Juegos Olímpicos Tokio 2020

Maialen Chourraut, una medalla de plata al estilo Hitchcock

La piragüista de Lasarte-Oria fue la primera en acabar su trabajo, pero le tocó esperar a otras seis competidoras para sellar la plata

Iñigo Aristizabal

Martes, 27 de julio 2021, 08:13

Cualquier medalla, todas las medallas, merecen ser celebradas, pero hay formas y formas de subir al podio, de conseguir una soñada presea. Y ayer Maialen ... Chourraut consiguió su tercer podio olímpica al estilo Hitchcock, con suspense. Porque hubo que esperar a ver lo que hacían las demás para confirmar su segunda posición.

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Su trabajo en la semifinal fue sobrio. No iba a echar por tierra todo lo trabajado tocando una puerta y perdiendo el pase a la final. Como le pasó por ejemplo a la eslovena Eva Tercelj, la eslovaca Katerina Midajik Kudejova o la brasileña Ana Satila, que quedaron fuera de juego a pesar de estar entre las diez mejores sobre el papel. No en vano tenían los dorsales 3, 7 y 8, que indican su posición en el ranking entre las que han competido en Tokio. A Chourraut lo que le importaba -como siempre en las pruebas internacionales- era entrar en la final. Y luego, «a jugar», como suele decir.

Como su tiempo de la primera bajada no fue de los mejores, la lasarteoriatarra salió de las primeras en la final. Concretamente, la cuarta. Y bajó bien, de menos a más, siempre con el máximo cuidado de no tocar ninguna puerta en el exigente canal japonés.

En el primer crono estaba 21 centésimas por detrás del mejor tiempo. Bien, pero quedaba mucho. Mediado el recorrido se enganchó camino de la puerta dieciséis, que había que cruzar contra la corriente, y en el segundo crono estaba 2''36 por detrás de la referencia. Mala señal, no ya por ir por detrás y tanto, sino sobre todo porque después iban a venir seis piragüistas más.

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Sin embargo, Chourraut sacó lo mejor de sí misma en la famosa hora H del día D y en el instante preciso. Su reacción en el último tercio de la bajada le hizo mejorar considerablemente el tiempo (2''35 mejor), que ya pasó a ser el de referencia para las competidoras.

La tensa espera

Tras salir del agua, con el liderato provisional en el bolsillo, a la guipuzcoana le iba a tocar esperar y ver de qué eran capaces sus rivales. Se repitió la historia de Londres'2012, cuando salió segunda en la final, marcó el mejor tiempo pero sin que hubieran bajado ocho piragüistas. Entonces solo la superaron la francesa Fer y la australiana Fox.

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Galería. Las imágenes del triunfo. afp / efe

En cambio el desarrollo de la final de Río'2016 fue distinto, pues en aquella ocasión participó en antepenúltima posición. Allí no hubo ni suspense ni nada que se le pareciera, pues su tiempo fue sideral y, como mínimo, tenía asegurada una medalla, que al final fue de oro, seguida de la neozelandesa Jones y la australiana Fox.

Ayer tocó la versión del suspense, la de ver desde tierra las evoluciones de las competidoras. Quedaban por bajar los dorsales 1, 2, 4 y 6 -ella llevaba el 5-, las mejores del mundo salvo las que habían caído en la semifinal. La británica Woods iba mal y además se saltó una puerta. La neozelandesa Jones, única con la que ha coincidido en las cuatro olimpiadas, casi volcó y quedó por detrás. La italiana Horn hizo una gran bajada. Hubo que contener la respiración y ver que finalmente quedaba treinta centésimas por detrás.

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Llegó Funk, la alemana que estaba como segunda máxima favorita para la mayoría. Tercera y quinta en los últimos Europeo y Mundial, fue de menos a más y mejoró en 1''23 el crono de Chourraut, bajándola al segundo escalón.

En ese momento, había dos más en espera, por lo que la guipuzcoana estaba en el límite de tener o no tener una medalla. La eslovaca Mintalova quedó un segundo por detrás (después le sumaron 50 más por haberse saltado una puerta), por lo que el podio estaba asegurado, con el escalón por determinar.

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Conociendo a Jessica Fox se podía esperar que Chourraut bajaría un peldaño, pero la estrella australiana no acertó. Un toque pronto, problemas de navegación y aún así era capaz de marcar el mejor tiempo en el segundo parcial. Pero llegó otro toque, más problemas y acabó diez centésimas por detrás de la guipuzcoana, que pudo así celebrar el podio y su tercera medalla, curiosamente la que le faltaba en la colección.

«No me lo creo» es lo único que ha acertado a decir la leyenda nada más terminar la prueba. El primer recuerdo como no podía ser de otra manera ha sido para su hija Ane. «Estos juegos han sido especial. Estoy deseando de ver a mi hija y coger el avión y volver para casa», remarcaba con una sonrisa que tardará varios días en desaparecer de su rostro.

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