Estímulos monetarios

El entorno económico tendrá dos características: menor crecimiento y baja inflación. Esto permitirá a los bancos centrales seguir con sus políticas expansivas

enrique marazuela

Viernes, 30 de octubre 2015, 09:54

Está claro que estamos en un mundo donde la expectativa de crecimiento ha disminuido tras la vuelta del verano. El foco está puesto en el área emergente en general y en China en particular, descontándose que los países desarrollados darán muestras de resistencia. En cuanto a la zona emergente pensamos que la problemática no es común a todos ellos, ya que la caída de las cotizaciones de las materias primas y especialmente del petróleo no les afecta por igual. Nuestra visión es que el menor precio del petróleo es un tema de oferta con carácter estructural y será difícil verlo por encima de los 60 dólares en los próximos dos años.

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La corrección del resto de las materias primas se explica en gran parte por el peso del coste energético en su explotación, que se estima que está de media en el 30 por ciento del total, con lo que esta situación parece que será una constante en el corto plazo. Ello afecta a las zonas productoras, especialmente América del Sur, África, Oriente Medio y Rusia. Pero, por otro lado, son buenas noticias para muchos países de Asia que son consumidores netos de commodities.

En principio China se beneficia por esta situación de menores precios del petróleo y otras materias primas, pero está en un momento de transición desde una economía enfocada a las exportaciones y la inversión hacia otra donde tenga más peso el consumo privado. Y las transiciones no son ni lineales ni sencillas. No obstante, estamos convencidos de que con el arsenal de medidas de política económica de las que disponen sus autoridades será posible la transición sin descarrilamientos pese a ser una economía adicta al endeudamiento, sobredimensionada en infraestructuras y maquinaria, y con una banca paralela ('shadow banking') un tanto problemática.

El efecto de un petróleo barato

En el mundo desarrollado el menor precio del petróleo debe ser una buena noticia, con unos efectos equivalentes a una bajada de impuestos, a menos que provoque un colapso tal del mundo emergente que provoque una crisis que contagie a las economías avanzadas. Y, en global, la bajada del petróleo debía ser una buena noticia, pero como todo cambio brusco dejará ganadores y perdedores.

De todo lo anterior, el entorno económico tendrá dos características: menor crecimiento y baja inflación, no solo derivado del primer factor, sino también del movimiento de las materias primas. Esto va a permitir a los bancos centrales que continúen con sus políticas monetarias expansivas, como ya hemos visto en los recientes movimientos y declaraciones de las autoridades monetarias europea y China, y pensamos que la japonesa estará también en esta línea.

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La Reserva Federal está en otra situación, ya que está en pleno empleo, con un crecimiento por encima del potencial (aunque no genera inflación por coincidir con un shock de oferta de las materias primas) y con la inflación anclada cerca del objetivo no tiene sentido tener una política monetaria tan ultraexpansiva. Pero no es menos cierto que la Fed tendrá una gran precaución subiendo tipos de interés, fijándose en el impacto que pueda tener no solo en el crecimiento, el norteamericano y también mundial, tal y como vimos en septiembre, y en el tipo de cambio del dólar. A menos que repunte la inflación, esa será la tónica.

A efectos de los inversores la noticia es que el activo libre de riesgo seguirá con rentabilidades muy bajas o casi nulas en todas las monedas, salvo el dólar, y que esta situación es muy probable que persista no solo en 2015, sino también en 2016.

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