfado es mayúsculo. Asegura que supone un paso atrás. «Tengo la sensación de que se ríen de nosotros. Nos tratan como si fuéramos ladrones».

La llegada de clientes es incesante en la librería Ross de Tolosa, hasta el punto de que su propietaria, Rosa Sánchez, no deja de expedir tickets y apenas puede atendernos. Pero esta comerciante con 37 años al frente del negocio no oculta su enfado. «No es el momento», señala. «No levantamos cabeza y ahora esto». «No le encuentro ningún sentido porque ya estábamos controlados. Han puesto el foco en el pequeño comercio y hay otros establecimientos –en alusión a las cadenas– que no están sujetos. Y todo esto nos cuesta una pasta, no solo la inversión inicial sino también el mantenimiento».

Raquel Gonçalves regenta el quiosco de prensa de la céntrica plaza del Ensanche de Irun. No cree que en su ámbito de negocio, la llegada del TicketBai vaya a cambiar nada «en el sentido de que aquí todo está muy controlado, informa Iñigo Morondo. Los distribuidores te traen periódicos y los que no vendes, los devuelves. Te cobran en función de esos números y en función de los mismos números declaras». En lo que sí percibió un cambio al estrenar el nuevo sistema fue «en que vamos más despacio. Antes cuando se juntaba mucha gente, agrupábamos ventas y las metíamos juntas al ordenador. Ahora hay que 'ticar' cada una individualmente y hablamos de ventas que, en su mayoría, son de 1,70, que es lo que cuesta un ejemplar de El Diario Vasco. Eso nos hace ir un poco más lentos y aquí la velocidad en la atención es fundamental». Cada una de esas ventas emite un ticket, «pero nadie se lo lleva y aquí se van apilando».

Pero apuntaba otra cuestión. «A nosotros nos va bien el programa, pero según nos ha dicho el informático, está habiendo algunos problemas con la recepción de los datos. Al parecer porque ha habido mucha saturación».

Las hermanas Elena, Miriam y Bea Lizarralde, de la histórica panadería eibarresa, Isasi, no han recibido de muy buena gana el nuevo sistema de facturación. Consideran que se debería haber subvencionado la compra, informa Alberto Echaluce. «No estamos en contra de este sistema, pero hemos tenido que adaptarnos e invertir dinero en la compra de una máquina que cuesta 8.000 euros y cuyo objetivo único es el de controlarnos. Tenemos que pagar para que nos vigilen». Junto a ello, indican que ha sido muy fatigoso «escribir a mano los 750 productos que ofertamos con su correspondiente fotografía que he tenido que bajar de Internet. Desde el mes de septiembre he tenido que acometer esta labor·, decía Miriam. De momento, no han tenido problemas con la impresión de los tickets.

Tampoco aprecian que sea el mejor momento para adoptar esta medida. «Estamos saliendo de una pandemia y la situación no es la mejor». «Todo el mundo que nos trae los productos lo hace con factura, incluso los baserritarra. No entendemos dónde puede existir fraude, pero veremos si a otros sectores les exigen lo mismo. Desde este establecimiento centenario pedían un poco de cordura «porque a este paso van a acabar con todo este sector».