Testimonios de autónomos guipuzcoanos afectados por el nuevo sistema de cotización

Los autónomos societarios tienen una base mínima fijada en 1.000 euros mensuales. Esto quiere decir que los autónomos societarios que coticen por la base mínima tienen que pagar una cuota de 310 euros mensuales. De esta forma, se produce una mejora con respecto a los 377,87 euros al mes de cuota del año 2022. En total, supone un ahorro anual de 814,44 euros. Pero hay que tener muy en cuenta que, si los ingresos son superiores, las cuotas mensuales serán más altas a las de 2022.

Esta abogada zarauztarra pone el foco en los tres primeros tramos de la nueva tabla. «Tan solo aquellos trabajadores por cuenta propia que tienen unos ingresos o beneficios inferiores a los 1.100 euros al mes pagarán menos en los próximos ejercicios. A partir de ahí, se estará cotizando más dentro de la base mínima. Con un beneficio anual superior a los 15.000 euros, la base mínima sube».

La nueva norma también obliga a todos los autónomos a estar en contacto casi permanente con su respectiva asesoría (en caso de que la tengan) para modificar sus cuotas en base a los ingresos que vayan teniendo cada mes. «Ahora hay que comunicar a la Seguridad Social (SS) cuánto vas a ganar este año sin saberlo al cien por cien, puesto que los beneficios pueden variar de un trimestre a otro. Tenemos que ir tanteando y subir o bajar la cuota en función de esas ganancias. Ya el año que viene, cuando se presente la declaración de la renta, la SS comprobará si la cantidad cotizada se corresponde con el nivel de ingresos. Si no salen las cuentas, se tendrá que abonar la diferencia con un plazo de año y medio». Peral también sostiene que con TicketBai «la economía sumergida debería de estar mucho más controlada».

Jorge Navarro decidió dejar de trabajar bajo el paraguas de una empresa y hace cuatro años decidió emprender y fundar Thinking Outside the Bottle (TOB), una agencia boutique especializada en marketing estratégico y comunicación gastronómica con sede en el barrio donostiarra de Morlans. Los inicios no fueron fáciles para Navarro, con pandemia y postpandemia de por medio. Este pasado 2022 ha sido el del despegue de TOB, en la que ahora trabajan cinco personas.

Preguntado sobre si el nuevo diseño sistema podría disuadir a aquellas personas que tengan en su cabeza emprender y convertirse en autónomos, Navarro señala que «la gente que comienza un proyecto de emprendimiento, en líneas generales, no está pensando en hacerse rico. Ser emprendedor es otra cosa, como la búsqueda de otras necesidades vitales y profesionales que no están asociadas a una cotización algo más cara. En mi caso quería explorar nuevas aventuras profesionales. En definitiva, alguien que vaya a emprender no está con la calculadora de si tiene que pagar cinco euros arriba o abajo».

Fue en septiembre de 2018 cuando Navarro se embarca en esta aventura. «El cuerpo me pedía rock and roll y monté una S. L. Por inconsciencia o motivación me apetecía meterme en esta aventura como emprendedor. Cuando empecé desde cero tenía claro que una de las cosas más importantes como autónomo, como no puede ser de otra manera, era facturar».

Este irundarra que reside ya desde hace tiempo en la capital guipuzcoana tuvo claro desde un principio que quería facturar y a su vez cotizar desde una S. L. «No quería hacerlo como una persona física, puesto que creo que de cara a nuestros clientes inspira mayor confianza y ofrece una imagen más profesional. Desde entonces he estado abonando la cuota fija de 377 euros de autónomo societario. Este nuevos sistema me parece bien. Todos tenemos que colaborar al fondo común. Los que menos ingresen tienen que aportar menos y viceversa. En mi caso, no creo que por aportar cien euros más de cuota vaya a tener un impacto negativo en nuestro negocio».

Susana Azurmendi lleva más de 20 años como autónoma. Fue en el año 2000 cuando esta donostiarra decidió emprender y trabajar como asesora fiscal y financiera. Durante estas dos décadas, la cuota que ha abonado ha variado con el paso del tiempo. «En el año 2000 pagaba una cuota de 197 euros. Hasta el año pasado, con el anterior sistema, abonaba en torno a 400 euros, y ahora en el 2023 he hecho un cálculo y voy a pagar entre 500 y 520 euros con esta nueva norma. Esto me va a suponer un sobrecoste de 1.200 euros al año según mis previsiones», sostiene Azurmendi.

Respecto a la nueva tabla, Azurmendi asegura que «para mí va a suponer un esfuerzo. La realidad de los autónomos es que no solo pagamos la cuota correspondiente, también hacemos frente a diferentes tasas e impuestos y otros gastos fijos como el alquiler de una oficina. Creo que cada vez pagamos proporcionalmente más de nuestros ingresos y el porcentaje que damos al Estado es cada vez mayor».

Si ponemos la lupa en los quince nuevos tramos, podemos observar cómo tan solo en los tres primeros la cuota va descendiendo con el paso de los años. «Así es, pero también baja la base de cotización, por lo que me parece muy poco solidario. A estas personas habría que mantenerles su base de cotización. No tiene ningún sentido que un autónomo con unos ingresos de 1.000 euros tenga una base de cotización de 700. Si esa persona está enferma o tiene cualquier imprevisto su prestación también va a ser menor».

Azurmendi también pone el foco en el déficit de la caja de la Seguridad Social. «Los autónomos cobramos de media un 40% menos de prestación de jubilación frente a un asalariado. Este nuevos sistema no soluciona el problema de la hucha de la SS. No solo es una subida de las cuotas, también de los porcentajes. Hay una subida del 0,60% debido al mecanismo de equidad intergeneracional que vamos a poner de nuestra parte, aportando más a la hucha de las pensiones cuando somos una pequeña parte de la población ocupada del país. No somos la solución al déficit de la SS».

Iñigo Peñalba es arquitecto y profesor asociado en la UPV-EHU. Lleva más de nueve años como autónomo, cotizando por la base mínima en cada uno de los respectivos ejercicios, con la excepción de la tarifa plana a la que se acogió el primer año. Ahora, con el nuevo sistema en base a los ingresos reales pasará de cotizar 294 euros a 390, un incremento cercano a los cien euros que le supondrá un sobrecoste anual de 1.150 euros. «Cotizar por los ingresos reales me parece un buen sistema. Tiene todo el sentido que los que más beneficios obtienen aporten más, aunque si pongo el ojo en las nuevas tablas en 2025 cotizaré 200 euros más de lo que cotizo ahora. No obstante, me sorprende que en Euskadi el 68% de los autónomos ingrese menos de 1.300 euros. Creo que aquí es muy complicado vivir con esos ingresos».

Este arquitecto donostiarra es consciente de que este nuevo sistema obligará a casi todos los trabajadores por cuenta propia a 'vigilar' en todo momento sus ingresos mensuales para cambiar de tramo en caso de que se produzca un salto importante, bien hacia arriba o hacia abajo. «Un año puedo tener un proyecto más importante que otro y facturar más, lo que me va a obligar a estar muy pendiente para cambiar de tramo si así lo preciso. Todo eso es trabajo remunerado que tiene que hacer un asesoría o tiempo que me quitan a mí. En definitiva, son más gastos, aunque hace poco he descubierto una aplicación de la Seguridad Social (ImportaSS) que parece muy funcional».

La tarifa plana que los autónomos están obligados a pagar en el conjunto del Estado es una de las más alta de Europa, una circunstancia que según los propios autónomos no favorece en absoluto el emprendizaje. «Por desgracia creo que estamos en el podio europeo en este aspecto, aunque bien es cierto que aquí tenemos sanidad pública. Aquí la tarifa plana va a subir en torno a 20 euros, una cantidad que en ningún caso ayuda al emprendedor. En Francia y Portugal, por ejemplo, los autónomos no pagan nada durante el primer año».