Erik Jaka, ayer frente al ayuntamiento de Lizartza, su pueblo. Usoz

Erik Jaka: «Para que su ama no le echara la bronca, el bocadillo de Jokin me lo comía yo»

Finalista del Manomanista ·

El delantero de Lizartza llevó en coche a Altuna III el día de su debut con Aspe y el domingo ambos jugarán la final en Bilbao

Joseba Lezeta

San Sebastián

Martes, 24 de noviembre 2020

Erik Jaka (24 años, natural de Lizartza y residente en Tolosa) toma todas las preocupaciones y alguna más con el fin de estar listo para ... jugar la final del Manomanista contra su amigo Jokin Altuna el domingo en el Bizkaia de Bilbao. Aunque sea sin público y casi en silencio, quiere disfrutar a tope del partido y, por qué no, calarse la txapela.

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-¿Se duerme igual siendo finalista del Manomanista?

-Sinceramente, sí. Hay gente que el día del partido no duerme bien por la tensión y demás. Me ha solido pasar a mí, pero en este campeonato duermo fenomenal.

-¿Ha asimilado que está en la final?

-En la medida de lo posible, sí. Igual no lo valoro todavía en toda su dimensión porque la final está a la vuelta de la esquina. Faltan solo cinco días. Quizá lo aprecie mejor con el tiempo.

-No hay espacio ni para sentir la presión.

-De momento no. Me siento feliz, ilusionado y con ganas. Son sensaciones a las que me tengo que agarrar. Notar estrés y nervios en esta situación es prácticamente normal. El cuerpo y la cabeza se preparan para eventos y situaciones diferentes. No lo veo como algo malo o perjudicial.

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-¿Ha hablado con Jokin Altuna? ¿Se han escrito?

-El sábado, después de mi semifinal, ya tenía un mensaje suyo de felicitación cuando cogí el móvil. Le contesté al momento. Le di las gracias y le puse que le esperaba el domingo en el Bizkaia. Cuando ganó el domingo le envié otro mensaje felicitándole. Vi que en el frontón no pasó un buen momento, sufrió bastante. Pero como casi siempre, supo sacar adelante el partido. Es muy ilusionante para ambos ser rivales en una final.

-¿Coincidirán esta semana aparte de en la elección de material?

-Creía que íbamos a hacer físico juntos ayer a la mañana, pero me escribió que prefería descansar y estar tranquilo. Al haber jugado el sábado, doblaré sesiones de frontón hoy y el jueves, y me tocará físico de nuevo el miércoles. Supongo que Jokin, como tuvo partido el domingo, querrá completar hoy una sesión física y llevará a cabo una sola de frontón. De todas maneras, coincidiremos seguro.

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-¿De qué hablan?

-De todo. Pero el primer tema de conversación es la pelota. Repasamos los partidos del fin de semana y compartimos nuestras sensaciones. Ahora bien, podemos hablar de cualquier tema.

-¿Desde cuándo se conocen?

-Me entrenaba en Lizartza, el club no era muy allá y apenas había partidos. Los hermanos Olaetxea se entrenaban ya en Tolosa. Me suena que cuando llegué al Zazpi Iturri de Amezketa Jokin era benjamín (9-10 años) y yo, alevín (11-12). La conexión entre ambos fue instantánea. Nos caímos muy bien. Pese a la diferencia de edad, jugamos algún que otro torneo juntos en aquellos tiempos. Uno fue en Errenteria, y lo ganamos. Le recuerdo cuando todavía era un mocoso. Yo era bastante alto y él, pequeñito pero artista.

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«Pocos llegan a la final del Manomanista y jugarla contra tu mejor amigo de la pelota hace doble ilusión»

-Alguna anécdota.

-Comía mal y para que su ama no le echara la bronca, el bocadillo de Jokin me lo comí yo bastantes veces.

-¿Entraba en sus cálculos jugar una final manomanista y hacerlo contra Altuna III?

-Es uno de los mejores sueños que me puede haber pasado en la pelota. También a él. Poca gente llega a una final del Manomanista y poder jugarla contra tu mejor amigo en la pelota hace doble ilusión. Sé que afronto un compromiso difícil porque me enfrento al número uno actual.

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-¿Cómo se prepara un partido contra un amigo?

-Compartimos muchos entrenamientos y Jokin Etxaniz nos comenta que parecemos Zipi y Zape porque los dos sabemos qué jugada va a hacer el otro. Ahí está el el engaño, la picardía. Nunca sabes con absoluta seguridad la jugada que prepara el rival. Es como el ajedrez. Cada uno mueve sus piezas y analiza cómo transcurre la partida antes de tomar decisiones sobre la marcha. En el tenis Nadal juega una vez cada dos años contra el número 100 del mundo. En la pelota coincidimos a menudo y nos conocemos todos.

-¿Tiene puntos débiles Altuna?

-Pocos. No te sabría decir ninguno a botepronto. Es muy completo. Ayer mismo supo sacar adelante la semifinal sin estar en su mejor día. Golpea atrás tanto como un pegador. Sería una equivocación preocuparme de lo suyo. Tengo que centrarme en lo mío. Si hago bien mi juego, como hasta ahora, tendré opciones de victoria.

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-¿Ve complicado que se repita una oportunidad como la del domingo?

-Me estreno en una final de Primera, pero confío en que no sea la última. Llegar ha sido increíble, quiero ganar como sea y, sea cual sea el resultado, lo siguiente que voy a intentar es alcanzar la final del próximo campeonato. Vengo en una muy buena dinámica. En el último Cuatro y Medio caí 22-20 en semifinales contra el campeón. Luego, en el Campeonato Parejas Zabaleta y yo fuimos los más regulares, pero pasó lo que pasó.

-¿Las lesiones han retrasado su irrupción en la élite?

-La del tobillo llegó nada más ganar mi segundo título Promoción de parejas. La empresa empezó a ponerme partidos importantes como uno en Donostia con Barriola frente a Xala y Tolosa. Yo tenía 20 o 21 años. No pudimos acabar porque aquel día Xala se hizo daño en la espalda. Aproveché para aprender otras cosas, para endurecerme mentalmente. Cambié de preparador físico ese año. Me vino muy bien. La rotura del dorsal fue en 2018, en un Torneo San Fermín del cuatro y medio en Eibar, contra Jokin. Carecía aún de la continuidad del último año, algo que te dan los partidos. Si juegas tres estelares al año, es más difícil destacar. Si lo haces cada tres semanas, te vas haciendo al juego y te tranquilizas.

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«Jokin Etxaniz nos llama Zipi y Zape porque los dos sabemos qué jugada va a hacer el otro»

-¿Qué pensaba cuando llegaban a Aspe jóvenes que le adelantaban de inmediato en el escalafón?

-Me alegraba por ellos. Ves que debes seguir trabajando. Cada carrera tiene su ciclo y cada pelotari necesita equis años para llegar a su punto más alto. A Jokin le llevé yo en coche a su debut en el Astelena porque no tenía permiso de conducir. Jugué un buen primer partido y gané. A continuación, lo que hizo Altuna en su estreno ante Titín fue increíble. Ellos han conseguido un nivel más alto que el que tenía yo mucho más rápido. Por eso Irribarria es el campeón manomanista más joven de la historia y Jokin va a disputar su sexta final de Primera a los 24 años. Son pelotaris que salen en contadas ocasiones.

-Fue zaguero antes que delantero. ¿Por qué cambió?

-En el club había más delanteros que zagueros y como me amoldaba bien, o eso creo, optamos por jugar atrás, pensando que siempre hay tiempo para cambiar. Todavía era zaguero en cadetes y el primer año juvenil. Pero empezamos a ver que había pelotaris más largos que yo para desenvolverse atrás. Aunque cumplía, ya no marcaba la diferencia como en edades más tempranas. Aspe contactó con Xalton, responsable del Zazpi Iturri, y conmigo. Probamos y creo que ha salido bien.

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-¿Quién ha sido su ídolo?

-Siempre me he fijado en los mejores. Hubo una época en la que fui irujista, Aimar siempre ha sido un referente y el pelotari que más me gustaba era Xala. Su arte en el frontón me enganchaba como ningún otro pelotari ha conseguido. Al final, una vez que debutas, les conoces, te haces a la idea de que estás con ellos y te fijas en todos.

-¿Ha cogido kilos desde el debut?

-Los dos primeros años tras debutar gané bastante peso. Cogí músculo. Los últimos años, en cambio, he ido bajando, sobre todo volumen y masa grasa. Sin obsesionarme. Aprendes que la alimentación y la preparación tienen importancia. Dejas de comer guarradas, por así decirlo. Antes me daba una paliza en un entrenamiento, iba a casa y me comía hasta la mesa. Ahora me aguanto. Eso te lo da la experiencia.

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-Ya tiene quien le controla...

-Mi novia estudió nutrición y dietética. No sigo ninguna dieta, ni nada por el estilo, pero nos gusta cuidar la alimentación.

«Altuna III no tenía aún permiso de conducir y le llevé en mi coche a Eibar el día de su debut con Aspe»

-La del domingo va a ser una final distinta a todas por el coronavirus y las restricciones.

-Muy pocas veces puedes llegar a una final y da pena que la gente de mi alrededor y la de Lizartza no pueda ir a Bilbao para disfrutarla en vivo. El ambiente de las finales ya es increíble en Segunda. No me quiero ni imaginar en una de Primera. La situación es la que es y lo más importante es que se va a jugar. Lo primordial es que siga habiendo campeonatos y podamos jugar.

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-¿Cómo se juega sin público?

-Es un rollo muy diferente. Ya ponerte los tacos en las gradas se hace extraño. No estás en tu hábitat natural. Tenemos cada uno nuestro txoko en el vestuario, orientado hacia lo que nos gusta. Ahora todo es diferente. Se escucha a los comentaristas de ETB, se hace raro firmar un buen tanto y no oír nada. De vez en cuando te aplauden los intendentes y se agradece. Pasas del bullicio del Labrit y de un Astelena lleno a nada. No es un entrenamiento por la tensión que tienes. Oyes mucho mejor el sonido de la pelota.

-¿Uno se abstrae de eso mientras juega el tanto?

-En el momento que entras a la cancha intentas abstraerte de los comentarios de la retransmisión y te centras en cada pelotazo.

-¿Irá solo a Bilbao el domingo?

-Sí, todos estamos yendo solos. Se nos recomendó ir cada uno en su vehículo y sin acompañantes por el tema de la pandemia.

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