'Philippo' hace de oro su cuento de hadas

Fue una sorpresa enorme, porque a pesar de que el caballo de Thiago Martins llegaba en el mejor momento de su vida, no había demostrado el nivel para derrotar a semejante oposición. Además, su única experiencia en Donostia, ya lejana, no resultó satisfactoria. Pero su preparador ya avisaba de que el alazán no era el mismo caballo de entonces. Su estilo machacón, galopando de principio a fin, fue clave para conseguir la carrera. Puso a correr a sus rivales desde el primer paso por meta y seleccionó el pelotón dejando sin opción a medio lote llegados a Bugatti. Habitual tapón en todas las Copas de Oro, este año los candidatos llegaron pidiendo auxilio tras un ritmo extenuante, sin hallar el oxígeno que escaseaba en la calurosísima tarde de este sábado.

Solo 'Sirjan' y 'Naranco' fueron capaces de aguantar el órdago. Pero probablemente, ni Jaime Gelabert ni Vaclav Janácek pensaban que el ganador lo llevaban delante. Un caballo que venía al alza sí, pero de valor 38 francés. El alazán, con el luso Nuno Manuel Lopes Duarte en las riendas, voló en el nuevo trazado de Bugatti. Allí les metió dos cuerpos a sus perseguidores que jamás le pudieron remontar.

Fue el momento en el que se decidió la carrera. Así lo entendieron en el análisis post carrera Gelabert y Janácek, que coincidieron en el lamento. En el derecho final, el lote entró hecho trizas y 'Philippo', que era una lámina en el paddock, se pegó a la cuerda para volverse invencible. Imposible de remontar parecía su ventaja en el poste de los 300, pero detrás venían dos lobos como 'Sirjan' y 'Naranco', ganadores de Listed y Grupo3. En General, el asedio fue real, pero al sentir el aliento de sus enemigos, 'Philippo' se entregó de forma brutal. Corazón y un galope inagotable. Tuvieron que tirar de chequera los jinetes de los tres primeros, sancionados todos por exceso de látigo. Pero la Copa de Oro es una carrera que lo exige todo. Ni se lo creía Lopes Duarte, un jockey portugués con mucha proyección, que este sábado montó su primera Copa de Oro.

La carrera dorada volvió a tener claro sabor luso, pues el triunfo lleva el sello de Thiago Martins. El exjockey lleva años estabulado en La Teste de Buch y se ha hecho un hueco en el sudoeste galo por méritos propios. El año pasado ya ganó el María Cristina con 'Swiftway' y este sábado presentó a 'Philippo' en una condición excelsa. Tras su paseo en un hándicap de Burdeos tenían claro que la Copa era su carrera. Correr era ya el premio para la familia Forteza, que se conformaba con lucir sus colores con dignidad. El resultado no lo podían ni soñar.

Matriculado en el Gran Premio de San Sebastián, se entiende como lógico que sea el próximo objetivo de este alazán, que vivió el sueño de una tarde de verano en el hipódromo favorito de su madre. Una de las sorpresas más grandes que nos ha dejado la Copa de Oro en este siglo. Una victoria de una cuadra pequeña, modesta, que se ha permitido batir a los transatlánticos más poderosos. Así es el turf, donde la magia existe.

Si sacamos al ganador de la ecuación, la llegada fue protagonizada por los caballos que mayor valor habían demostrado. 'Sirjan', caballo del año en 2024. 'Naranco', caballo del año en 2023. El prometedor 'Velerin'. Y el tierno 'Bulnes' anunciando éxitos futuros. Tal vez infravaloramos al ganador, pero ayer la pista dictó sentencia y su triunfo, aunque difícil de explicar, fue inapelable.

La jornada se desarrolló con normalidad y sin incidentes, a pesar del calor que llegó a amenazar la celebración de la jornada. Las previsiones más pesimistas anunciaban temperaturas que incluso podían superar los 40 grados, pero a pesar del bochorno, los registros quedaron bastante por debajo. Se notó en la afluencia de público, que fue magnífica, pero el hipódromo no se saturó como otros años. En cualquier caso, hubo que tirar de abanicos y refrescos.

El jockey checo Vaclav Janácek quiso tener un reconocimiento con el público, al que agradeció su apoyo y fidelidad en unas condiciones climáticas que no invitaban a salir de casa. Una vez más, sobresaliente respuesta de la afición, que es la que convierte la Copa de Oro en la mejor carrera del calendario.