«Los detalles serán los que marquen la diferencia al final en Tolosa»
El azkoitiarra está centrado en el desafío que le medirá a Iker Vicente el próximo 27 de abril en la plaza de toros de Tolosa con 14.000 euros en juego
Aunque todavía quedan semanas por delante, Julen Alberdi 'Txikia IV' ya tiene fijada en su cabeza la fecha del 27 de abril, cuando se enfrentará ... a Iker Vicente en el coso taurino tolosarra. En el desafío, cada uno pondrá en juego 7.000 euros. El trabajo consistirá en el corte de ocho troncos de 60 pulgadas y catorce kanaerdikos. Para el azkoitiarra, de 32 años, que mide 1,90 metros y pesa 92 kilogramos, supone algo más que una apuesta. «Aunque parezca muy grande, soy muy pacífico», bromea. Estudió Ingeniería Mecánica en Mondragón Unibertsitatea y trabaja desde hace una década en el Grupo Xubi, empresa dedicada a la fabricación de engranajes y rodamientos.
– ¿Cómo fueron sus inicios?
– Con 18 años hice alguna que otra exhibición. Una o dos al año, no más, pero me lo tomé más en serio con 23. Comencé a entrenar de forma continua y a marcarme objetivos como la conquista de campeonatos.
«La aizkora requiere habilidad, técnica y fuerza, debe haber un equilibrio entre las tres y cuanto más tengas, mucho mejor»
– ¿Quién le metió en este mundo del herri kirolak?
– Mi familia siempre ha estado relacionada con el herrikirolak. Mi abuelo, Luis Alberdi 'Txikia I', también hizo en su día un par de apuestas, en la década de los 40 del siglo pasado. Ganó una y perdió otra. Al principio fue aizkolari, pero luego se pasó a las idi probak –arrastre de piedras con bueyes–. Mi tío Juan Luis 'Txikia II' se dedicó a la aizkora, igual que el aita, Ignacio 'Txikia III'.
– ¿De dónde les viene a la familia el apodo 'Txikia'?
– Mi abuelo Luis se enfrentó en su primera apuesta a Juan José Narvaiza 'Luxia', que también era azkoitiarra. Mi abuelo no era pequeño que digamos, pero 'Luxia' –dominador de la modalidad en aquellos años– era muy alto, medía 1,90 como yo y con ese apodo se quedó.
– Con esta estatura, ¿por qué se decidió por la aizkora y no por el baloncesto o la pelota?
– Lo hice por seguir la tradición familiar. También me gustan otros deportes como el ciclismo o el remo, pero la aizkora me tira más.
«Es duro, exigente y más largo que el de los campeonatos. No asusta de inicio, pero sí que impone respeto»
– ¿Recuerda el primer campeonato que disputó?
– Fue una apuesta entre dos cuadrillas, tendría 18 ó 19 años. En una estaba yo y en la otra, Mikel Larrañaga.
– ¿Y la primera exhibición?
– Fue en una calle de Azkoitia, contra Errekalde y Bernardo Alberdi 'Uitte'. Mi compañero era Zubeldia. Ganamos, no fue fácil, pero les ganamos.
– Los principios no fueron sencillos. ¿Tuvo alguna vez ganas de dejarlo?
– Al principio me costó, no cumplía con los objetivos que me había marcado o veía que era más complicado de lo que pensaba. Pero con ilusión se puede con todo. De momento, la aizkora me da más de lo que me quita. Si fuese al revés, ya me lo plantearía.
– La aizkora parece desde fuera un deporte sencillo...
– Eso parece, pero requiere habilidad, técnica y fuerza. Es un poco o mucho de todo, la combinación de todas ellas. La técnica es indispensable, no vale sólo con tener fuerza y también tienes que estar en una buena condición física, tener resistencia. Debe haber un equilibrio entre las tres y cuanto más equilibrio tengas, mejor a la hora de competir. Yo llegué un poco tarde a la aizkora, otros han empezado desde críos, y esa puede ser una desventaja en cierta medida. Pero es algo que no me preocupa, no le doy vueltas a la cabeza. No me quita el sueño. Donde mejor me encuentro es en fuerza y en resistencia. La técnica la voy mejorando año a año. Al menos lo intento. Cuando llegas a un límite, tienes que centrarte en mejorar tus puntos débiles.
– ¿Cómo es un día normal en la vida de un aizkolari?
– La mayoría no somos profesionales, no nos dedicamos exprofeso a ello, tienes que buscarte un trabajo y esto también está difícil tal y como está hoy la vida. Si eres joven, es más sencillo dedicarte por completo a la aizkora. Pero si te vas haciendo mayor está más complicado. Hay que buscarse un futuro porque la aizkora no dura toda la vida. Es un deporte corto. Todos nos imaginamos estar compitiendo hasta los 45 años, pero cualquier día puedes sufrir una lesión y se va todo al traste. Tienes que intentar diversificar para no quedarte sin nada en el futuro.
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– ¿Cuántas horas entrena?
– Eentre dos horas y dos horas y media al día. Uno a la semana hago fiesta. Son sesiones exigentes. Un día hago madera, otro físico, resistencia. Todo depende de la época del año o de la fase de preparación. De si estás cerca de disputar campeonatos o, por el contrario, si en verano tienes exhibiciones. Ahí te 'relajas' en cuanto a entrenamientos. En la competición vamos todos a muerte y en las exhibiciones también hay pique, pero sano. Parece que no importa perder, pero a nadie le gusta perder y lo damos todo. Al menos lo intentamos.
– ¿La clave en una competición dónde reside?
– La clave es salir fuerte desde el principio y tener garantías de llegar bien al final. En otros deportes, se reservan fuerzas para el final, pero en la aizkora eso no sirve. Hay que empezar siempre a tope y si te guardas algo en la reserva es para poder aguantar. A veces lo haces y cuando quieres reaccionar ya es tarde. La gente sale siempre a tope y si te sales de rueda, como se dice en el ciclismo, es difícil volver a atraparles.
– ¿Ha tenido algún accidente grave en su carrera?
– No, importantes no. Al afilar hachas algún corte sí que me he hecho. De momento toco madera. En el corte vertical algún susto sí que me he llevado al escapárseme el hacha por la zona del pie, pero nada serio.
– Vayamos al grano. El desafío son ocho troncos de 60 pulgadas y catorce kanaerdikos...
– El trabajo es duro, exigente, y más largo de lo que solemos hacer en los campeonatos. No asusta, pero sí impone respeto. Habrá que ir bien preparado, sin duda alguna. Nunca he sufrido ninguna pájara compitiendo, pero he visto a compañeros que lo han padecido y lo pasan mal. Le sucedió al americano que vino en verano a Donostia a competir con la Igeldoko Harria –Ryan Richard Stewart–. Lo vi por la tele. Para competir hay que estar rodado, con confianza.
– Saltaron chispas en el bar Cantábrico de Tolosa para llegar a un acuerdo...
– No nos enfadamos, pero cada uno defiende lo suyo. Nos costó llegar a un arreglo. Los planteamientos iniciales no coincidían, pero al final llegamos a un término medio. Casi siempre pasa igual. Ambos queríamos enfrentarnos y cada uno sabe lo que más le conviene o con el material que más cómodo se encuentra.
– ¿Es el desafío más importante al que se ha enfrentado?
– Diría que sí, es mi primera apuesta, todo es nuevo para mí. Los últimos años he llegado a casi todas las finales y el cuerpo se hace a la tensión, a la intriga. Me veo motivado y a medida que se acerca el día, más. Sé que quedan aún tres meses, se ve lejos en el calendario, pero está ahí cerca. Hay que empezar a prepararlo desde ya.
– Hay 14.000 euros en juego, es mucho dinero...
– Sí, sobre todo si pierdes. Hace más daño al bolsillo. Es una apuesta importante y el dinero tiene que ir acorde a la categoría. Casi todos los años hay desafíos. El año pasado fue el Otaño-Mugertza en Azpeitia. Hace dos el Otaño-Arria V también en Azpeitia y el de Vicente-Larrañaga en Tolosa. La apuesta le da salsa al herri kirolak.
– ¿Qué referencias tiene de Iker Vicente?
– Es un aizkolari muy completo, muy, muy técnico. Y siempre hace un buen trabajo en la plaza. Además, es muy regular. No muestra los defectos que pueda tener, sabe esconderlos. Pero se le puede ganar. Nadie es invencible.
– ¿Qué tiene él que no tenga usted?
– No sabría decirte. Ambos estamos muy parejos, tenemos una buena técnica. Tengo claro que para ganarle tendré que acertar en todo; la concentración, el ritmo a emplear...
– ¿Cómo se le puede hacer daño?
– Muy fácil, hacérselo a él sin que no nos lo hagamos nosotros. Es pronto todavía para pensar en esas cosas. Ya iremos afinando la estrategia. Todo está inventado, pero los detalles serán al final los que marquen la diferencia en Tolosa.
«Iker Vicente es un aizkolari muy técnico, regular, y siempre hace un buen trabajo en la plaza, pero se le puede ganar»
– Al menos ya sabe lo que se siente al ganarle.
– La última vez fue en Etxebarri, en la Urrezko Aizkolariak Liga, en octubre de 2023. Quedó segundo y 'Bihurri' tercero. Aquel día el trabajo fue diferente. El corte fue en vertical y en la modalidad contrarreloj. Hubo gran intensidad.
– Los nervios suelen ser siempre malos compañeros de viaje en días como el de Tolosa.
– Lo importante es mantener la concentración en todo momento. Luego pueden aparecer imprevistos en forma de nudos, troncos más duros. Hay que tomar decisiones sobre la marcha. Al menos en la apuesta puedes delegar funciones en los ayudantes. Ellos son los que te dirigen. Entre tantos troncos es normal que alguno se te atragante.
– ¿Cuántas entradas ha reservado?
– Todavía ninguna. La gente me llama preguntándome por ellas, pero aún no se han puesto a la venta, ni se pueden hacer reservas. Me harían falta entre 50 y 100 para los familiares más cercanos.
– Si gana el desafío, ¿con quién lo celebrará?
– Con la familia, los amigos y los ayudantes. Será una cena cerca de casa, en el restaurante Mendizabal.
– Dinero para invitar a la cuadrilla ya tendrá...
– Sí, pero si empezamos a gastarlo enseguida mala historia. Hay que ahorrar para el futuro. Ya haremos algo...
– ¿Se dará algún capricho? ¿Un coche o un viaje?
– No lo tengo decidido aún. Este deporte tiene muchos gastos. Una parte será para compensar todo lo que he invertido hasta ahora y el resto ya pensaré qué es lo que hago con él. De momento no se me ocurre nada, sobre la marcha.
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