El alojamiento, un quebradero de cabeza para los clubes de Gipuzkoa: «Lo que cuesta un piso en Galicia aquí es tres veces más»
Vivienda. La escasez de casas y el elevado precio de los alquileres se convierte en «un grave problema» y «una clara desventaja» para los equipos profesionales de Gipuzkoa
Encontrar casa en Gipuzkoa se convierte muchas veces en un auténtico quebradero de cabeza. La falta de vivienda es una preocupación para muchos debido a la demanda, la escasez de oferta y el encarecimiento de los precios de compra y alquiler. La situación se agrava por el aumento de alquileres turísticos, la especulación inmobiliaria y la falta de creación de nuevos hogares. Gipuzkoa es uno de los territorios en los que la dificultad para el acceso a esta es aún mayor, especialmente en Donostialdea. Un problema generalizado en la sociedad del que el mundo del deporte no se salva.
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Los clubes guipuzcoanos cada vez tienen más problemas para alquilar los pisos en los que cada temporada viven sus deportistas. La llegada de jugadores de lejos de nuestra provincia supone que los despachos de los clubes se conviertan en expertos en el mercado inmobiliario. La escasez de pisos de alquiler, el precio en algunos barrios de la ciudad o el inicio de las pretemporadas coincidiendo con los meses de verano se convierten en verdaderos rompecabezas en la planificación deportiva temporada tras temporada. Cada club tiene su casuística pero todos comparten el mismo problema.
En el caso del Bera Bera tratan de que los pisos estén ubicados cerca del polideportivo de Bidebieta, ya sea en el propio barrio o en los colindantes. «Para nosotros pensar en viviendas en el centro es inviable. Tampoco en Gros o en El Antiguo, económicamente es imposible. Intentamos que sean por aquí, no solo por los entrenamientos, que también entrenamos en el Gasca, sino porque es una zona cómoda, tienes de todo y está bien comunicada en transporte público», apunta Tati Garmendia, responsable de la sección de balonmano.
«Si multiplicas todos los pisos por el incremento del precio de cada piso al mes, por los nueve meses que dura la temporada, el coste al final lo que nos hace es menos competitivos. Una gran parte del presupuesto se va en eso, mientras que en otras ciudades le destinan mucho menos dinero. Y ya no es solo el dinero, sino también el estrés de encontrar pisos en San Sebastián, es una locura», relata Carmen Muguruza.
Desde el Gipuzkoa Basket también reconocen verse afectados por la misma problemática. «Nos afecta muchísimo. Hay equipos de nuestra liga de ciudades en los que los alquileres también están caros, pero en Madrid por ejemplo, la oferta es mucho mayor».
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No es solo un problema en la capital, en Irun la situación no es más sencilla. «Para nosotros cualquier piso que conseguimos es un tesoro y estamos siempre atentos a cualquier oportunidad que se nos brinda de poder tener un piso en la recámara, es algo muy importante», revela Gurutz Aginagalde, presidente del CD Bidasoa. Desde el club han detectado que «el coste de los alquileres de las viviendas en los últimos dos, tres años se han incrementado una barbaridad, no sé si afectados por la subida de los precios en Hondarribia o Hendaia, pero para nosotros es un problema», lamenta.
El que todas las jugadoras vivan relativamente cerca facilita las cosas. La presidenta del Ibaeta Basket lamenta que para el IDK eso sea un inconveniente. «La escasez y el encontrar un piso en unas condiciones que no sean las más caras del mercado nos obliga a que cada jugadora esté en una punta de la ciudad, lo que es un tema menor, pero tampoco favorece a la relación y convivencia entre ellas», explica Carmen Muguruza.
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En ambos casos los clubes son los encargados de proporcionar la vivienda de todas las jugadoras. «Todas comparten piso, que eso puede ser un handicap. Si viene alguna chica con alrededor de los 30 años que quiere vivir sola nosotros es complicado, tiene que compartir porque es San Sebastián. Lo que te puede costar un piso en Galicia, igual aquí es tres veces más. Eso es una clara desventaja respecto a otras ciudades en las que los alquileres son mucho más baratos. Es imposible que alguien viva sola en un piso, todo el mundo comparte», señala Garmendia.
El IDK Euskotren algunas temporadas ha fichado a jugadoras que han llegado a la ciudad con su familia. Muguruza afirma que «obviamente son casos especiales, ahí tienes que buscar un piso que no sea individual, que sea adecuado para niños». Ese tipo de casuística se multiplican en el caso del Gipuzkoa Basket, ya que el perfil de los jugadores no suele ser tan homogéneo.
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«Según los jugadores hay casuísticas diferentes. Hay gente que tiene una ayuda de vivienda, algunos jugadores están en piso compartido. Hay gente que te exige vivienda individual. Todo depende un poco del caché y lo que quiere cada uno. Igual que hay jugadores que exigen coche o comidas, todo se negocia. A LeBron James no lo puedo fichar, ni con piso, ni sin piso, ni con avión, pero es un tema importante», bromea.
En el Bidasoa el tetris que tienen que completar es parecido. «El club se encarga de buscarles piso a todos. Tenemos ya jugadores que vienen con mujeres, con hijos, que necesitan una casa para ellos, hay otros que comparten con algún compañero y también algún piso grande en el que igual viven tres o cuatro jugadores juntos, sobre todo jóvenes en formación por los que estamos apostando», explica Aginagalde poniendo énfasis en que en los últimos años el apostar «por plantillas mucho más largas, e invertir en el cuerpo técnico con entrenadores de fuera, nos multiplica la necesidad y el problema de encontrar vivienda. Es un volumen de gasto muy importante al cabo del año, además es una inversión que de alguna manera al final el retorno vuelve, pero no deja de ser un incremento de los costes».
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Red de pisos
Son varios factores a tener en cuenta. «El problema más grave es que hay muy pocos pisos en alquiler, cuesta muchísimo encontrarlos y dentro de lo que hay tratamos de que cumplan los requisitos que mejor se adaptan a nosotras. Intentamos que no sean de dos habitaciones, sino que sean de tres. Que todas las habitaciones tengan camas grandes, que muchas de nuestras jugadoras no son pequeñas», admite Garmendia.
Todos los clubes coinciden en que tratan de tener una red de pisos con los que ir renovando los contratos todos los años o que estos sean de larga duración. «Quedarte de un año a otro sin un piso es un problema y un quebradero de cabeza. Tenemos pisos que tenemos ya hace muchos años y hay algunos que tenemos, bueno, pues porque, yo qué sé, pues tenemos algunos que llevábamos ya con él, pues no sé, igual tiene ocho años y eran siete o eran diez, y que él se venía a vivir aquí, y entonces hemos tenido que cambiar, entonces algunos hay nuevos, pero bueno, la mayoría intentamos mantener ahí pisos que tenemos desde hace muchísimos años».
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«Nosotros llevamos unos años con bastante estabilidad, con una red de conocidos que nos van cubriendo, pero somos conscientes de que ante la situación actual todo puede cambiar. Si por ejemplo te toca que la temporada empiece pronto y tienes que volcar bastante pretemporada en agosto, pues olvídate, eso ya es un auténtico drama para el club», descubre Muguruza.
Lo mismo le ocurre al GBC. «Este año no han entrado en los pisos hasta septiembre, durante agosto han estado todos concentrados en Olarain. Es imposible pagar alquileres en agosto, y además tenemos acuerdos con algunos pisos que durante los meses de verano los utilizan para alquiler vacacional, eso para algunos propietarios es un plus, les encaja mantener el contrato con nosotros durante el infierno», apunta Zubizarreta.
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