«Que los compañeros nos defendieran con la huelga fue conmovedor»
El de Ezcaray recuerda con emoción las semanas del conflicto de Baiko en las horas previas a la despedida de esta tarde
Víctor cambia la pelota por la miel. El delantero de Ezcaray, de 30 años, juega en su pueblo esta tarde a partir de las seis ... el último partido como manista de Aspe. Le acompaña Beñat Rezusta contra Altuna III y Martija. Combinación de lujo. A continuación se centrará en las tareas de apicultor que ha aprendido con su tío. También tiene intención de recalificarse como aficionado y participar en los festivales organizados por Garfe.
– ¿Todo listo en Ezcaray?
– Por la cantidad de personas que me ha transmitido su cariño en los últimos días, calculo que vendrá mucha gente. Además, el frontón es grande y Ezcaray está en fiestas. Espero que tanto mi familia como yo viviremos un día especial.
«Gané mi primera txapela contra Irribarria en la final de Segunda; me salió un partido redondo en el Beotibar»
– Ha cubierto diez años en las dos grandes empresas de mano.
– Han pasado rápido. Cuando estás inmerso en la actividad, los objetivos son a corto plazo, semanales. Los vives con intensidad. Ahora, desde otra perspectiva, tengo una visión más global.
– Coincidieron cuatro pelotaris de Ezcaray durante un tiempo. Solo va a quedar uno, Darío.
– Los hermanos Merino, que son de Villar de Torre, también estuvieron en nuestro club. Cecilio, mi hermano Gorka... Llegamos a coincidir los seis. Fue muy bonito. Ganamos el Caja Rioja, el Interpueblos de nuestra comunidad. Había pelotaris en todas las categorías. Empezamos a salir fuera de los frontones riojanos. Se abrió un poco la idea de que era la manera de progresar, que no podíamos encerrarnos en nuestra comunidad.
– ¿El mejor momento de su carrera deportiva?
– He tenido de todo y es difícil elegir uno. Soy muy competitivo y autoexigente. Me habría gustado conseguir más cosas. En una edición del Campeonato del Cuatro y Medio me quedé a un tanto de entrar en semifinales. Completé una buena liguilla otro año. En el Manomanista estuve cerca de la victoria en partidos que perdí y no sé hasta dónde podía llegar en caso de superar esas eliminatorias. En el Parejas di buen nivel cuando entré como suplente y, en cambio, de titular no rendí como me habría gustado. De todas maneras, estoy contento por cómo he trabajado.
– Aquella victoria sobre Irribarria en la final del Manomanista de Segunda de 2015...
– Iker acababa de debutar y se veía lo que podía dar de sí tarde o temprano gracias a aquella pegada. Él venía de ganar con autoridad y sabía que debía jugarle rápido. Me salió un partido redondo en el Beotibar. Fue mi primera txapela y además ante un grandísimo rival que un año después se convirtió en el campeón más joven de la historia.
– ¿Y el peor momento?
– El más difícil, el de la huelga, derivó en el más bonito. Resultó muy duro que nos echaran de Baiko a los cuatro –la empresa tampoco renovó el contrato a Laso, Mariezkurrena II y Eskiroz– pero que el resto de los compañeros nos defendieran de aquella manera y pelearan tanto por nosotros fue conmovedor. Para ellos habría sido más fácil mirar por lo suyo. Sin embargo, se pusieron de nuestro lado. El día en el que todos los compañeros vinieron al festival organizado en Ezcaray fue muy bonito, de mucha intensidad.
«No solo sufrí por mí, también por los compañeros; incluso algún pelotari salió perjudicado por la postura adoptada»
– ¿Cómo vivió las semanas de la huelga de pelotaris?
– Fueron complicadas. No solo sufrí por mí, también por el resto de los compañeros. Me preocupaba la gente de alrededor. Incluso algún pelotari salió perjudicado por la postura adoptada en la huelga y no le renovaron. Siempre estaré agradecido a lo que hicieron por nosotros. Les he dado las gracias a todos personalmente, pero no está de más hacerlo públicamente cuando se presenta la ocasión.
– Tras la salida de Baiko, recaló en Aspe. ¿Observa diferencias entre una y otra empresa?
– También las noté entre Asegarce y Baiko. Cuando me ficharon el gerente era Íñigo Salvidea. Estaban Salva Vergara y Roberto García Ariño. En los entrenamientos participaba Aniceto Lazkano. El mensaje hacia los jóvenes era positivo. Elezkano II, Artola y yo debutamos en la misma época. Nos iba bien y progresábamos. La llegada de Baiko trajo cambios. La obligación de ir a entrenamientos físicos comunes me separó de mi preparador, con quien tenía confianza plena. Lo pasé mal. En 2021 llegué a Aspe, que me recordaba a la manera de trabajar de Asegarce: un preparador propio y frontón con Jokin Etxaniz, quien aparte de tener conocimientos sabe enseñar y gestionar un grupo en el que peleas por el puesto con tus propios compañeros.
– Treinta años es buena edad para jugar a pelota.
– Me veo muy bien. He visto a gente de 30 años con dolores de espalda y problemas físicos. Yo, al contrario, jugaría a pelota a diario. Nos hemos habituado a pensar que un pelotari de 30 años sobra si no juega en Primera. Me enfrenté un día con Arbizu a Exposito y Bikuña, y yo mismo sentía que no pintaba nada. Llegas a creer que quitas el sitio a un joven. El público quiere ver caras nuevas, de acuerdo, pero también nivel. No entiendo que se sacrifique así el nivel deportivo. No es solo mi caso.
– ¿Quiso disputar el último Manomanista?
– Fernando Vidarte me dijo que no contaba conmigo, que iba a dar oportunidades a otros. Me veía para competir. En esta última etapa he participado en partidos de complemento. Se hace duro quedarte fuera de la competición. Pero asumes el rol e intentas ayudar a los compañeros. Quieres ser un buen currela para la empresa. Me quedo con eso.
«He llegado a sentir que no pintaba nada y que quitaba el sitio a un joven; el público quiere ver caras nuevas pero también nivel»
– ¿El zaguero con quien mejor se ha acoplado?
– He jugado con muchos. Con el que más he coincidido es Rezusta, mi compañero en la despedida de hoy frente a Altuna III y Martija. Somos de la misma edad, coincidimos en un Mundial, nos impusimos juntos en el Torneo Bankoa-DV, debuté un día antes que él, formamos pareja en un San Mateo que ganamos y en otro donde perdimos los dos partidos... Me queda la espina de no haber disputado con él un campeonato largo. Tampoco me olvido de Arbizu y Gaskue, mis compañeros en el 80% de mis partidos con Aspe.
– Dice que es autoexigente.
– También lo han sido conmigo en casa. Mi padre y mi hermano nunca han echado la culpa de mis derrotas al compañero. Siempre era mía, hasta tal punto que me preguntaba si al día siguiente alguien querría jugar conmigo...
– ¿El delantero que mayores dolores de cabeza le ha dado?
– Lo que más difícil se me ha hecho es jugar contra Gorka, mi hermano. Compartíamos familia, entrenamientos, todo. Si además coincides en un campeonato, peor porque uno de los dos iba a perder. Quería ganar yo y que ganara él. Imposible. Una vez nos enfrentamos en el Manomanista de Segunda.
– ¿Juega Altuna III tanto como Irujo y Olaizola II? Ha coincidido con los tres.
– Esas comparaciones son arriesgadas. Voy a dar un detalle. A mis 30 años me pongo delante del televisor a ver un partido de Jokin con la misma pasión que con diez, siendo niño, veía a Juan o Aimar. Eso significa algo. Le pedía a mi padre que me llevara a los partidos de Irujo y Olaizola II y ahora voy feliz a los de Altuna.
– ¿Seguirá jugando a pelota?
– ¿Por qué no? Si es lo que más me gusta... Las manos me respetan y eso ayuda. Durante el último Manomanista hice varias veces de sparring a Altuna III y le he dicho que me llame si le hace falta para el siguiente. No sé si querrá porque ya no le aprieto mucho –bromea–. Me han propuesto recalificarme por el club de Ezcaray y jugaré con el San Cosme en División de Honor del Nacional. También Garfe me ha hecho una bonita oferta.
«Mi tío me cede 500 colmenas con 50.000 abejas cada una»
– ¿A qué se dedicará a partir de ahora?
– Mi tío tiene un negocio de apicultura desde hace 40 años. Ya cuando salí de Baiko, hace dos años y pico, necesitaba una persona y recurrió a mí para que le echara una mano. Probé y me cautivó. Sales al monte, estás en contacto con la naturaleza y el medio ambiente... Empecé a ir con cierta asiduidad. Me he preparado para tomar el relevo. Mi tío se jubila en octubre y me cede el negocio.
– ¿Cuántas colmenas tiene?
– Quinientas. El número de abejas depende de la época del año, pero el promedio por colmena es de unos 50.000. Son millones. Ves la evolución y las adversidades de la abeja, cómo supera las enfermedades, la respuesta ante el frío y el calor... Sientes empatía por el esfuerzo que desarrollan. Mentalmente me ha ayudado mucho. Desde hace año y medio tenía la tranquilidad de esa salida para mi futuro.
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