Herri kirolak
El aizkolari Iker Vicente demuestra su poderío de principio a finEl aizkolari de Otsagabia se proclama campeón de Euskadi por segunda vez en el Navarra Arena de Pamplona ante más de 800 espectadores
«Me he encontrado a gusto con el trabajo que he realizado, estoy contento por haber ganado la txapela». Así se expresaba Iker Vicente tras ... proclamarse este miércoles en el Navarra Arena de Pamplona campeón de Euskal Herria de aizkolaris por segunda vez. La anterior fue en 2019. El de Otsagabia fue muy superior a sus rivales y finalizó el trabajo, que consistía en el corte de cuatro kanaerdikos de 54 pulgadas, otros cuatro troncos de 60 y, por último, cuatro de 72, con mucha ventaja con respecto a sus rivales. La madera, de haya, provenía de la localidad oscense de Somport. A juicio de los finalistas «era bastante dura». El récord sigue en poder de Angel Arrospide. En 1994, en Leaburu, paró el crono en 29:57. Le sacó 1:40 al igeldotarra José Mari Olasagasti.
Iker Vicente, asesorado por su aita, Daniel, comenzó a imponer su dominio desde los primeros troncos. Imprimió un ritmo constante desde el inicio, no se guardó nada. Pronto adquirió ventaja con respecto a sus rivales. Un tronco de diferencia, que supo mantener hasta el final. Dosificando bien los esfuerzos, descansando lo justo para recuperar el aliento, el de Otsagabia dio un auténtico recital de técnica y facultades. Cuando acabó su labor, respiró tranquilo y se dedicó a contemplar el esfuerzo de sus compañeros de fatigas, que eran conscientes de que no podían luchar con él.
Ezpeleta, mermado
El eibarrés Hodei Ezpeleta, campeón de las dos últimas ediciones (2021 y 2022), compitió mermado de facultades. El martes, mientras entrenaba, sufrió un corte en la parte posterior del pie derecho que necesitió varios puntos de sutura y lo acusó. Aún así, finalizó segundo, dando una demostración de amor propio. Y a última hora, Jokin Urretabizkaia causó baja por culpa de una lumbalgia y su puesto fue ocupado por Xuban Cañamares, que tuvo mucho mérito. El de Arostegi fue último. Concluyó con lágrimas en los ojos, pero satisfecho por haber podido tener la oportunidad de competir con los mejores aunque fuese a última hora y en lugar de un compañero.
No fue el único que lo pasó mal en el Navarra Arena. El urnietarra Julen Gabirondo, que acabó cuarto, sufrió muchísimo. Arrastraba un fuerte catarro y le costaba respirar. Pasó un auténtico calvario, no pudo dar todo lo que llevaba dentro y acacó en cuarta posición.
Tras pasar por el control antidopaje, Vicente se fue a celebrar el título junto a su cuadrilla y sus familiares al restaurante Kaleangora de Pamplona. «Si gano comeré una buena chuleta y beberé un trago de sidra, pero con la paliza que tendré me imagino que no tendré mucho apetito», nos dijo la víspera. Seguro que, con la txapela en la cabeza, cambió de opinión.
Homenaje a Mindegia
En los prolegómenos de la final se rindió un merecido homenaje a Miel Mindegia por su trayectoria como aizkolari durante varias décadas. Se emitieron por las pantallas actuaciones suyas mientras estuvo en activo y le bailaron un aurresku de honor. Faltó poco para que soltara alguna que otra lágrima. Le obsequiaron con una txapela y un bonsai. «No me lo esperaba, pero estoy muy contento», dijo emocionado. Antes de recibir la ovación del público del Navarra Arena, se 'mojó' a favor de Iker Vicente.
Y también hubo una exhibición a cargo de Nerea Arruti, Nerea Sorondo y Ohiana Fernández de Barrena, las tres primeras clasificadas del Campeonato de Euskadi. Se impuso la primera con suma claridad.
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