Borrar
Las diez noticias clave de la jornada
El VTB Arena acoge el estadio del Dínamo de Moscú y una pista de hockey sobre hielo.

Una ingeniería donostiarra aspira a liderar el mercado mundial de estructuras complejas

Lanik impulsa su expansión con la cubierta del nuevo estadio del Dínamo de Moscú

FERNANDO SEGURA

Lunes, 23 de enero 2017, 07:22

«Si puedes pensarlo, podemos hacerlo». Este es el lema de Lanik. Una declaración de principios que ha llevado a esta ingeniería donostiarra a pujar por los proyectos más complicados e icónicos del mundo, como la remodelación del estadio del Dínamo de Moscú, su última y más importante adjudicación.

  • metros cuadrados

  • La remodelación del estadio del Dínamo de Moscú requiere una cubierta de 22.000 metros cuadrados.

  • millones de euros

  • El Snob Club de Moscú es uno de los proyectos más complejos. Lanik se embolsará 5 millones de euros.

  • estadios

  • La ingeniería ha realizado la cubierta de tres estadios en Brasil Arena das Dunas, Pernanbuco Arena y Arena da Baixada.

  • metros cuadrados

  • Lanik no renuncia a proyectos pequeños si tienen un valor icónico, como el caso de Tabakalera en Donostia.

Obras de esta magnitud refuerzan la aspiración de la compañía de liderar el mercado internacional. Así lo asegura Andrés Barbadillo, director general de la compañía, cuando afirma que «queremos ser reconocidos como los número uno en nuestro ámbito de trabajo».

El negocio de Lanik se basa en el diseño y fabricación de las estructuras que soportan las cubiertas de grandes edificios e infraestructuras, esos complicados mecanos que podemos ver cuando alzamos la mirada, por ejemplo, en un estadio de fútbol como el de Anoeta, realizado por esta firma. En su catálogo se encuentran, además de las cubiertas para estadios deportivos, las que cubren hangares de aviones o los grandes lucernarios que rematan equipamientos culturales o centros comerciales.

Especialización

La oficina técnica de Lanik se encuentra en San Sebastián (camino de Mundaiz) y la planta productiva en Asteasu. La peculiaridad de la compañía radica en su especialización en proyectos complicados que aporten valor añadido. Es decir, sus ingenieros diseñan soluciones para levantar cubiertas onduladas (caso de Anoeta) o apoyadas solo en el perímetro de los edificios, de manera que no requieren columnas que las sostengan, logrando espacios diáfanos. En otras ocasiones, se trata de diseñar estructuras preparadas para soportar movimientos sísmicos o grandes nevadas.

Gloria García, directora comercial de la firma, señala que en este mercado especializado rozan el liderato mundial, pero el objetivo es posicionarse en cabeza. En esta escalada, la construcción del VTB Arena, el nuevo estadio del Dínamo de Moscú, supone un hito clave. La firma guipuzcoana ha competido con el gigante italiano Cimolai, al que ha superado.

Los 13,5 millones de euros del contrato, el mayor de la historia de Lanik (este año cumple 40 años), son golosos, pero casi resultan secundarios. La verdadera importancia de la obra radica en que demuestra la capacidad de Lanik para afrontar un triple reto: trabajar en un país de la complejidad de Rusia, remodelar un estadio icónico y construir un enorme mecano de 22.000 metros cuadrados de superficie, con un peso de 450 toneladas. Esta malla formada por 30.000 barras quedará entrelazada con 60.000 tornillos.

Esta enorme estructura sostendrá la cubierta de las gradas del campo de fútbol y la totalidad de la cancha contigua de hockey hielo, constituyendo una sola envolvente. El VTB Arena dispondrá de un restaurante en su zona central con vistas a ambos espacios deportivos. Se inaugurará en octubre.

Rusia se ha convertido en un pilar fundamental de la expansión de Lanik. Además del estadio del Dínamo, la ingeniería construye la cubierta retráctil del Snob Club. Se trata de un proyecto de gran dificultad que ha obligado a Lanik a incorporar todos los sistemas estructurales de los que dispone.

El edificio, levantado a iniciativa de un multimillonario ruso, ha entrado en el libro Guiness de los récords por disponer del reloj más grande del mundo, con 64 metros de diámetro, instalado precisamente en la cúpula.

El Snob Club se utilizará como espacio para todo tipo de espectáculos. La terraza que cubre Lanik incluye una especie de piscina que simula una playa. Está situado en la 'city' de Moscú, rodeado de rascacielos. La ingeniería guipuzcoana cobrará 5 millones de euros por esta obra pero, como en el caso del VTB Arena, su importancia va más allá de la facturación, extendiéndose al plus que supone para la firma el haber resuelto un proyecto de extrema complejidad.

En el éxito de Lanik en Rusia quizá tenga mucho que ver el conocimiento que Gloria García tiene de aquel país. Sus dos abuelos, uno de San Sebastián y otro de Bilbao, fueron 'niños de la guerra'. Los padres de la directora comercial nacieron en Moscú. En los años ochenta volvieron a Donostia, donde nació la directora comercial, que domina a la perfección el ruso y conoce la idiosincrasia de un país que califica como «difícil» a la hora de hacer negocios.

Internacionalización

García explica que la salida al exterior ha sido un imperativo para esquivar la crisis que hundió el mercado estatal. Antes de que estallara, el 90% del negocio era interior, ahora resulta exactamente al contrario. Prácticamente todas las ventas se realizan en el exterior.

En esta conquista del mercado internacional el mundial de fútbol de Brasil ha supuesto un espaldarazo. La ingeniería guipuzcoana participó en la construcción de los estadios de Natal, Recife y Curitiba.

En España las obras escasean. Las únicas realizadas recientemente han sido la remodelación del estadio de Balaídos, ya terminada, y la sede del Celta de Vigo, en ejecución.

La proyección internacional de Lanik no impide que se involucre en iniciativas locales. De hecho, resaltan a modo de curiosidad que es posible pasar todo un día en Donostia en edificios cubiertos por la ingeniería. «Puedes ir a nadar por la mañana al polideportivo de Zuhaizti, a la tarde ir a leer a Tabakalera y a la noche al fútbol a Anoeta».

El despliegue de grandes obras podría hacer pensar que Lanik es una empresa grande. Pues no, se trata de una pyme que cuenta con 82 empleados, repartidos entre la oficina técnica de Donostia y la fábrica de Asteasu. La plantilla tiene una media de edad de 38 años. Predominan los ingenieros (34), a los que siguen las personas que trabajan en el taller de Asteasu (17), comerciales (11) e I+D (4).

García señala que las empresas con las que compiten son de mayor envergadura, pero subraya que Lanik presenta la ventaja de la agilidad. «Los alemanes, que son nuestros principales rivales, son más rígidos a la hora de ofrecer soluciones a los clientes. Nuestra ventaja es la cercanía y la flexibilidad, así como la fiabilidad demostrada en las obras que hemos realizado».

No obstante, el crecimiento registrado conllevará la ampliación de la plantilla en un 10% en dos años. De hecho, desde que terminó la crisis hasta ahora se han realizado veintidós nuevos contratos.

La ingeniería facturó en 2015 cerca de 10 millones de euros, cantidad que ascendió a 16 el año pasado, con una previsión de alcanzar los 24 en el presente ejercicio. El objetivo para 2020 es situarse sobre los 30-35 millones de euros.

La mayor parte de la facturación proviene de instalaciones deportivas (50%), seguido de recintos comerciales (25%) y centros culturales o similares (20%).

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Una ingeniería donostiarra aspira a liderar el mercado mundial de estructuras complejas

Una ingeniería donostiarra aspira a liderar el mercado mundial de estructuras complejas