Imanol Ansa saca además como el mejor zaguero (30-20)

Corroboró su estatus de magnífico sacador en la final del Masters, ganada 30-20 a Xabier Azpiroz con un control absoluto del juego, de la situación y del marcador a partir del 2-2. Además de sumar once tantos directos con el primer disparo, sometió al rival. Apenas dio opción al de Uitzi, consciente de la que se le podía venir encima. Ya conoce cómo se las gasta el de Urnieta, más centrado que hace un tiempo. Aparcó las florituras y focalizó los esfuerzos en lo fundamental: velocidad, búsqueda del rebote y mantener en vilo al contrario a base de variar los pelotazos.

Los individuales eran su sueño. Desde el principio quería jugar contra Urriza. A los 29 años ha adquirido un estatus que comienza a encontrar reflejo en los resultados: tercera txapela en el Masters, una más de las que poseen Ezkurra, Uterga y Barrenetxea IV –el torneo comenzó a disputarse en 2011–, y quinta consecutiva en competiciones individuales –ha ganado los dos últimos títulos oficiales–.

Ansa II ha automatizado el saque. Bota la pelota unos centímetros antes de la raya del doce y medio e iniciada la carrera remonta la pelota a la altura del once y medio. Le da poca altura en el frontis, pero la suficiente para rebasar la raya del cuatro. Busca los saques cortos. Por eso cometió la primera de sus dos únicas pasas ya con 23-13. Salen como un rayo y los cruza. Azpiroz tuvo que apartarse en dos o tres de ellos.

Se plantó 15-6 en veinte minutos. Un pelotari con menos amor propio que Azpiroz ya habría enseñado para entonces el pañuelo blanco de rendición. Solo un espíritu guerrero bien encauzado como el del zaguero de Uitzi es capaz de resistir de esa manera.