Momento para festejar y reflexionar
Análisis ·
El éxito del Txuri es el del deporte amateur en toda su extensión. Gentes que no cobran un euro y que compaginan sus estudios o ... trabajo con el hockey hielo. En el caso del Txuri significa entrenar en horario nocturno y viajar en autobús los fines de semana hasta Barcelona o Puigcerdá sin pernoctar en el lugar de destino porque el presupuesto del club da lo que da y la única posibilidad es echar una cabezadita en el autobús. Nada de lujos. Autobús, jugar y vuelta. Nada diferente a lo que hacen otros muchos equipos del territorio. Lo contrario es la excepción.
El problema del Txuri que ha ganado la Liga y la Copa es que está obligado a entrenarse en el Palacio del Hielo no antes de las 22 horas, casi siempre a las 23 horas, porque estas mujeres son «las últimas en incorporarse» al cuadrante de horarios de la instalación de la que es propietaria la Diputación y es gestionada por la empresa BPX Sport. Acabar de entrenar a la medianoche supone llegar a casa de madrugada y todavía queda cenar, bajar pulsaciones y acostarse no sin antes poner el despertador prontito que hay que ir a trabajar, a la universidad o al colegio. El mejor equipo no tiene un gimnasio en el que ejercitarse. Con cierta sorna, lamentan que en la remodelación del estadio de Anoeta se haya eliminado la larga escalinata exterior que daba acceso a las gradas superiores y con ello la posibilidad de hacer entrenamientos de piernas. Es la cruda realidad. Sonríen por no llorar.
Una vez finalizados los festejos por los títulos, urge una reflexión. Es necesario que exista un equilibrio en el reparto de los horarios en el Palacio del Hielo en función del número de deportistas y por qué no valorar la posibilidad de que los clubes usuarios (hockey hielo, patinaje artístico, curling...) pudieran gestionar la misma para tener la opción de generar ingresos. Ojalá los títulos sirvan para profundizar en esa reflexión.
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