Aimar Olaizola pone en vilo a la pelota

En sus declaraciones más recientes, el domingo en Hondarribia a los micrófonos de ETB, el goizuetarra transmitía que se encontró «a gusto. En defensa no me ha tocado emplearme mucho, pero cuando me tocaba la pelota me salía bien de la mano». Además, a la pregunta de si jugar con Zabaleta puede valer para alargar su carrera deportiva, respondió bromeando, con un previo «bueno, no lo sé», que «con zagueros como él podría jugar otros tres o cuatro años».

Olaizola II debutó el 12 de abril de 1998 en el frontón Jaian Jai de Lekunberri y en agosto de 2020 renovó con Baiko hasta el 31 de diciembre de este año. Veintitrés años de carrera en los que ni las lesiones más graves, como la rotura del dorsal en 2003 o del ligamento cruzado en 2010, han frenado la vida deportiva de uno de los más grandes de la historia de la pelota.

Además de las txapelas que ha acumulado –que tiene para dar y regalar con sus cuatro campeonatos del Manomanista, siete del Cuatro y Medio y tres del Parejas–, Olaizola II puede reclamar el papel principal junto a Juan Martínez de Irujo de la transformación que la pelota ha experimentado en el siglo XXI, del tradicional juego a bote a un nuevo modelo hegemónico en el que el aire ocupa una posición preponderante, tanto en el remate como en defensa.

Aimar Olaizola, por su longevidad, ha atravesado todo ese proceso. Por su calidad y hambre competitiva, lo ha liderado y definido. El goizuetarra y Martínez de Irujo tomaron la heterodoxia de Titín III en los cuadros alegres para extenderla a toda la cancha, perfeccionarla y convertirla en la nueva norma. Sus formidabes recursos sobre la cancha, con una zurda y una lectura de los partidos fuera de lo común, hicieron posible esa revolución.

En mayo de 2020, antes de renovar este último contrato, declaraba que «con mi nivel de juego no pienso en dejarlo». Sin embargo, ya trabajaba pensando en su futuro fuera de las canchas con jóvenes pelotaris y todo apunta a que será uno de los máximos responsables técnicos de Baiko tras su retirada. En agosto, en los días previos al enfrentamiento entre Altuna III y Laso, Olaizola II supervisó los últimos entrenamientos del navarro. También ha ayudado a los hermanos Lizeaga, de Astigarraga, entre otros.

El campeonato de Parejas arranca en noviembre y si Olaizola II no anuncia mañana su retirada, tendría que prolongar su contrato al menos medio año más con la promotora vizcaína para poder completar su participación en el torneo. Lo que no se contempla es que continúe sin jugar el Parejas.